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Acaricio sus labios con los míos, y empujo mi lengua entre ellos, incitándolo a abrir su boca. Kuroko responde a mis besos y el sonido de los besos mojados y pequeños gemidos que salen de él llenan la habitación.

Sus manos empuñan mis hombros, pero eso solo hace que intente acercarme a él con más intensidad. El olor de feromonas llena mis pulmones, robándome toda la racionalidad, y comienzo a sacar su ropa.

Kuroko no hace mucho más que dejarse llevar y dejarme desnudarlo. Mis manos acarician desde su abdomen hacia su pecho. Mordisqueo sus labios y me inclino sobre él.

El olor de la excitación y las feromonas es tan fuerte que siento perderme en el momento, y dejo que mis manos vaguen sobre su piel. Mis labios toman vida propia y bajan por su barbilla y hacia su cuello. Sin poder evitarlo mordisqueo su piel, y el sabor es casi tan dulce como su aroma.

Mis manos juegan con sus músculos mientras mi lengua acaricia una y otra vez su delgado cuello. Los gemidos de Kuroko son cada vez más continuos, y puedo sentir como sus manos comienzan a tirar de mi sobre él. Sus piernas abiertas dándome espacio para chocar mis caderas contra las suyas. Mis dedos encuentran sus pezones erectos, y un gemido agudo sale de sus labios mientras juego con la sensible carne.

Bajo mi boca hacia sus pezones, y chupo, lamo y mordisqueo sus duros discos de carne. Kuroko comienza a empujar sus caderas contra las mías, frotando su erección en mi entrepierna y me vuelvo casi loco con las sensaciones abrumadoras que me recorren.

Mi sangre arde en mis venas y mi corazón late a toda velocidad. Mis feromonas salen a raudales de mí y se mezclan con las suyas, haciendo que la excitación entre nuestros cuerpos aumente.

Bajo mis manos hacia sus caderas, metiendo mis dedos en los elásticos de su ropa interior y su pantalón, y comienzo a bajarlos. Kuroko alza sus caderas, permitiendo que la ropa salga con mayor facilidad.

Cuando está completamente desnudo debajo de mi cuerpo, lo acomodo sobre la camilla y me saco la chaqueta y la camisa, desnudando mi pecho. Sus manos se empujan en mis pectorales y comienza a acariciar mi piel. Sus ojos están hambrientos y sus labios húmedos e hinchados por los besos.

Me acomodo entre sus piernas y las tomo por debajo de las rodillas para levantar su trasero. Kuroko mira directamente a mis ojos cuando mis dedos comienzan a recorrer su agujero. Un escalofrío lo recorre cuando un par de dedos entran fácilmente en su interior. Está tan húmedo, apretado y sensible que puedo sentir cada uno de sus estremecimientos.

—Kagami-kun —. Dice con la voz contenida, y un gruñido nace en mi pecho ante el sonido de la necesidad en su voz.

Meto dos dedos más en su interior y mi erección, ahora dolorosa y completamente dura, gotea en mi ropa interior.

Saco los dedos de su interior y meto mi mano en mi ropa interior para sacar mi pene. Kuroko mira hacia abajo cuando libero mi erección, y sus ojos se abren enormes cuando ve lo duro y grande que estoy.

—¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? —Le pregunto mientras muelo mis molares. Es imposible que pueda detenerme ahora, pero no soy capaz de solo romper su confianza en mí. Necesito la seguridad que solo pueden brindarme sus palabras ahora. Y en sus ojos puedo ver todo lo que necesito saber.

—Sí... por... fa... vor —. Gime mientras mueve sus caderas intentando acercarlas más a mi erección.

Sin perder más el tiempo, empujo la punta de mi pene contra su ano y empujo suave y lentamente hacia el interior. Kuroko deja escapar un gemido y entierra sus uñas en mi espalda.

El dolor hace que deje salir un gemido grave y comienzo a mecer mis caderas, metiendo mi pene poco a poco y cada vez que me empujo hacia él, más profundo en su interior.

KagaKuro - Futari De (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora