𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕿𝖗𝖊𝖘

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Se avecinan los primeros clichés


Remus POV.

Después de salir del callejón y ver que no me seguían me dirigí a casa, miré la hora en el móvil ¿Cómo se había hecho tan tarde? Eran las doce de la noche. ¿He estado tres horas en el callejón? 

— La hora estará mal...— a pesar de que aumenté el ritmo parecía que la carretera era mas larga que de costumbre. 

Solía escoger caminos que estuvieran por fuera del pueblo, eso evitaba que me encontrara a gente borracha por que a pesar de ser un pueblo pequeño sus fiestas no lo eran... No es que sea un aburrido pero tampoco tenía con quién ir, además un buen libro era lo único que necesitaba.

Me encantaba la mezcla entre el bosque y la luna que iluminaba y resaltaba sus arboles, la poca pero notable niebla que salía de él junto el sonido de los buhos... ¿Y el sonido de los buhos? Me detuve un momento y miré fijamente el bosque, todas las noches estaban ahí y los escuchaba pero esta noche no había ni un ruido, ni si quiera el sonido del viento rozando las hojas de los arboles. Era como si el bosque se hubiera detenido por miedo a algo y todas las criaturas se hubieran escondido... Sacudí mi cabeza para quitarme esos pensamientos.

— Debería de dejar de leer historias sobre la magia oscura...— me reí sabiendo que sería imposible, me encantaban a pesar de que fueran mentira, pero sin duda entretenían mas que los libros de filosofía. 

Dí unos pasos más, pero volví a detenerme cuando sentí la mirada persistente de alguien en mi. Me giré sin vacilar pero no había nadie, como en el callejón y el susurro pero esta vez no era el viento y la sensación no desaparecía. Apreté las asas de la mochila y caminé mas rápido que antes deseando llegar a casa lo antes posible, en un descuido por girar la cabeza y no ver el frente me choqué con alguien.

— Perd... — lo que me faltaba, de todas las personas que hay en el pueblo tenía que encontrarme con el grupo de amigos del maravilloso Tom. No era su estilo pegar a la gente, pero Antonin Dolohov y Thorfinn Rowle, sus gorilas monopolizados mas de una vez me habían arrinconado. Apestaban a alcohol, dí un paso hacia atrás y trate de rodearlos pero Thorfinn me cogió por la mochila y tiró de ella haciendo que perdiera el equilibro pero logré mantenerme de pie.

— Pero si es nuestro queridísimo Lupin. —Dijo Antonin mientras se acercaba a mí balanceándose. Dí otro paso atrás.— Uy, ¿viste eso Thorfinn? El lunático ya nos tiene miedo y ni siquiera empezamos con la diversión.

— Dejadme en paz. Ya tengo suficiente con tener que ver vuestras caras. —Bien Remus, provoca a tu agresor.

— Quizás deberíamos dejarle peor que de costumbre. —Sugirió Thorfinn mientras se acercaba igual que Antonin.

— Si lo dejáramos peor lo mataríamos. —se rió fuertemente, pero un aullido hizo que se detuvieran... igual que a mi el corazón. — Creo que el alcohol esta haciendo efecto, cógele. —dijo mientras se arremangaba las mangas.

Thorfinn me empujó bruscamente haciendo que cayera al suelo y me quejara por las heridas que ya tenía. Me cogió por el cuello del sueter y me levantó, cerré los ojos esperando a que el puño de Antonin golpeara mi cara pero lo único que sentí fue otra vez el frío suelo. Escuché a Antonin gritar, abrí los ojos nuevamente y delante mía había un perro enorme que había acorralado a Thorfinn entre sus patas. Oía sus gruñidos y el amenazador sonido de sus colmillos chocar entre sí, apoyé una mano en el suelo para no caerme pero una herida en la palma de esta se había abierto y ahogué un pequeño grito de dolor cuando rocé el suelo.

Escuché como los gorilas corrían y se alejaban, los gruñidos habían parado, tenía los ojos cerrados ya que no me atrevía a mirar pero una respiración cerca de mi cara hizo que los abriera lentamente. Lo primero que vi fueron unos ojos rojos que cambiaron a un color amarillo intenso, cuando cruzamos las miradas sus pupilas se dilataron notablemente y yo sentí una corriente de electricidad por todo mi cuerpo que erizó toda mi piel. 

Era un lobo.

Tenía delante mía un lobo enorme, a pesar de que su cabeza estaba agachada para estar a mi altura podía deducir que media casi dos metros. Su pelaje era negro, era mas oscuro que el propio significado de la palabra, parecía que si lo tocabas te arrastraría hacia otro mundo y ganas no me faltaban... Me quedé observándolo sin palabras, era realmente hermoso y por alguna extraña razón no sentía miedo. Quería tocarlo... Quería que me llevara lejos de este lugar...

Levanté mi mano para acariciarlo ¿Por qué hacía esto? ¿Por qué no podía controlarme? Su mirada dejó la mía para concentrarse en mi mano, de la que caían unas pequeñas gotas de sangre por la herida. Gruñó y me asusté, fui a retirar mi mano pero antes de poder hacerlo la lamió y de nuevo me invadió esa corriente eléctrica. Dejó mi mano y se acercó más a mi cara hasta quedar a tan solo unos centímetros... sus ojos me tenían hipnotizado. Su hocico se acercó hasta mi cuello y sentí su aliento caliente rozar en él.

— Ah... —Un suspiro se escapó de mis labios y a pesar de que mi cuerpo se había relajado se volvió a tensar cuando el lobo se separó bruscamente de mi, me observó una vez más y desapareció entre la niebla del bosque.

Me quedé sentado en el suelo durante unos minutos esperando a calmarme lo suficiente para ponerme de pie sin caerme, traté de analizar lo que acababa de pasar... ¿Eso había sido real?

Después de un rato sentado logré ponerme de pie y corrí hacia mi casa. Cuando llegué todas las preguntas sobre el lobo se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos. Abrí la puerta con mucho cuidado intentando no hacer ruido, logré pasar el pasillo sin hacer crujir la madera pero cuando fui a subir las escaleras para ir a mi cuarto la luz de la sala de estar se encendió y yo maldije toda mi existencia.

— ¿Crees que estas son horas de regresar, Remus LU-PIN? —Pronunció mi apellido con asco. No le contesté, ni siquiera me giré.

Escuché como se molestó, oía como venía hacia mi con gran velocidad y suspiré antes de que me agarrara del pelo con una mano y me empujara hacia el suelo. Mi cabeza se golpeó fuertemente con el suelo pero aún así no hice el menor ruido, no dejaría que sintiera satisfacción al abusar de mi y eso a él le molestaba aún mas. Pateó mi estomago fuertemente durante unos minutos y pisó mis brazos poniendo toda su fuerza en ellos, seguramente abriendo las heridas recién curadas. Volvió a patear mi estómago por ultima vez.

— Veamos que tan bien soportas esto. —Logré enfocar mi vista en su mano, a pesar de que fue por un segundo y todo volvió a ser borroso vi lo suficiente para saber lo que venía a continuación.

Subió mi camiseta, con una mano agarró mis muñecas por encima de la cabeza y con la otra acercó su maldito cigarro y lo presionó contra mi estómago. No grité pero si lloraba, no por el dolor físico si no por el mental y por la impotencia de no poder hacer nada. Estaba cansado. Me pegó una ultima vez en la cabeza, cogió su botella de alcohol y se fue a su cuarto. 

¿De verdad merecía esto?

¿Solo por ser un... Lupin?


~~~~~~

CHAN CHAN CHAAAN

Por fin pareció nuestro lobito 7u7

¿Me pasé mucho con Remus? Yo de verdad le amo :c

Espero que os haya gustado el tercer capitulo, comentad y votad.

No olvidéis que si queréis alguna escena en concreto podéis comentarla en los comentarios o por privado

El próximo capitulo será narrado por Sirius @vidamishi :3


𝕯𝖚𝖑𝖈𝖊 𝖆𝖗𝖔𝖒𝖆 [Wσlfsταr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora