23

1.9K 237 317
                                    

—¡¿Qué?! —grité, separándome de ella un chin para verle la cara.

—Como escuchaste —confirmó Ashton lo que acababa de decirme Fiorella, lo que hizo que yo no pudiera contener la emoción y la abrazara el doble de fuerte, brincando pa' arriba y pa' abajo.

No podía creer que de pana fuera verdad. Es que... Naguara. Las venezolanas somos un beta.

Michael, Luke y Calum se rieron al verme dando saltos como la propia carajita, pero me dio xs. De pana que estaba era demasiado happy.

—Pero, ¿cómo...? —les pregunté cuando se me medio pasó.

—Moco —me aplicó la mía Ranchos.

—Esa es mía, chamita —le reclamé, a lo que me sacó la lengua

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Esa es mía, chamita —le reclamé, a lo que me sacó la lengua.

—Fiorella nos dijo —comenzó a explicarme Ashton, la única persona seria al parecer— que quería pedirle a Adam a ver si la dejaba acompañarnos en el tour, más que nada porque aunque te lleves tan bien con nosotros es difícil adaptarse a este ritmo, y sería más fácil teniendo a alguien familiar a tu lado.

—Y el señorito aquí presente —completó Ranchos, haciendo un ademán hacia el niño risitas— dijo que él mismo me invitaba; así el señor Fitz no se puede negar.

—Nojoda, Ashton, te amo —le espeté, abrazándolo así de repente, por instinto, y zampándole un beso el cachete, cosa que luego hizo que me pusiera como un tomate. Pasando pena.

Epa, ese es mío —me reclamó Fiorella en español cuando me separé de él.

Verga, sí, ya sé; y ya te dije que vengo en son de no-queso —contesté, ganándome las miradas desconcertadas de los 5 Ayuda—. Nojoda.

—Noujuda —hizo como que repitió aLRighT lOS aNGeleS, haciendo que todos nos riéramos.

—Los audífonos, el cargador, la almohadita, los modes, el maquillaje, el peine... —Enumeré, revisando que cada cosa estuviera en mi bolso de mano—. Está todo; pero sigo sintiendo que se me queda algo.

—Sí, marica, la dignidad —me contestó Fiorella, arrastrando su maleta hacia ella—, la dejaste en el hotel.

Le metí su lepe pa' que fuera seria, sentándome sobre mi equipaje.

—Auch —se quejó—. A ver si te comportas, que ahí viene el jevito tuyo.

Rodé los ojos, intentando no mirar a los lados en busca de Luke, quien de todas maneras hizo su aparición en el círculo que habíamos hecho con las maletas de todos.

Llevaba su bolso de mano guindado del hombro derecho, los lentes colgándole de la camisa negra, del mismo color que los pantalones y el cinturón, y unas botas ahí que no pegaban con nada de lo demás.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Qué peo contigo, Luke! | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora