4.6K 522 136
                                    

—Van a venir de visita unos amigos de mi familia —. Dice, y traga saliva —. El hijo es de mi edad, y es un Alfa.

Mi corazón deja de latir por unos momentos antes de retomar el ritmo a toda velocidad. Cruzo mis brazos en mi pecho mientras lo escucho, apretando los puños.

» Él no es mala persona ni nada por el estilo, pero cuando supo que soy un Omega, comenzó a cambiar su comportamiento. Ha estado echando a la basura mis supresores del celo y ha intentado emparejarse conmigo en el pasado.

» Sus padres me pidieron que me quedara en casa de un amigo mientras ellos están de visita. Dijeron que estarían por una semana como máximo.

—Pero, no es como si no estuvieras acostumbrado a estar rodeado de Alfas, ¿cierto? Quiero decir, la generación de los milagros está compuesta casi completamente por Alfas.

—Sí, pero ellos son algo diferente a los demás Alfas —. Kuroko no me mira a los ojos y siento como un escalofrío me recorre la espalda.

—O sea que ¿cualquiera de ellos estaría bien para ti? —Le pregunto, y siento un peso nacer en mi garganta.

—¡No! —Dice Kuroko y una vez más sus ojos se clavan en los míos —. Ellos son como familia. Nunca me han visto de esa manera, y no harían algo tan bajo como intentar forzarme.

Asiento con la cabeza, pero no puedo estar tan seguro. Hay un par de tipos peligrosos entre ellos, pero tal vez Kuroko sentía algo por uno de ellos en ese entonces, así que probablemente no cuenta.

» Además, yo ya tengo a alguien que me gusta —. Su voz es baja y veo que hasta sus orejas se ruborizan con la declaración.

—Así que por eso querías quedarte en mi casa —. Le digo, cambiando el tema —. ¿No te preocupa que yo también sea un Alfa?

—Después de lo que pasó ayer, estoy seguro que nunca me harías daño —. Sus ojos brillan cuando su mirada se encuentra con la mía, y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.

—No creo que siempre pueda controlarme. Después de todo, también me dejo llevar por mi instinto.

—Pero te esforzaste para no sucumbir ante ello —. Kuroko agacha un poco su cabeza —. Y no me importaría si llegase a pasar algo entre nosotros.

—¿Qué se supone que significa eso? —Le pregunto. Se supone que tiene alguien que le gusta. Ese tipo de cosas solo debería hacerlo con esa persona. Así que, ¿por qué no le importaría si algo pasa entre nosotros?

Kuroko me mira por unos momentos y sus mejillas se ruborizan un poco.

—Veo que eres más lento de lo que pensaba originalmente, Kagami-kun —. Una sonrisa aparece en sus labios y no puedo evitar regresársela.

—Bueno, lo siento por ser un idiota.

Molesto con la conversación me giro hacia el pizarrón mientras pienso en lo que me acaba de decir.

—Últimamente mis supresores han estado fallando porque soy muy consciente de esa persona, y parece que la única manera en la que puedo conseguir su atención es liberando feromonas —. Dice, una vez más ruborizado hasta las orejas —. O al menos eso es lo que dijo la enfermera, así que voy a ir al hospital a ajustar mi dosis. No tienes que preocuparte por ello.

—¿Quieres que vaya contigo? —Las palabras salen de mis labios antes de que las pueda detener.

—...

—Espera, ¿qué es eso de que solo puedes atraer su atención con feromonas? ¿Lo estás haciendo intencionalmente? —Me pongo de pie con ira, haciendo que la silla caiga hacia atrás con un fuerte golpe. Kuroko se sobresalta un poco ante mi reacción, pero aparte de mirarme no hace nada más.

—No, yo... —Kuroko traga saliva. Yo respiro profunda y pesadamente intentando calmarme —. Lo hago inconscientemente. Yo solo quiero que me ponga atención, no forzar las cosas.

—... —Me sonrojo ante sus palabras y levanto la silla antes de volver a sentarme. Golpeo mi frente contra la mesa y dejo salir un suspiro —. Iré contigo. Es demasiado peligroso que vayas solo en esas condiciones.

—Que vayas conmigo, probablemente, solo hará que las cosas empeoren —. Sin levantar mi cabeza me volteo hacia él.

—¿Qué quieres decir?

—No te lo diré —. Dice con una sonrisa que ilumina su rostro y que hace que mi corazón salte en mi pecho.

—Aun así, iré contigo —. Siento el rubor subiendo por mi cuello, y me volteo hacia el otro lado, impidiendo que él pueda ver mi rostro.

El silencio se extiende entre nosotros por varios minutos, y cuando siento que la temperatura de mi rostro ha vuelto a la normalidad me volteo hacia él una vez más. Kuroko tiene su mano en su mejilla y duerme tranquilamente.

Me apoyo sobre mi brazo mientras lo miro. Un sentimiento se forma en mi pecho en ese preciso momento, como una burbuja de felicidad que se expande cuando una sonrisa se muestra en sus labios.

El timbre suena y Kuroko abre lentamente sus ojos. Verlo adormilado hace que mi pecho se apriete y mi respiración se congele en su lugar por unos momentos.

—De todas formas, iré contigo —. Le digo y él asiente con su cabeza mientras baja su mirada.

Me pongo de pie y me paso los dedos por el cabello. Bostezo y abro la puerta para salir del salón, Kuroko justo tras de mí. Caminamos hasta nuestro salón antes de ver que todos sacan sus almuerzos.

—¿Ya es hora de comer? —Pregunto a nadie en particular, cuando Furihata, Kawahara y Fukuda entran al salón. Mi estómago hace ruidos mientras el olor de la comida entra en mi nariz —. Iré a comprar algo.

Salgo corriendo del salón, pero la tienda de la escuela ya está llena. Hoy no es el día del pan especial, así que no entiendo por qué hay tanta gente. Creo que llegar tarde a la hora de comer es algo que nunca antes me había pasado.

Entonces caigo en la cuenta. Kuroko tampoco tiene nada para comer. Debería haberle preguntado si quería algo. Me encojo de hombros y sacudo la cabeza. Luego puedo darle algo de lo que alcance a comprar. Y haciendo acopios de toda mi fuerza, intento llegar al frente de la multitud.

—¡Quiero uno de cada uno! —Le digo a la señora y le entrego el dinero. Ella me entrega una bolsa llena a rebosar y me empujo hacia atrás intentando salir.

Paso por una máquina expendedora antes de volver al salón. Camino rápidamente. Cuando entro, el murmullo es alto y miro alrededor. Todos están en grupos hablando animadamente. Los chicos rodean el puesto de Kuroko, pero mi lugar, frente a Kuroko está vacío.

—... Y no podemos ir a la azotea por la lluvia.

—¿Qué? ¿cuándo empezó a llover? —Digo, entrando a la conversación mientras empujo la bolsa hacia Kuroko. Él ni siquiera parece sorprendido de que lo invite al almuerzo. No es algo que normalmente haría, y Furihata y los demás parece un poco sorprendidos, pero se recuperan rápidamente y la conversación vuelve a iniciar.

Kuroko saca un pan y un jugo en cajita que compré en la máquina expendedora, antes de entregarme la bolsa con el pan.

Como mientras la conversación se vuelve animada, y por algún motivo Kuroko sonríe mientras me mira, y no puedo evitar devolverle la sonrisa cuando esa burbuja de felicidad se vuelve a hinchar en mi interior.

KagaKuro - Futari De (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora