La charla con mi madre no fue del todo mal. Lo que andaba mal eran las ganas que tenía de ir a casa de mi padre para disculparme con él y con Harry por lo que había pasado la última vez que los vi, que eran nulas.
Después de decirle a mi madre que quería ir a casa de mi padre este verano y arreglar las cosas, me dijo que antes de hacerlo tenía que hablar con mi padre y pedirle disculpas a Harry. Tuve un berrinche y de los vergonzosos, sí, pero disculparme con Harry era peor para mí. Sin embargo mi querida madre quería quedarse tranquila, ver si de verdad no iba a ser un verdadero desastre dejarme en esa casa. Así que me encontraba preparándome para ir allí, tanto física como mentalmente. Después mi padre y yo tendríamos que hacerle un informe detallado de lo ocurrido a mi madre.
—Tu padre ya está aquí, ¿estás lista? —me preguntó mi madre desde la puerta de mi habitación.
Lista lo que se decía lista, no. Pero no me quedaba de otra. Sobre todo porque parte del trato era que después de esto, cenaríamos con Tom. Tenía ganas de conocerlo para saber con quién estaba dejando a mi madre todo el verano y si resultaba bueno, quería que mi madre fuera feliz así que no quería fastidiarselo.
—Sí, ya voy.
Suspiré y me miré por última vez en el espejo. Había elegido un look lo suficientemente "niña inocente" para que la disculpa fuese rápida, creíble e indolora.
Al salir vi a mi padre dentro de su coche en marcha, esperándome. Estaba sintiendo como se acercaba el arrepentimiento pero mi madre vino hacia mí sonriendo y me dio un beso de despedida. Lo haría por ella.
—Estoy muy orgullosa de ti por esto. —me abrazó y yo me sentí una mierda— Ya estaba orgullosa de ti por lo inteligente que eres pero que intentes hacer las paces con tu padre, me demuestra mucho.
No dije nada. No sabía ni qué decir. Solo le di un beso y le dije que la vería luego. Ni si quiera le di las gracias porque todo era mentira.
***
Mi padre y yo no hablamos en todo el trayecto hasta su casa que por suerte no era muy largo. Solo nos saludamos pero nada más. Sí que había sentido como me miraba algunas veces, quizás esperando una palabra de mi parte o pensando algo que decirme. Pero al entrar a su casa fuimos directamente a la cocina y me habló para decirme si quería una coca-cola.
—No, no me apetece. —dije sentándome en un taburete de la barra.
Mi padre asintió. Se creó un momento tan incómodo que ninguno de los dos sabíamos hacia donde mirar ni qué hacer. Entonces pensé que la coca-cola hubiese sido una buena opción, al menos así tendría las manos y la boca ocupada.
Al final mi padre, que estaba al otro lado de la barra, fue el primero en romper el hielo.
—Tu madre me ha dicho que querías pasar aquí el verano.
Asentí pero mentalmente puse los ojos en blanco. Obviamente se lo había dicho, por eso había ido a recogerme, por eso estaba aquí.
—Quiero arreglar las cosas y pasar más tiempo contigo.
Era más fácil pensarlo que decirlo. Casi me dieron ganas de vomitar. Pero a mi parecer sonó creíble.
—Me parece genial y me pone muy contento. —sonrió y agarró mis manos por encima de la barra— Respecto a lo de ayer... Me contó Harry que se le escapó el plan que teníamos tu madre y yo. Lo siento. De verdad que te lo íbamos a decir antes de nada y no iba a ser repentinamente. Tampoco todo el verano, solo el tiempo que tú decidieses. —apretó mis manos suavemente— Siento cómo me puse después también.
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Para tanto y más ©
Novela JuvenilIsabella y Harry no se soportan. Se provocan y discuten, discuten y se provocan. Pero teniendo en cuenta que les ha tocado ser familia cuando no han pedido serlo, es normal, ¿no? Hermanastros, ni siquiera eso era válido para Isabella. No quería tene...