Nictofilia

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Pues nada, aquí andamos, caminando detrás de los dos guardias reales hacia el castillo de Gula, que ilusión. Astoreth camina a mi lado completamente sería, y aunque no lo exterioriza, puedo saber que también piensa que vamos bien jodidos. A ver cómo le explicamos a un señor del infierno que andamos haciendo la princesa y yo, con un ángel caído y una niña de Pereza. Las verjas del palacio se abren a nuestro paso dejándonos acceso a una enorme mansión señorial de estilo gótico. Los guardias nos llevan hasta las puertas, las cuales se abren empujadas por dos sirvientes a los que parece que les cuesta. Avanzamos precedidos por los sirvientes por un suntuoso pasillo central hasta una gran sala del trono, donde se encuentra el señor de Gula y nuestro amigo de la infancia, Jason. Nos paramos a una distancia prudencial del trono, y entonces mis pensamientos se disparan.

-Madre mía, es Jabba el Hutt- pienso yo, y veo por el rabillo del ojo a Astoreth aguantandose la risa.

El señor de Gula es una mole sebosa enorme espanzurrada sobre un trono que casi no se ve bajo el. Da bastante asco verle.

-Y Jason parece el niño tirolés de los Simpsons- recibo en mi mente de parte de Astoreth.

La estampa es deprimente. Nosotros dos aguantandonos la risa sin mucho resultado ante uno de los arcángeles demoníacos con peligro de muerte inminente como si nada.

-¿Que os hace tanta gracia?- dice con voz gangosa el señor de Gula.

-Nada, nada, mi señor- dice Astoreth reprimiendose un poco.

-A lo mejor si le traemos a Han Solo nos perdona la vida- dice Astoreth mentalmente.

Y ahí ya no puedo aguantarme la risa y suelto un carcajada que resuena por todo el salón, seguido de cerca por la risa de Astoreth, que tampoco podía aguantarse más. Al señor de Gula se le ponen los mofletes gordos rojos como la grana y las aletas de su nariz se abren y se cierran enervado.
La hemos cagado.
Pero es que es muy difícil aguantarse la risa.

-¡Os atrevéis a entrar en mi círculo sin permiso, y encima venís aquí a reíros ante mi!- grita el señor de Gula provocando que sus múltiples papadas se tambaleasen -¡Guardias, llevaoslos!

-No puede hacernos nada, soy la princesa Astoreth, hija de Lucifer y...- un guardia la engancha del brazo -¡Sueltame!

Dos guardias vienen a por mí mientras Tory intenta librarse del suyo. Deberían haber ido los tres a por ella.
Astoreth le mete una patada en la entrepierna al guardia que la sujeta haciendo que se encoja, y aprovecha ese momento para tirar de el haciendo que vuele por media sala antes de caer derrapando por el suelo hasta el trono de el señor de Gula. Los otros dos se miran un momento y viran su trayectoria de mi hacia Astoreth, que en ese instante se gira hacia ellos con una mirada peligrosa.

-¡Largaos!- nos grita.

-¡Gaziel, coge a Noctis y corre!- le grito yo girandome y corriendo a ayudar a Tory.

Por suerte el ángel caído me hace caso, y agarrando a Noctis de la mano salen por patas de la sala, espero que puedan escapar del círculo.
Astoreth está enfrentadose a los dos guardias a la vez, así que engancho a uno por la armadura y tiro de el hacia atrás haciéndole chocar con una pared. Ella acaba con el suyo agachándose y barriendo sus piernas con un movimiento giratorio, para después apoyar su pie en la garganta del demonio y mirar al señor de Gula.

-¿Algo más?- dice ella.

-Astoreth, te estás pasando- dice Jason, que ha estado callado desde que llegamos - tranquilicemonos un poco.

Jason es como una albóndiga de grasa con dos papadas y unos mofletes tipo bulldog, siempre le he tenido asco.

-Hablemos como personas civilizadas- dice Jason -¿Que hacéis aquí?

-Ah, nada, dábamos un paseo- dice Astoreth.

-¿Con un ángel caído, una niña pequeña, y... Este?- dice el señalándome.

-¿A quien llamas tu este?- digo yo ofendido -Pues tú eres un eso.

-Madre mía... - dice Astoreth negando con la cabeza.

-Esta intentando hacer un consejo de demonios- resuena la voz gangosa del señor G.

-¿Que?- dice Jason volviendo su cabeza hacia mi compañera.

-Vaya, ¿tan transparente soy?- dice Astoreth.

-Pues majestad, siento deciros que de este círculo no saldreis a no ser que sea casada con mi hijo- dice el.

-Y una polla como una olla- suelto yo automáticamente.

-Llevaoslo- el señor G hace un gesto con su rechoncha mano y dos guardias más vienen a por mí.

Astoreth da un paso hacia mi, pero de repente, una masa oscura se enrolla alrededor de ella paralizandola. Magia negra. El señor G mantiene su mano levantada, y de sus rollizos dedos sale esa bruma espesa como el puré de guisantes.
Esta vez no consigo liberarme de los guardias.
Uno me golpea con la empuñadura de su espada en la nuca.
Caigo al suelo, empiezo a odiar este viaje.

Los hijos del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora