𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕮𝖎𝖓𝖈𝖔

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Volví lobas :,V


Sirius Black POV.

Salí de la librería y me coloqué en el mismo sitio donde había estado ese chico hacía unos minutos, aspiré todo el aroma que mis pulmones me permitieron. Joder... solo era vainilla y canela y ya estaba mas duro que una piedra. 

— A ver lobito mio, contrólate si no quieres que perdamos el regalo que la luna nos dejó. —noté como mi lobo interior se calmaba poco a poco. Quizás respirar su esencia lograba calmar todos mis temores... pero saber que podría desvanecerse en cualquier momento me aterraba aún más.

Me giré para mirar a James, él asintió con la cabeza en forma de aprobación y con una gran sonrisa dejé que mi lobo tomara su forma sobre mi cuerpo humano. Esperé unos minutos más para que se alejara lo suficiente y así poder salir sin ser visto. Una vez en el bosque logré alcanzarlo en menos de diez segundos. Reduje mi velocidad para poder observarlo mejor y como si el bosque supiera que estaba "cazando" a mi presa se quedó completamente en silencio, cosa que hizo que me delatara por que el chico se giró bruscamente para plantarme cara pero obviamente no estaba detrás suyo, no de forma literal.

Vi como cogió con sus delgadas y pálidas manos las asas de la mochila que llevaba en su espalda, sus manos temblaban un poco y sabía perfectamente que estaba asustado. Yo era quién le provocaba temor... pensé en volver a la cabaña, no quería que tuviera miedo y por lo menos sabía que mi Luna estaba en este pueblo. Me dí la vuelta dispuesto a marcharme pero escuché como se quejó, parecía que se había chocado con alguien ya que escuchaba otras dos voces. ¿Serían amigos suyos? Me quedé quieto, miré de reojo y escuché atentamente.

— Ya tengo suficiente con ver vuestras caras. —dijo su dulce voz. 

¿Era una discusión?

— Quizás deberíamos dejarle peor que de costumbre. —bufé enfurecido. ¿Cómo que "de costumbre"? Clavé profundamente las garras en la tierra y cerré fuertemente los ojos para calmarme.

— Si lo dejáramos peor lo mataríamos. —por un momento había perdido el control y mi lobo aulló por instinto, era el primer y último aviso.

Unos segundos mas tarde me giré para ver como mi pareja estaba en el suelo y esa bacteria lo  cogía por el cuello. No pude controlarme. Corrí hacia ellos y de un salto tumbé a ese mocoso en el suelo poniéndome encima de él, mi lobo gruñía y me pedía a gritos que lo matara pero cuando escuché un quejido a mis espaldas me detuve de inmediato. Los dos chicos aprovecharon y salieron corriendo mientras gritaban por ayuda.

Me giré lentamente y mi respiración se detuvo por varios segundos. Por fin estaba delante de él, se cubrió el rostro con sus brazos y sus piernas estaban un poco dobladas en forma de defensa, sabía que no debía... pero mi cuerpo se movió por si solo. Me acerqué a él hasta quedar a unos veinte centímetros de distancia y agaché mi cabeza para quedar a la altura de la suya. Al sentir mi respiración bajó sus brazos lentamente y abrió sus hermosos ojos de color esmeralda, grandes y brillantes, y con trazos amarillos recorriendo todo el color de sus ojos, con solo una mirada había logrado calmar mis ansias de matar a esos dos miserables y es que sus hermosos ojos... sus malditos ojos me habían cautivado. Noté un pequeño temblor por todo su cuerpo cuando hicimos contacto visual, pero no percibía temor, incluso me atrevía a decir que sus ojos me miraban con admiración.

𝕯𝖚𝖑𝖈𝖊 𝖆𝖗𝖔𝖒𝖆 [Wσlfsταr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora