Gaziel nos conduce durante un buen rato a través de callejuelas por toda la ciudad, hasta que por fin gira y entra en un portal de estilo neoclásico del que parten unas escaleras ascendentes. Subo detrás de él con Asmodeo siguiéndome de cerca, hasta que entramos a un salón decorado como cualquier casa, los mismos muebles anodinos que podría haber en cualquier sitio. Gaziel cierra la puerta por la que acabamos de pasar y se apoya contra ella jadeando. Asmodeo se deja caer en un sofá de terciopelo granate y se echa el pelo hacia atrás. Yo me quedo de pie y les miro por turnos.
-¿En serio estáis tan cansados por la carrera?- digo yo.
-¿Tu no?- me dice Gaziel.
-Pues no, lo normal, pero vosotros parece que habéis corrido una maraton- me río -yo además la acabo de hacer en tacones.
Me siento al lado de Asmodeo y levanto una pierna para que vean mis zapatos.
-¿Has corrido con eso y no te has matado?- me dice Asmodeo con cara de pasmo.
-Es un don- digo yo y miro alrededor -por cierto, Gaziel, ¿donde estamos?
-Estais en mi casa- oigo detrás de mí.
Asmo y yo nos levantamos de un salto y nos giramos. Bajo el dintel de una puerta se encuentra una mujer de aspecto dulce y baja estatura. No es precisamente delgada, pero los kilos que le sobrarían a otra persona le quedan bien a ella. Hasta me parecería mal verla más delgada. Lleva el pelo negro rizado recogido en una coleta, y tiene las manos embadurnadas de harina.
-Soy Megara, una amiga de Gaziel- dice ella -me alegra ver que estáis todos bien, teniendo en cuenta lo que me ha contado Noctis.
-¿Está bien?- dice Asmodeo automáticamente.
No puedo evitar una sonrisa. Le está cogiendo mucho cariño, en poco tiempo me dirá que quiere adoptarla.
-Si, está perfectamente, estábamos preparando una tarta, venid- dice Megara.
La seguimos hasta la cocina, una isla llena el centro de la habitación, cubierta de ingredientes de repostería, y subida a una banqueta se encuentra Noctis, cubierta de harina removiendo un cuenco enorme con ganas. Cuando entramos, levanta la cabeza y nos sonríe.
-¡Estáis vivos!- exclama y de un salto baja al suelo y se acerca a mi con los ojos brillantes -pareces una princesa...
Me río y la remuevo el pelo.
-Gracias peque, veo que tú también has estado entretenida- le digo yo.
-Si, Megara me estaba enseñando a hacer tarta de chocolate- dice Noctis.
-Muy amable por tu parte- le digo a Megara.
-No ha sido nada, es un cielo- me dice ella.
Entonces se me enciende la bombilla.
-Megara, me gustaría pedirte otro favor, si no es mucha molestia- le digo yo.
-Oh, cariño, pídeme lo que quieras, lo que sea por una amiga de Gaziel- dice ella -voy a terminar la tarta y ahora mismo estoy contigo.
-Muchas gracias- le digo y miro a los demás -vamos al salón.
Nos sentamos los tres en el sofá apretujados, yo en el medio, y esperamos a Megara.
-¿De que conoces a Megara, Gaziel?- digo yo.
-Cuando me expulsaron del Cielo caí aquí, en Gula. Estaba destrozado, y Megara me acogió hasta que pude valerme por mí mismo y me mudé a Soberbia- explica el mirando la alfombra -siempre me he preguntado que hace ella aquí abajo con lo buena que es...
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Los hijos del infierno
FantasyEn el infierno, una lucha silenciosa se cierne sobre todos los círculos, el deseo de crear una alianza, el deseo de poseerlo todo... Pero es ella la que decide el destino de todos...