Harry abrió la puerta con cuidado de que mi padre no viera el desastre de habitación y tras salir ambos ante la mirada cabreada de mi padre, volvimos a cerrar la puerta.
—¿Me podéis explicar qué estaba pasando ahí dentro?
Mi padre habló con voz calmada pero severa. Él era mucho mejor que yo aguantando el genio aunque sabía que le estaba costando horrores.
Lo miraba a él y no a mí, esperaba una respuesta por parte de Harry.
—No quería hablar conmigo por eso nos había encerrado.
Una excusa un poco pobre pero me daba igual, yo no iba a quedarme aquí.
—Pero al fi-
—Me gusta Harry. —lo interrumpí y llamé la atención de mi padre.
—¿En serio? —mi padre me miró incrédulo— Eso está bien entonces, sabía que tarde o temprano os llevaríais de maravilla.
Harry me miraba confundido y mi padre no estaba pillando realmente lo que le quería decir.
—No, papá, quiero decir que Harry me pone a cien.
Lo solté un poco más agresiva de lo que tenía planeado. Oí a Harry maldecir a mi lado. Yo solo miraba a mi padre a los ojos directamente, casi sin pestañear. No pensaba quedarme aquí todo el verano.
—Me pone muy cachonda. Quiero acostarme con él.
Mi padre estaba en shock, Harry me miraba con los ojos como platos pero yo no pensaba parar.
—Quiero que me bese, en la boca, en el cuello, en el pecho, en el estómago. ¡Quiero que sea el primero en hacerme el amor! —chillé con las lágrimas a punto de salir de mis ojos, yo no iba a quedarme aquí— ¡Me gusta mucho, papá y no lo puedo-
Callé y cerré los ojos esperando la hostia de mi padre pero no llegó. Hizo el amago, me asustó, pero no llegó. Mi padre nunca en mi vida me había levantado la mano, esta era la primera vez pero la hostia no había llegado.
Lloré como una niña pequeña después de mucho tiempo. La última vez que lo hice fue en el divorcio de mis padres.
Mi padre me cogió del brazo con bastante agresividad y me llevó abajo. No dijo nada, yo sollozaba y a Harry ni siquiera lo miré pero suponía que se había quedado arriba, alucinando con el espectáculo que había creado. Él sabía que todo lo que había dicho arriba no era verdad y mi padre también.
Me dejó sollozando en la entrada. Por suerte no vi a Ruby por ninguna parte pero seguramente había escuchado algo de lo que estaba pasando. Mi padre volvió a aparecer con las llaves de su coche en la mano y agarrándome de nuevo me sacó a rastras de la casa. Ya había dicho que no iba a quedarme aquí, costase lo que costase.
Aparcamos delante de la puerta de mi casa. Mi madre ya había llegado pues su coche se encontraba fuera. Bajé deprisa del coche, no queriendo aguantar ni un minuto más la tensión y el silencio que había entre nosotros. Oí como mi padre, quien le tenía un aprecio sobrenatural a su coche, cerró de un portazo y pronto alcanzó mi paso y esperó a que abriese la puerta.
Mi madre estaba sentada en el sofá junto a un hombre que no conocía pero me dio igual, ni si quiera me fijé en él, solo corrí hacia ella llorando y esperando su abrazo.
—Corazón, ¿qué ha pasado? —me abrazó muy preocupada y sé que por encima de mi hombro miró a mí padre pidiendo una explicación.
—Siento interrumpirte Melissa pero tu hija se viene conmigo en este instante.
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Para tanto y más ©
Teen FictionIsabella y Harry no se soportan. Se provocan y discuten, discuten y se provocan. Pero teniendo en cuenta que les ha tocado ser familia cuando no han pedido serlo, es normal, ¿no? Hermanastros, ni siquiera eso era válido para Isabella. No quería tene...