Universal
Aquella noche se había convertido en la peor para la abogada y para los que la aman. Pues ocurrió lo menos imaginable.
—Señorita Bianca, ¡Al suelo! — la exclamación de un hombre que estaba a metros de ella la alarmo, y segundos después lo pudo reconocer como uno de los guardaespaldas de James su ceño se frunce con confusión ante sus palabras y su presencia.
—¿Qué...? — la abogada se gira sobre sus talones al percatarse de que el guarda espaldas saco su arma de alguna parte su cinturón.
El eco de dos disparos consecutivos, altero a las personas que caminaban delante de la abogada despertando el pánico en ellas y haciendo que corrieran hasta estar en el estacionamiento.
A pesar de que la escena paso de manera rápida, ella lo pudo sentir en cámara lenta, pues fue capaz de sentir como la bala desgarraba la piel de su abdomen penetrando hasta su interior, de inmediato un frio escalofrío recorre todo el cuerpo de la abogada, mientras se debilita, la temperatura baja y sin poder evitarlo el dolor en su abdomen se hace presente. De manera instintiva se lleva la mano hasta la herida, su mano se llena de sangre, sus ojos se abren ante la sorpresa y el dolor de la herida.
Sus oídos escuchan a lo lejos el sonido de más disparos, pero esta vez no es para ella, pues en esta ocasión pertenecen al arma del guardaespaldas de James, quien les disparo al hombre que le había disparado a la abogada, y afortunadamente tenia una buena puntería, pues lo había herido en dos ocasiones una en la pierna y otra en el brazo, aquel tipo iba acompañado de otros dos, quienes, al intentar dispararle al hombre, resultaron igual de heridos que su compañero.
Mientras los disparos en el muelle siguen, la castaña maldice mentalmente ante el dolor que experimenta su cuerpo en este momento, la debilidad en cada parte de su cuerpo la obligan a caer de rodillas en el suelo de madera, con su mano presionando la herida, le es imposible pronunciar palabra alguna, de sus ojos salen lágrimas, sus parpados le comienzan a pesar y la debilidad aumenta. Bianca deja caer su cuerpo a un costado, quedando completamente tendida en suelo de madera. Sus oídos no son capaces de escuchar al cien por ciento lo que pasa a su alrededor y su vista se nubla, provocando que solo vea la silueta borrosa del guardaespaldas del esposo de su amiga, apenas es consciente de que los labios de aquel hombre se mueven, pero la pesadez de sus parpados es tan fuerte que terminan cerrándose por completo.
—¡Señorita Bianca, despierte! —exclama Roberto, el guardaespaldas.
Con rapidez y aun con su mano izquierda sobre la nuca de la abogada, saca su móvil del bolsillo de su saco y marca a una ambulancia.
Minutos más tarde, cuando está seguro de que el breve llegara una ambulancia a auxiliar a la amiga de su jefe, busca el contacto del mismo en la agenda de sus contactos y marca de inmediato.
—Roberto, ¿Todo bien? — el empresario frunce el ceño al contestar la llamada, pues le parecía raro que lo llamara. En ese momento estaba por ir a la sala con los demás, pues tenía que resolver un asunto de trabajo mediante una videoconferencia, así que decidió ir a la habitación para estar en privado.
—Señor, unos hombres le han disparado a la señorita Bianca, recibió dos balas en el abdomen y esta inconsciente en estos momentos, ya he llamado a una ambulancia y está en camino, al igual que la policía, he logrado herir a los atacantes, y están siendo vigilados por uno de los guardias de alguno de los restaurantes — lo pone al tanto de la situación con rapidez.
—De acuerdo — responde con frialdad, aunque por dentro la preocupación lo absorba — Dile a los paramédicos que la lleven al "IWK Health Centre", les avisare a sus padres y a mi esposa y te vemos haya — comienza su camino hasta donde están todos.
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2º Juicio de Amor. Saga Hermosos Amores
Roman d'amourBianca Brown, una excelente abogada que recide en la ciudad de Nueva York. Brad Thompson, un gran empresario en la misma ciudad. Dos personas muy diferentes, que después de haber pasado buenos momentos juntos, donde no sólo el interés de placer est...