Mi nombre es Lucía Rodríguez y junto a mi grupo les vamos a exponer sobre cómo acabé metida en este peo.
"Marico, nunca entiendes nada. ¡Qué peo contigo, Luke!"
#1 en 5sos 14/11/2018
#10 en lukehemmings 2/11/2018
#2 en michaelclifford 2/11/2018
#4 c...
Si pueden lléguense a la nota final antes de leer el beta.
Los dejo tranquis🥰
—Dame mi vaina —le reclamaba, alzando mis brazos mientras pegaba salticos con intención de llegarle a mi cámara.
El individuo que aprovechaba su altura para alzar mi querida Nikon fuera de mi alcance negó con la cabeza, sonriendo de medio lado. —Te la cambio por un beso.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Rodando los ojos, me acerqué y deposité un pequeño besito en sus labios. Después, formé una bandeja con mis manos, esperando que cumpliera su parte del trato. Pero volvió a mover su cabeza a modo de negación. —Hazlo con menos ganas, anda —dijo, con un tono más sarcástico que los Herondale.
Ayer me trataba a los coñazos y hoy anda meloso, pensé. Simplemente no entendí. Luego quise sacar esos pensamientos de mi mente, porque se suponía que nos habíamos arreglado. Pero es que a pesar de que me había pedido perdón por las patadas con las que me había salido, habíamos hablado, habíamos tenido sexo de reconciliación y habíamos pasado el resto del día normal, yo todavía seguía medio arrecha.
Sentía que había algo que no me estaba diciendo. De hecho, en ese momento tenía unas ojeras más profundas que la Fosa de las Marianas por andar dándole vueltas a la situación en mi mente durante toda la noche.
¿Tendría algo que ver lo del vídeo de Mike y Crystal con la actitud pedante de Luke? Yo, personalmente, sentía que sí, pero no conseguía conectar una cosa con la otra. No me cuadraba, y eso me tenía mal.
Desde entonces sentía que cada vez que Luke me tocaba, fuera para lo que fuera, estaba fingiendo su afecto hacia mí. Lo peor es que no sabía cómo había pasado de necesitar su cariño tanto como respirar a aborrecerlo. Todo por esa mamagueva sensación de que me estaban viendo la cara de pajua.
Me sentía horrible, y yo de pana que si no estaba bien con respecto a una situación, como era el caso, me costaba fingir que sí. Por eso, volví a rodar los ojos. —Qué peo contigo, Luke.
Esa vez sí lo besé bien, como si realmente me provocara, aunque la verdad era que no mucho. El contacto físico sí era algo que agradecía; necesitaba que me abrazaran más fuerte que nunca y que me dijeran que todo iba a estar bien; pero no que lo hiciera él.