Resiliencia

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Joder, ¿no puedo tener ni un minuto de descanso?
Levanto un poco la cabeza, lo suficiente para poder mirarle a la cara sin romperme el cuello, y le brindo una sonrisa.

-Hombre, Amón, cuanto tiempo, ¿qué tal tu madre?- le suelto con tono zalamero.

Amón pone los ojos en blanco y mira con su eterno ceño fruncido a Asmodeo.

-Vaya, las noticias son ciertas, al final sí que has elegido- chasquea la lengua -pensaba que tenías mejor gusto.

Me levanto por fin del suelo y me sacudo el polvo de la ropa. Aparte de Amón, hay dos guardias, supongo que serán los del traslador. El heredero de Ira resalta bastante entre los dos, ¿sabéis esa regla no escrita sobre que los pelirrojos o son muy guapos o no hay quien los mire?
Pues Amón se ha llevado la mejor parte. De cabello cobrizo y ojos verdes, la verdad es que es un pivón, pero tiene una mala ostia...
Y ahora, de brazos cruzados frente a nosotros, parece más cabreado que nunca.

-¿Cómo sabías que íbamos a venir?- dice Asmodeo levantándose.

-Jason me llamó y me contó lo que había pasado- me mira y arquea una ceja -¿En serio has intentado matar a su padre?

-¿No estabas en la boda?- le pregunto.

-No, no me apetecia, pero debí haber ido por lo que cuentan- dice él -pero si habéis venido a por ayuda, que sepáis que hay una orden de no ayuda hacia vosotros en este círculo, con pena de muerte.

-Oh, venga ya- dice Asmodeo -dejala que haga lo que quiera, ya tiene la ayuda del resto de círculos...

-Pues más a mi favor- Amón me sonríe de lado -el único que te puede ayudar soy yo, princesa.

Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando me llama así, acostumbrada al cariño con el que lo dice Asmo, esto se que esconde algo muy malo detrás. Cuando voy responderle que no me llame así, mi móvil vuelve a sonar, por lo que todos me miran.

-Emm, disculpad- digo yo sacando el móvil.

Llamada entrante de: Papá. Trago saliva antes de descolgar.

-Hola papá- saludo con voz inocente.

-¿Se puede saber en qué estabas pensando?- suena la voz enfadada de mi padre al otro lado.

-Encantada de hablar contigo tambien- digo yo -y estaba pensando en salvar mi culo.

-¿De que estás hablando?- pregunta el.

-¿No te lo han dicho? Me estaban obligando a casarme, yo ni de coña le habría dicho que si- digo yo y veo la exasperación de Amón en su cara -mira, me pillas en mal momento, voy a colgar...

-¡Ni se te ocurra colgar...!- cuelgo y apago el móvil antes de meterlo en mi bolsillo.

-¿Has terminado?- dice Amón con la mandíbula en tensión.

Me parece que me apetece jugar con fuego un rato.

-Si, perdona, ¿que decías? ¿Algo sobre ayudarnos?

-Precisamente os decía que no pienso hacerlo...

-Pero parecía que sí que querías ayudarnos...

-Yo no quiero ayudaros.

-¿Estás seguro? Haríamos buen equipo- en este punto veo que se le está hinchando la vena del cuello y tengo que aguantarme la risa.

Asmodeo y Gaziel están a mis lados sin saber que hacer y diría que un poco asustados por lo que pueda hacernos Amón.

-No voy a ayudaros, no quiero ayudaros, sería lo último que... ¡Agh, deja de jugar conmigo Astoreth!- me grita Amón y sonrio triunfal.

-Vamos, Amón, ¿porque no nos quieres ayudar?¿Porque te dije que no? A Asmo también se lo dije y está aquí presente- digo yo.

-Pero ahora estáis juntos, ¿no?- dice Amón.

-Ah, vaya... Si lo miras así...

Amón resopla y se frota la frente, supongo que intentando calmarse un poco.

-Haced lo que queráis, pero aquí no encontrareis ayuda- chasquea los dedos y desaparece en un torbellino de humo.

Mis compañeros y yo nos miramos sin saber que hacer. Amón no nos ha dejado muchas opciones, según el, solo su propia persona puede ayudarnos, y dudo que lo haga, teniendo en cuenta nuestro pasado conjunto.

-¿Y ahora qué hacemos?- dice Gaziel -porque el pelirrojo dudo que sea la respuesta a nuestros problemas.

-Cierto, creo que sería más fácil buscar a alguien que quiera romper sus reglas, a lo mejor les podemos ofrecer protección en los otros círculos...- dice Asmodeo.

Pero yo casi no les escucho. Si ha hecho esto, es porque quiere que vaya a suplicarle expresamente. Me cruzo de brazos intentando pensar un plan, pero Asmodeo y Gaziel no paran de hablar y no puedo concentrarme.

-¿En serio?¿Protección en otros círculos? Antes preferirían tirarse al Tártaro que mudarse a otro circulo- le responde Gaziel a Asmodeo.

-¿Y a ti que se te ocurre, lumbreras?¿Meterlos en tu casa?

-¿Y porque no los metes en la tuya, listillo?

-¡Callaos!- les grito sin poder aguantar más y les miro por turnos -¡Ninguna de vuestras ideas es buena, así que hasta que no se os ocurra algo coherente, cerrad el pico!

Los tres nos quedamos callados un momento. Suspiro y me relajo un poco.

-Perdonad, es este círculo, que me pone de los nervios- me disculpo.

Mefisto me habia avisado de esto. En el círculo de Ira no hay comida que te tente, o un humo que te duerma. Siemplemente es el ambiente, el solo hecho de estar aquí te saca de quicio, y acabas cabreandote hasta con las piedras con las que te tropiezas.

-Tenemos que relajarnos un poco, porque esto se está poniendo tenso- digo yo.

-Si, cierto- dice Asmo -¿Y si damos un paseo para despejarnos un poco?

Decidimos que es lo mejor, así que nos acercamos a la ciudad, esta vez, Amsterdam. Caminamos un rato entre las calles, pero no hay nadie por ellas, y si hay alguien asomado a las ventanas de las estrechas casas, las cierran de golpe a nuestro paso. Acabamos sentados en un banco al borde de uno de los canales sin saber a dónde ir.

-¿Y ahora que hacemos? Nadie parece querer ni hablar con nosotros- dice Gaziel.

-Creo que no hay remedio...- digo yo.

-¿Remedio de que?- dice Asmo.

-Voy a tener que pedírselo a Amón- digo yo y ellos dos me miran como si me hubiese salido otra cabeza.

-Astoreth, la última vez que hablasteis tuvo que ser castigado- dice Asmodeo.

-Lo se, pero ahora hemos madurado, ¿no? Aparte, mirad lo que ha hecho- digo señalando nuestros alrededores desiertos -esta claro que no lo habría hecho si no quisiera ni verme.

-O sea... Que vas a ir al castillo y le vas a pedir a Amón que se una a nosotros, así, tranquilamente, como si medio infierno no estuviera buscándote por intento de asesinato- dice Gaziel -querida, este viaje te está afectando mucho, deberías echarte una siesta y consultarlo con la almohada.

Me levanto de golpe y le miro.

-No quiero dormir, Gaziel, mi cumpleaños es en tres días, y para entonces tengo que tener el consejo hecho o tendré que casarme a la fuerza- le suelto un poco más alto de lo que quería.

A Asmodeo se le ensombrece el rostro al oírme.

-Bueno, a la fuerza no creo que fuera... - se levanta -pero si eso es lo que quieres, ve a hablar con Amón, yo voy a ver si hay algún sitio que no esté cerrado.

-¿Que? Asmo, no quería...- empiezo a decir, pero ya se está alejando.

Gaziel se levanta y me pone la mano en el hombro brindándome una sonrisa.

-Tranquila, es este círculo, sabe que no es lo que querías decir- suspira -yo voy con el a ver si consigo calmarle, tú ve al castillo.

Gaziel se va detrás de Asmodeo y veo que se empiezan a pelear antes de girar una esquina y perderles de vista. Yo me giro hacia el castillo y echo a andar hacia el con un bufido.
Odio este círculo.

Los hijos del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora