Capítulo 41

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Aun no lograba decidir si este había sido un día malo o bueno, por un lado, las cosas con Caro habían vuelto a la normalidad, ahora éramos tan amigos como antes y por el otro lado estaba el accidente de su tobillo y para empeorarlo mi coche aún seguía en el taller así que habíamos tenido que caminar en medio de la lluvia y los charcos

Lleve a Caro al departamento ya que era el lugar más cercano, desde ahí llamaríamos a un taxi para que la llevara a casa. Fui a mi habitación por algo de ropa para que se cambiara, no quería que se enfermara ya tenía suficiente con su tobillo, el doctor había dicho que se trataba de un esguince leve, así que tendría que descansar, ponerse hielo en el tobillo y hacer presión, además debía mantenerlo elevado para evitar que la hinchazón empeorara

Le entregue algo de mi ropa a Caro para que se cambiara y se sintiera más cómoda, la ayude a llegar al baño y después decidí hacer chocolate caliente mientras llamaba al servicio de taxis para que pasaran a recogerla, desafortunadamente con la lluvia no había ningún carro disponible

Caro salió de mi habitación mientras yo hacia el tercer intento para conseguir que la llevaran a casa. Mire por la ventana como la lluvia continuaba cayendo, no había relámpagos ni truenos, pero la lluvia se había vuelto intensa haciendo que el tráfico de la ciudad se volviera un caos

– ¿Está todo bien? – Caro estaba recargada en el marco de la puerta observándome

– Parece que tendrás que quedarte esta noche – Corte la llamada y guarde el teléfono – No hay servicio, las calles están inundadas y no se dan abasto con tantas llamadas

Caro cruzo los brazos y frunció el ceño, sabía que no cedería tan fácilmente, pero era lo único que podíamos hacer, la lluvia seguía cayendo y se veía que así seguiría hasta el amanecer. Podríamos continuar llamando hasta encontrar algún taxi disponible, pero lo más probable es que fuera demasiado noche cuando eso sucediera y no creo que los padres de Caro estén felices de verla llegar en un taxi a media noche

– Mañana no habrá grabaciones – Insistí – Podrías quedarte, yo no tengo ningún problema

– No puedo hacerlo – Se dio la vuelta y camino hacia la sala

– Déjame ayudarte

Me acerque y coloque su brazo sobre mis hombros para que pudiera apoyarse en mí y no se lastimara más

– Mis papás se van a preocupar sino llego a casa

– Podrías decirles que te quedaste con alguna amiga

Alzo una ceja y me miro incrédula

– O podrías decirles la verdad

Sonreí ante su cara de preocupación, sabía que decirles la verdad no era una opción. Caro continúo poniendo objeciones mientras yo intentaba mostrarle las ventajas que le proporcionaría tener un lugar cálido y seco en donde pasar la noche en vez de correr bajo la lluvia en una noche de invierno, finalmente accedió a quedarse

Así que cenamos algo ligero y después decidimos ver una película, Caro escogería cuál quería ver mientras yo traía las palomitas de la cocina, aproveche mi vuelta y tome algo de hielo para ponerle en el tobillo mientras veíamos la peli. Caro llevaba el pantalón de mi pijama junto a una camisa blanca de manga larga, con este clima gélido era lo mejor que pude conseguirle

Tomé las cosas con cuidado y volví a la sala, ella acababa de poner la peli. Tome asiento a su lado, dejando las palomitas sobre la mesa, y tome su tobillo para masajearlo, ella sólo me miro con una sonrisa

– ¿Qué película veremos? – Su sonrisa se hizo más amplia

– No es una película

– ¿Entonces?

Mil tormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora