2º Juicio de Amor. Saga Hermosos Amores

CAPÍTULO 3

¡Hola mis queridos girasolillos! 

Espero se que encuentren bien, y que no me estén odiando por haber ¡SUPER RETARDADO! la actualización de esta novela. Pero en verdad he andado super estresada y apura con la universidad, el ser maestra los fines de semanas, y la verdad me han pasado muchas cosas los últimos meses. espero que les guste este capitulo, espero que cada vez se unan más personas a esta historia, y que sigan apoyando mis humildes relatos....

Saludos girasolillos, espero sus votos y comentarios.... :) 

---------------------------------

Bianca

—¡Ya te hemos dicho que no Joseph! — esa es la voz de la madre de Joseph.

—Pero yo quiero ir a ver cómo está la mujer que amo – la voz de Joseph se escucha débil, lo pude notar.

—No puedes, y no vas a ir a buscar a esa mujer, ¡Estas delicado! — dice de nuevo su madre.

—Mamá, por favor... — alarga la última palabra.

—¡No! Y es mi última palabra — eleva la voz — Estuviste ¡Muerto! — llevo mi mano a mi boca para poder ahogar un grito en ella.

Estaba por entrar a la habitación, pero me detuve en la puerta al escuchar como discutían Joseph y su madre. Es por ello que me he quedado aquí afuera escuchando como discuten.

> Si, sé que está mal escuchar detrás de las puertas las conversaciones ajenas, pero no lo puede evitar, en mi defensa su madre habla muy alto. < — Me digo mentalmente.

—Madre, no empieces - la voz del hombre que amo se escuchaba muy débil.

—¡¿Que no empiece?! — vuelve a gritar la señora — Joseph ¡Tu corazón dejo de latir por unos minutos camino al hospital!, como no voy a empezar, no tiene una idea de lo que sentí en el momento en el que me dijeron que estabas luchando entre la vida y la muerte. — las palabras de la señora salen entrecortadas.

Para este punto de la discusión, mis lágrimas ya están bajando por mis mejillas, una fuerte punzada se hizo presente en mi pecho, un dolor que me resultaba insoportable, un pesar que me impedía respirar con normalidad, me siento muy débil en estos momentos. Mas, sin embargo, a pesar de todo eso que estoy sintiendo, me mantuve inmóvil y en silencio delante de aquella puerta.

—Escucha, Joseph — se puede escuchar el largo suspiro que da la madre de mi chico — Sabes que le tengo un gran cariño a esa muchacha, pero está vez tienes que ver más por ti, que por ella — el silencio se hace presente dentro de la habitación — Y no digo que no te preocupes por ella, sé que la amas, pero desde que estas con Bianca, no haces nada más que sólo piensas en ella, la apoyas e impulsas a que siga sus sueños y metas, te alegras mucho por sus logros y porque como su pareja de ella la apoyes incondicionalmente — escuchó como los tacones de ella chocan contra el piso de madera, supongo que está caminando para acercarse a él. — Pero dime ¿Qué hay de ti? — frunzo el ceño al escuchar tal pregunta. — Es cierto que te ves y eres feliz con ella, lo sé de sobra cariño, y soy testigo que por ella has cambiado muchas cosas de ti — aquello me saca una ligera sonrisa — Pero también soy consciente que desde que estas con ella, TU no has luchado por tus sueños — enmarca la palabra Tu. — Dime ¿Dónde quedó ese sueño de viajar por el mundo? Tardaste años planeando tu recorrido — eso sí que era cierto.

En varias ocasiones me dijo que quería que hiciéramos ese viaje juntos, pero por mis estudios finales, y que había empezado a con mis pasantías en un buffette de abogados, no lo hemos podido hacer.