CAPÍTULO 20

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Universal...

En el camino a la casa de los padres de Bianca, Joseph no perdió oportunidad para comenzar una conversación.

—¿Cuánto tiempo llevas trabajando para Thompson? — pregunta dándole una rápida mirada a la castaña.

—Desde hace un par de meses que lo he asesorado en algunos contratos, pero oficialmente solo un par de semanas — responde con la vista fija al frente — Trabajaba en un importante bufete en Nueva York, pero como James necesitaba todo mi tiempo para el departamento legar de sus dos empresas, tuve que renunciar — sus ojos se conectaron un segundo — Y, a decir verdad, me va muy bien trabajando con él — ella se dedica a mirar por la ventanilla.

—¿Y qué paso con tus padres? ¿De qué solicitud hablaste? — pregunta con cautela.

La castaña se queda en silencio durante unos minutos, cuando Joseph pensó que no le contestaría, y está por hablar de nuevo, ella le gana.

—Mis padres quieren adoptar a tres hermanos que están en una casa hogar — confiesa finalmente — Ayer han llenado la solicitud, y a menos de una semana de haberla metido, ya tiene dificultades — suspira con frustración.

—Todo va a salir bien, Bianca — acaricia el muslo de ella de arriba – abajo.

Aquel gesto hizo que el cuerpo de ambos reaccionara, Joseph la miro un segundo para después regresar la vista al camino, pero no puede negar que, si cuerpo ha reaccionado a su acción, se erizo su piel, y ni hablar del alboroto que ha generado en sus pantalones.

Por otro lado, el hecho de que la mano del hombre que más ha amado en su vida, este sobre su muslo, acariciando la piel del mismo, ya que, su falda de tubo debajo de la rodilla, se había subido unos centímetros arriba de las rodillas.

Su cuerpo reacciono al instante de que los dedos de él rosaran la piel de su muslo, en su estómago comenzó una guerra de mariposa, sus piernas y brazos se estremecieron, sus mejillas se sonrojaron, y un incendio comenzó a recorrer todo su cuerpo. A pesar de removerse incomoda en su asiento, Joseph no quitaba la mano de su muslo.

Lo que resto del camino, permanecieron en silencio, Joseph solo quitaba su mano cuando hacia el cambio en la palanca, pero volvía a regresar su mano al muslo de ella.

Cuando llegaron a su destino, Joseph estaciono el auto frente a la casa, apaga el auto y se dispone a salir y ser un caballero, abriendo la puerta a Bianca, le ayudo a bajar agradeciendo el gesto de caballerosidad de él.

Bianca abrió la puerta que da al jardín, e invito a pasar a pelinegro. Tenía años de no pisar esa casa y mucho menos de ver a los que alguna vez llamo suegros.

—Pasa — la abogada le brindo el paso al pelinegro, ya se encontraban en la puerta de la entrada.

—Gracias — se limita a decir Joseph mirando todo a su alrededor con curiosidad.

—Espera aquí un segundo, iré por algo a mi habitación — le avisa dejando su bolso en el sofá, llevando con ella únicamente el portafolio de trabajo.

La castaña sube las escaleras, y se dirige a su habitación, deja el portafolio, y agarra la pañalera que ha hecho para la pequeña Salomé, alguna de la ropa que compro con su amiga ayer estaba en aquella pañalera, no guardo toda porque pensaba tener otra vez a la pequeña. Al tener la maleta de la bebé en el hombro fue en busca de sus padres, a quienes no les fue difícil encontrar, ya que las risas provenientes de la habitación de ellos le dieron la señal que necesitaba para encontrarlos.

—¿Qué hacen? — pregunta la castaña en cuanto entra a la habitación.

—Hola cariño — saluda su madre muy sonriente — Le estamos haciendo cariñitos a los pequeños — responde dándole una rápida mirada.

2º Juicio de Amor. Saga Hermosos AmoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora