Capitulo 2

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(Harry en multimedia)

N/A: Aclaro que no es necesario imaginarlos 

de esta manera, 

así es como los imagino yo.

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si os ha gustado y comentar 

las partes que os provoquen hacerlo. xx

Justo cuando estaba teniendo un sueño precioso dónde estaba a punto de convertirme en la mejor cirujana del mundo, desperté gracias a pequeñas gotas cayendo sobre mi cara de una forma muy molesta. Cuando abrí los ojos y me encontré cara a cara con el causante de eso —y aún encima sonriendo—, se me crisparon tanto los nervios que me desperté de una.

—¿Se puede saber... —me senté mirándolo de la forma más asesina posible— qué coño estás haciendo!? —chillé.

—Escurrir un paño mojado en tu cara para despertarte. —siguió sonriendo— Te estaba llamando y ni te inmutabas. Inclusó te zarandeé varias veces. Parecías muerta. Tenía que hacer algo. —frunció sus hombros.

Realmente estaba intentando incinerarlo con la mirada. De verdad que esperaba tener algún tipo de poder que desconocía y que ahora que estaba tan enfadada saliese a la luz contra él. Pero él seguía delante mía como si nada, con una sonrisa divertida que me gustaría destrozar de una patada.

Cogí su camiseta por el cuello de un puño y lo acerqué a mi cara.

—Óyeme bien Ken de pacotilla... No sabes en dónde te estás metiendo.

Una risa profunda y varonil que conocía muy bien se escuchó desde la entrada al salón.

—La has despertado. Error de principiantes. —habló mi padre.

Solté su camiseta pero no sin darle una última mirada amenazante. Harry sin embargo seguía con su mirada divertida que hacía que me enervara. En seguida me levanté y fui hacia la cocina decidida a no prestarle atención por lo menos hasta que mi mente estuviera lo bastante despierta como para planear mi próxima jugada contra él.

***

A la hora de la comida Ruby, mi queridísima madrastra, apareció en casa de mi padre después de un viaje de negocios a Italia. Mi querido padre me obligó a quedarme a comer después de que mi madre aprovechó mi ausencia para ir a comer con sus amigas, además de que según él ya era hora de que pasara más tiempo con ellos. Yo que pensaba que vernos de vez en cuando era suficiente cuando ya tenía a su querida familia. Ruby hizo la que se alegraba de que estuviera aquí de vuelta y soltó el típico comentario después de tiempo sin vernos:

—¡Cuánto has crecido!

Y

—¡Que guapa estás!

Pero estaba segura de que en realidad no le importaba mucho. Nunca me ha tratado mal, no es la madrastra mala ni nada parecido, es tan simple cómo que nunca me ha tratado. En mi vida la habré visto unas cuantas veces y solo habremos cruzado dos palabras cada vez. La mayoría saludos.

—¿Y que estás estudiando Isabella?

Lo bueno de ella es que sabía guardar las distancias. Ya que no había tenido nunca ningún acercamiento conmigo no se tomaba demasiadas confianzas como por ejemplo mi nombre. Nadie de mi entorno me llamaba nunca por mi nombre completo sin embargo ella sea por educación, porque no le gustan los apodos o porque sabe que no debe tomarse esa confianza conmigo, sí lo hacía y lo agradecía. De lo contrario podría llegar a odiarla un poco más por eso.

Para tanto y más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora