El peso en sus espaldas

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Cabe mencionar que este fue uno de mis capitulos favoritos para escribir. No diré por qué, sólo leanlo. Jiji~

Yo no inventé YGO ni sus respectivos personajes

Seto no quería creer lo que había escuchado esa noche, que su sirviente le haya confesado semejante cosa. No iba a creer lo que su sirviente le pidió, que casi tuvieron una profunda intimidad de la que podrían haberse arrepentido.

Decidió dormir solo con sus dudas, echándolo a Atem en cuanto dijo esas dos palabras.

Me gustas.

¿Por qué dijo eso? ¿A quien le puede gustar alguien que hizo que te sangrara la espalda y marcó tu piel con cicatrices? Nada de eso tenía sentido, Atem debía estar jugando con él. Seto quiso que desaparezca.

—¡Vete! ¡Fuera! ¡No quiero volver a oír eso! — Gritó desenfrenadamente, logrando que el sirviente se largara y lo dejara a solas. Realmente quería olvidar lo que había pasado esa noche, pensaba que no tendría que haberle sugerido bailar en primer lugar, que simplemente tendría que haberle dado la espalda.

Pero no podía. Tampoco podía negar la proposición de Atem.

Sexo.

¿Sería nada más sexo? Y si tuviera la oportunidad, si de verdad no sintiera esa extraña incomodidad al ser tocado y expuesto, ¿tendría sexo con Atem? ¿Sexo nada más? ¿O acaso quería sentir la maravillosa sensación del amor confesado y demostrado en un acto tan poderoso, tan electrizante?

Hacer el amor con Atem era otro pensamiento que volaba por su mente y le causaba estos molestos latidos que golpeaban su pecho como cada vez que veía al joven reír, que se fijaba en esos ojos amatistas tan brillantes, que simplemente hacía temblar su suelo cada vez que lo oía hablar. Sus manos pequeñas acariciando su cabello, sus labios ensalivando su mandíbula, quería volver a vivir eso. No haber rechazado la entrega que su sirviente le estaba haciendo.

¡No! Sacudió su cabeza. Eran tonterías, él hizo bien en rechazarlo, en echarlo de su habitación.

Atem tenía que darse cuenta de que estaba confundido, de que no debía sentir interés, atracción o cariño por un torturador como él. Además, sus sentimientos no eran correspondidos. ¿o sí?

¿Qué sentía Seto por Atem?

Si, a veces se preocupaba por él y lo consideraba un poco atractivo, o quizás demasiado, pero no es como si gustara de su sirviente o algo así. Quiso reír al pensar de esa forma, pues hubo noches donde se preguntaba a si mismo de este asunto, y siempre lo ignoraba, este momento era la primera vez que se planteaba seriamente sus sentimientos por Atem. Si es que tenía algunos.

Quizás era la culpa la que lo manipulaba, que lo obligaba a protegerlo constantemente, o a preocuparse por él como muchas veces hizo. En cuanto Atem lo besó en su cama, con tal ardiente pasión, recordó aquella vez que este probó sus labios bajo los efectos de la fiebre. Desde que eso sucedió que jamás lo olvidó, ni tampoco olvidó cuando susurró su nombre al tratar de intimar con Mai.

¿Qué significaba todo eso? ¿Era nada más atracción? ¿Amor? ¿Interés? ¿Qué era? ¿Cuál era la definición a estos latidos intensos?

Su suspiro cansado fue silenciado por el ruido que provocaba su alarma, restregándole en la cara que no había dormido casi nada. Todavía podía sentir el aroma de su sirviente en todo su cuerpo. —Maldición. — Masculló, levantándose de la cama para darse una ducha, específicamente fría.

Atem obedeció sin quejarse a los gritos de su jefe al haberse confesado de semejante manera. Incluso él mismo se sentía sorprendido de su descubrimiento. Sabía que se sentía atraído por el ojiazul pero jamás había declarado eso como que le..." gustaba", por supuesto que lo dijo en un sentido muchísimo más profundo que el de una sencilla atracción.

Lamentos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora