Para tanto y más ©

Capítulo 19

Me senté en una de las tumbonas, frente a la piscina, la única que estaba bajo una sombrilla, ya que el sol pronto quemaría con fuerza. Había salido al jardín, donde se ubicaba la piscina, porque, ni loca, huiría a llorar en el primer sitio dónde Harry, podía encontrarme. Además, necesitaba aire fresco.

Mi móvil no había dejado de sonar, debido a las notificaciones de WhatsApp. Finneas seguía decidido a contactar conmigo, ya que casi nunca se daba el caso de estar más de un día sin hablarnos. Y dado que, él sabía que lo necesitaba para evitar pasar mucho tiempo en esta casa, hacía la situación todavía más sospechosa.

A pesar de que Finn podría verme en linea, pulsé en la aplicación para abrir el chat de Thalía. No la llamaría, porque su orgullo no le permitiría contestar, tampoco lo haría por chat, pero al menos cabía la posibilidad de que me leyera.

Antes de escribir, sorbí mi nariz y limpié mis lágrimas. Habían sido producto de la rabia y la impotencia, no del susto. Puede que eso último un poco, pero no dejaría que Harry se fuera de rositas, y yo debía saber la verdad. Por justicia, por mi amiga y por mi familia. Si me hacía daño, solo demostraría su culpabilidad frente a su madre y mi padre, justo como había ocurrido momentos antes. Ruby lo había mirado con sorpresa, pero también con reproche.

"Thalía, lo siento pero necesito que hablemos."
"No confío en Harry, tengo que contarte muchas cosas sobre él"
"Por favor, no estés enfadada"

Esperaba que funcionara. Thalía, al igual que Mona y Kika, era una gran amiga para mí. Nuestras personalidades no casaban, pero podíamos confiar la una en la otra. Cierto era, que Kika y yo no podíamos estar ni un día separadas, lo mismo me ocurría con Finn, porque nuestros gustos eran prácticamente los mismos. Pero eso no significaba que no me importaran igual.

Debía darle la razón en que me había refugiado en ella, tras dejar de hablar con mis confidentes. Cuando tenía algún problema o me enteraba de algo, llamaba a Kika pero no a Thalía, y esa era la principal prueba de que, estaba sustituyendo a mi rubia amiga.

Suspiré cuando pasaron varios minutos y Thalía seguía sin ver mis mensajes.

—Hola. —escuché tras de mí una voz aguda pero dulce, que conocía muy bien.

Cuando me di la vuelta la vi ahí de pie, con uno de sus típicos vestiditos blancos y su cabello rubio recogido en una semi-coleta, esperando ver mi reacción. Pero ni yo misma sabía cómo actuar.

Tanto Kika como Finneas, habían participado en mi vida desde que nací, lo mismo ocurría con Mona y Thalía. Todo porque nuestras madres se hicieron grandes amigas en el instituto y su amistad duraba incluso a día de hoy. Finneas fue el primero por dos años, mis padres lo mimaron demasiado así que nuestro lazo era mucho más fraternal, ya que casi siempre estaba en mi casa, incluso antes de que yo naciera. También influía el hecho de que fuéramos vecinos. Y mi amistad con Kika, fue fuerte e irrompible desde el minuto uno. Siempre inseparables, batallando algunas veces, pero riendo inmediatamente después. Para mí, estaban bautizados como mis hermanos.

Pero entonces, ¿por qué me molestó ese beso? ¿Por qué me sentía traicionada? Lo peor era que no les daba el derecho a explicármelo, porque no quería escucharlo.

—¿Has estado llorando? —Su rostro era tan dulce, que cuando fruncía el ceño de preocupación, la hacía ver todavía más tierna.

Se sentó frente a mí, en otra tumbona a la que sí le daba el sol.

Harry interrumpió nuevamente mis pensamientos, al igual que su futuro encuentro con Thalía, el cuál aún debía resolver para que no se cumpliera. Todo eso, era más importante que cualquier confusión estúpida que pudiera inundar mi mente. Necesitaba a mi mejor amiga para ayudarme a destapar a Harry, o al menos a hacerlo frente a Thalía, antes de que fuese demasiado tarde.