– ¿Es necesario? – Pregunto nerviosa
Sonreí, era mi tercer intento y aún no lograba convencerla. Pocho se fue a trabajar desde hace una hora, después de eso nos dedicamos a lavar los platos y acomodar la cocina hasta que finalmente terminamos en la sala. Hoy por la mañana se me ocurrió una forma para ayudarla a perderme el miedo, espero que funcione
– Me gustaría que dejaras de temblar cada vez que te toco
Ella se removió incomoda en su asiento mientras yo no dejaba de mirarla tratando de descifrar sus pensamientos
– ¿Por qué te resulta tan incómodo? – Pregunte con curiosidad – ¿Tanto miedo me tienes?
– No es eso – Dijo evadiendo mi mirada – Es que no estoy acostumbrada a dejar que las personas se acerquen tanto a mí
– Mike siempre está abrazándote – Dije frunciendo el ceño
Sé que son amigos, pero nosotros también lo somos y aun así tiembla cada vez que la toco, Gastón también es su amigo pero no lo veo todo el día pegado a ella, ni siquiera Lio era así
– Somos amigos – Sonreí con sarcasmo – Los amigos hacen eso
– ¿Entonces yo no soy tu amigo?
– Si, pero es diferente
– ¿Por qué? – ¿Cuál era la diferencia entre él y yo?
¿Qué era eso que Mike tenía y yo no? ¿Por qué él podía abrazarla y yo no? Quizá ella estaba interesada en él y por eso eran tan cercanos, aunque es poco probable, si él le gustara no habría aceptado fingir ser mi novia, a no ser que quiera darle celos
– Bien – Dijo sacándome de mis pensamientos – Pero no quiero que me veas
– ¿Qué? – Sonreí
– Me pongo nerviosa al sentirme observada
– ¿Y cómo se supone que...
– No es necesario que me mires para tocarme – Dijo interrumpiéndome – Yo puedo guiarte
La mire con desconfianza pero no insistí, sabía que era lo mejor que podía conseguir así que busque algo para vendarme los ojos, no estaba muy seguro de qué tan bien funcionaria pero estaba dispuesto a intentarlo. Una vez que me vende los ojos me quede quieto esperando, pero ella no hizo nada
– ¿Caro? – Pregunte acercando mi mano al lugar donde estaba
Quizá se había arrepentido y aprovechando mi falta de visibilidad decidió huir, antes de poder tocarla tomo mi mano, sentí como una corriente eléctrica recorría mi brazo desde la parte en que nuestras manos hicieron el primer contacto, quizá como no podía ver el resto de mis sentidos se habían agudizado, resistí el impulso de soltarme de su mano y deje que continuara
Caro coloco la palma de mi mano sobre su mejilla y retiro su mano, podía sentir su calor atravesándome la piel y llegando hasta mis huesos, me gustaba esa sensación. Con cuidado me acerque un poco más a ella para poder tocarla, con el pulgar acaricie su mejilla y sentí como sonreía, sin poder evitarlo sonreí de vuelta, comencé a recorrer su rostro con mis manos hasta llegar a sus labios
Fui su primer beso, imágenes de aquel día invadieron mi mente, aún podía recordar su sabor. Recorrí su labio inferior con el pulgar mientras me mojaba los labios deseando poder repetirlo, Caro se estremeció y se alejo
– Perdón – Susurre tratando de disculparme – No volveré a hacerlo
Me golpee mentalmente, no quería que se alejara pero tampoco podía obligarla a quedarse, me quede quieto esperando a que me dijera algo, ella solo tomo mi mano y me dio un leve apretón, eso fue suficiente para mí. Sonreí y la abrace, ella se quedó quieta mientras lo hacía, yo sólo la apreté contra mi pecho y bese su pelo
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Mil tormentas
Hayran KurguAgustín está confundido en medio de un amor platónico y la chica que lo hace sonreír, siente algo especial por ambas pero aún no logra descifrar qué es. ¿Será capaz de descubrirlo antes de que el amor de su vida se escape entre sus dedos? Para ella...