(Lo siento muchísimo si en vez de guiones largos en los diálogos veis cortos pero es que Wattpad se empeña en llevarme por la calle de la amargura y a veces me los cambia)
La tarde con Finn estaba siendo estupenda. Tan estupenda que ni miraba el móvil ni me preocupaba de la hora que era. No quería volver aunque tendría que hacerlo en cualquier momento. Alargaría esta tarde todo lo que pudiese y más.
Ambos estábamos sentados en un banco en el paseo de la playa de San Juan tomando un helado que habíamos comprado por ahí cerca. Sobre la hora en la que nos encontrábamos el sol ya no estaba tan alto y por lo tanto no hacía tanto calor. De hecho se había levantado una brisa fresca y estar fuera era placentero, algo que poco ocurría un verano en Alicante.
Estábamos contemplando el mar, escuchando las relajantes olas y oliendo ese característico olor a playa.
—¿Tan horrible es Harry como lo pintas? Ni siquiera lo conoces de verdad, B. —Me reprochó.
Desde luego Finn sabía cagar un momento tan hermoso.
—No voy a discutir sobre eso contigo, ¿sabes por qué? —Era una pregunta retórica ni siquiera dejé que contestara—. Porque no hay quién discuta contigo. Me pones nerviosa.
Empezó a reírse y me dió un suave empujón en el costado con su cuerpo.
—Así que te pongo nerviosa, ¿eh? —sonrió y arqueó sus cejas— La verdad es que me lo dicen todas.
Le golpeé juguetonamente el brazo con mi puño riéndome de su comentario y él encontrándose divertido se vengó haciéndome cosquillas provocando que mi tarrina de helado cayese a la arena. Ambos paramos y estaba segura de que mi cara era un meme en toda regla en esos momentos.
Miré a Finn quién puso su mejor cara de inocente apartándose de mí.
—¡Me debes un helado!
Él se hizo el desentendido.
—¿Yo? Yo no tengo la culpa de tu torpeza.
Estaba bromeando pero yo estaba un poquito frustrada por mi helado, la tarrina estaba casi llena antes de que se cayese, apenas había comido nada. En un movimiento rápido cogí su tarrina y la estampé en su nariz. Esta cayó al suelo también.
—De verdad que eres mala. —dijo con un deje de enfado en su voz.
Limpió su nariz y mejillas con sus manos y sin que me lo esperase las pasó por mi cara.
—¿Pero sabes qué? No soy rencoroso y te perdono. —dijo riendo y aún con sus manos sucias acariciando mi rostro.
Seguimos peleando como niños y compramos nuevos helados hasta que después del atardecer fue hora de volver al infierno.
***
Llegué a la dichosa casa de mi padre sobre las nueve de la noche, justo para cenar. Mi padre no se había preocupado mucho pero también porque era un hombre ocupado y casi siempre la pasaba trabajando. Por eso una de las habitaciones restantes era su despacho que ahora compartiría con Ruby ya que yo iba a tener mi habitación donde el suyo. Aún así no había llegado tan tarde como para que mi padre se cabreara.
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Para tanto y más ©
Ficção AdolescenteIsabella y Harry no se soportan. Se provocan y discuten, discuten y se provocan. Pero teniendo en cuenta que les ha tocado ser familia cuando no han pedido serlo, es normal, ¿no? Hermanastros, ni siquiera eso era válido para Isabella. No quería tene...