Ataraxia

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-¡Para el reloj, traigo a mi consejo!- exclamo abriendo las puertas del salón del consejo de golpe.

Siempre había querido hacerlo.
Mi padre, mi madre, y todos los señores del infierno están alrededor de una gran mesa de caoba donde siempre se han discutido los temas de los círculos y del infierno en general.
Parece que me estuviesen preparando una fiesta sorpresa.
En cuanto me oyen, todos se giran hacia mí y me miran sorprendidos.
El señor de Gula parece que se ha recuperado de mi ataque, pero aún así se lleva una mano a la papada con cara de pánico ante mí presencia.
Bien.

-¿Lo has conseguido?- dice mi padre enderezandose y mirándome con curiosidad.

Señalo a mis compañeros y con una sonrisa triunfal los voy presentando.

-Señores del consejo, les presento a Mi consejo, formado por un demonio de cada territorio que ha accedido a ayudarme en la ardua tarea de gobernar- sueno repipi, pero vale la pena -Estos son Belial, de Envidia...

El señor de Envidia frunce el ceño tirando de la poca piel que tiene en la cara haciendo que el gesto dé grima. No se esperaba que su hijo no consiguiera alcanzarme a tiempo para pararme.

-El príncipe Asmodeo, de Lujuria- Asmo saluda sonriente a su padre, al que se parece un montón -Noctis, de Pereza...

-¡Es sólo una niña!- dice él señor de Pereza enfadado.

-Haber especificado la edad minima- digo yo como respuesta encogiéndome de hombros -sigue siendo más fiel que todos vosotros...

Veo a mi madre aguantandose la risa y sigo mi perorata con más ganas.

-Este es Gaziel, de Soberbia, y antes de que lo digáis, sí, es un ángel caido- digo yo al verles abrir la boca -ella es Megara, de Gula...

El señor de Gula no dice nada.

-Y por último, el príncipe Amón, de Ira- termino y sonrio como una niña buena.

-No me puedo creer que te hayas dejado atrapar- le dice el padre de Amón a Amón con cara de cabreo.

-Y yo no me puedo creer que te quedaras parado mientras ella me amenazaba con quemarme vivo- le responde Amón y no puedo hacer nada más que sorprenderme.

Acaba de meterse con su padre en vez de conmigo. Le miro por encima del hombro y el me devuelve la mirada serio. Acabo de ganar otro aliado sin darme cuenta.

-Asi que... Ya que he conseguido hacer mi consejo antes de mi cumpleaños- inspiro -estais todos despedidos, mi coronación la haré en solitario, gracias por el trabajo.

-¡Esto es imperdonable!¡Ha asesinado a la mitad de mis soldados!¡Me atacó en mi propia casa!- exclama el señor de Gula dando un puñetazo en la mesa -¡No puede ser coronada en estas condiciones!

-Bueno, según las normas que os empeñasteis en poner, no viene nada de cómo debía conseguir su objetivo, así que el consejo seguiría siendo válido- dice mi padre levantándose de su sillón a la cabeza de la mesa -tambien habría que tener en cuenta las circunstancias en las que ocurrió el incidente...

Fulmina con la mirada al señor de Gula, que pasa de rojo a blanco ceniza en un segundo.

-¿A-a que os referís, majestad?- dice él señor de Gula acojonado.

-Mi hija me dejó caer en una conversación telefónica que esa boda a la que asistimos tan abruptamente no era precisamente de su elección...- Lucifer levanta la mirada y puedo observar que sus ojos parecen ascuas ardientes.

-N-no se a que se podría referir...

-¿Se está intentando esconder dentro de su papada?- oigo dentro de mi cabeza la voz de Asmo y una sonrisa aparece en mi cara.

-No empecemos, mira como acabamos la última vez...- le respondo de la misma manera.

Pero sí, el señor de Gula parece que está haciendo desaparecer su cuello y su cabeza está siendo succionada por sus múltiples papadas bajo la presencia de mi padre.

-Cariño, ¿os importaría dejarnos un rato? Tenemos temas que tratar antes de tu coronación- me dice mi padre.

Puedo imaginar que aquí van a llover ostias, así que me doy la vuelta y salgo de la sala.

-Vamos chicos, os enseño el castillo- les digo a mis compañeros que me siguen sin dudarlo.

Las puertas de la sala se cierran, pero aún así puedo escuchar el comienzo de la discusión.

-Bueno, lo has conseguido, princesa- me dice Asmo poniéndose a mi lado.

-Si, bien hecho- dice Gaziel -lo único, que ahora a ver qué hacemos con nuestras vidas.

-Cierto, ya no va a ser tan interesante- digo yo riéndome.

Noctis corre entre nosotros tocando todas las armaduras y cuadros que encuentra a su paso con una curiosidad insaciaciable.

-Deberia quedarse aquí, se lo pasará bien con Fluffy- digo yo.

-¿Quién es Fluffy?- pregunta Amón.

-Mi perro- digo yo.

-¿Tienes un perro?- exclama Noctis parándose de repente.

-Pues claro, está en el jardín- le respondo con cariño.

-Cielo, me encantaría seguir la excursión, pero yo debería irme ya a casa si no me necesitas mas- me dice Megara y yo asiento.

-Si,claro, ¿quieres que llame a un carruaje?

Megara y Belial se van los primeros, y Amón decide irse también antes que su padre.

-Si me necesitas, llama, no vengas a quemarme la casa otra vez- me dice él y yo me río.

-Vale, prometido- le respondo.

El último en marcharse es Gaziel.

-Me ha encantado esta pequeña aventura- dice el angel caido-por favor, avísame para la próxima.

-Me encantará contar con tu habilidad para devolver la vida- le abrazo y Asmo le tiende la mano.

-Venga, Asmodeo- Gaziel le atrapa también en un abrazo y el me mira como pidiendo ayuda.

Al final, solo quedamos Asmodeo, Noctis y yo. Llevo a la pequeña a los jardines y le presento a Fluffy, mi perro infernal de tres cabezas, con el que se pone a correr por todo el jardin riendo.

-¿Y ahora qué vas a hacer?- me dice Asmo cuando nos quedamos solos.

-Pues ser reina- respondo yo -se me va a hacer muy aburrido después de todo esto...

-¿Te puedo proponer otra aventura?- me dice él y yo le miro.

-¿Otra?¿Un dragón o algo así?- digo riéndome.

Pues no.
Un dragón no.
Asmodeo se arrodilla frente a mi.
Me mira con su puñetera sonrisa.
Y pronuncia las malditas palabras.

-¿Te casas conmigo?

Este viaje me ha debido afectar a la cabeza.
Porque le respondo.

-Sí.

Los hijos del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora