Capitulo 18

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El sonido de mi móvil me despertó, anunciando que alguien me estaba llamando y como me encontraba confundida sobre mi paradero actual y no podía distinguir de donde provenía el sonido, no me dio tiempo a descolgar. Acostumbré la vista a la oscuridad de la habitación y gracias a la poca claridad que entraba por las ventanas debido a las farolas de la calle, descubrí que estaba en el salón. Al parecer me había quedado durmiendo viendo la televisión y esta se había apagado automáticamente.

Mi cerebro despertó por completo y volvió a funcionar.

Después de aquel inesperado y fatídico encuentro con Ken mafioso, no pensaba dormir con él en una misma habitación. Lo admito, me dio miedo, casi me cago encima.

Cuando una persona te asegura que alguien es un asesino y tú no te lo crees pero luego ese alguien te amenaza; ¿Qué deberías pensar? Exacto, corre perra corre.

—Isabella.

Una voz masculina me hizo caer del sofá no sin antes haber emitido un ridículo grito destroza tímpanos. Asomé la cabeza por encima del sofá y lo encontré ahí de pie con los brazos cruzados mientras me miraba confundido.

—¿Se puede saber qué haces durmiendo ahí, jovencita? —preguntó mi padre, no muy contento.

Llevé una mano a mi pecho, aliviada. Puede que mi padre no me haya contado muchas cosas pero era imposible que él estuviese implicado o que encubriese a un asesino por muy enamorado que pudiese estar de la madre de éste. ¿No? Harry podría haber engañado a mucha gente incluyendo a Ruby y a Gabriel. En esa época tenía la ventaja de ser un crío y tener un padre horrible. Seguro que el papel de víctima lo tenía controlado. Dios, ¿y si era un psicópata?

Pero aún me faltaba mucha información. Necesitaba ubicar a mi padre y a Ruby en esta historia. Necesitaba saber si entonces se culpó a alguien del asesinato de Eva o este se quedó sin resolver. ¿A cuantos años condenaron a Donjoe? ¿Harry iría a verlo?

Si te metes en mi vida, así es como acabas.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Si seguía investigando, ¿sería capaz de hacerme daño?

—¿Me vas a contestar? —Se acercó esta vez, impacientándose—. ¿Hay algo que deba saber Bella? Espero que no sea porque te has pasado la noche viendo la televisión.

Él vestía un conjunto clásico de pijama azul, su favorito. No lo hacía ver tan imponente como normalmente pero sus facciones siempre habían sido muy marcadas, la poca barba que tenía le añadía dureza y sus ojos rasgados siempre parecían juzgarte.

Tenía que pensar algo rápido, pero la manta en el sofá y el pijama me delataban. Y no podía contarle lo que acababa de pasar con Harry. Llamadme paranoica pero por mucho que quiera que mi padre lo repudie, sabía que no serviría de mucho mi palabra y que el Ken Mafioso podría hacerme daño por delatarle ante mi padre.

¿Pero qué digo? Este chico se creía la gran mierda y no llegaba ni a peo. No tendría miedo de alguien que jugaba a juegos frikis y se rascaba los huevos mientras lo hacía. Seguro que todo esto tenía una explicación y yo daría con ella.

—Harry y yo hemos discutido. —Puse mi mejor cara de cachorrito abandonado—. Creo que no le caigo bien.

Me levanté del suelo y me senté en el sofá, con la cabeza gacha. Si mi padre se creía todo lo que venía a continuación, me replantearía mi carrera.

—A ver, ¿qué ha pasado? —suspiró sentándose a mi lado.

Era consciente de lo difícil que iba a ser ponerle en contra de Harry, pero poco a poco. Con tiempo y paciencia todo se puede.

Para tanto y más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora