Aquí el nuevo capitulo como lo prometí, me alegra que haya captado el interés de algunos, a medida que va avanzando las cosas se van poniendo más duras y el pride irá creciendo.
¡Que lo disfruten!
Yo no inventé Yu-Gi-Oh! ni sus respectivos personajes
Los gritos de alguien desesperado por auxilio, sus oídos dolían ante el sonido del látigo contra la piel desgarrada.
Apretaba sus puños dolorosamente, resistiendo las lágrimas en sus ojos. ¿Por qué? Esto no era una pesadilla ni mucho menos. Un chico albino le mostraba cada una de las habitaciones con una sonrisa en su rostro como sí fuera algo común tener que vivir encerrado y aterrado de morir golpeado por un suspiro de más.
Caminaban por la mansión y Yuugi ya no prestaba atención a lo que Bakura decía, sólo pensaba en Atem y su abuelo. ¿Cuánto tardaría en enviar ese mensaje de auxilio?
¿Lo lograría?
Bakura no tenía una mala visión con respecto a su jefe, sin embargo, Yuugi no podía evitar mirarlo con temor; sus ojos azules eran su pesadilla y sus manos huesudas rebotaban por su rostro cada vez que lo recordaba. Aun así, quizás fue Atem quien más sintió su fuerza, al protegerlo del dolor.
Yuugi estará eternamente agradecido por todas las veces que Atem se entregó completamente al peligro sólo para cuidarlo.
En un gran salón se reunían muchos jóvenes y mayores que según Bakura, estaban en la misma situación que los mellizos. Reunidos en amplias mesas para almorzar lo que ellos mismos cocinaban.
Según el reglamento, al final de cada semana, a partir del día domingo, se decide por orden del jefe Seto Kaiba, quién cocinará en toda la semana, quién limpiará; quién deberá cumplir con la tarea asignada.
No había mucho material para cocinarse a ellos mismos, casi siempre el menú para los sirvientes era arroz y ensaladas. Sí se trataba de cocinarle al jefe, pues se les daba una lista especial de lo que debían hacer. Y tenían que hacerlo bien, o lo lamentarían.
Todo lo que ellos debían hacer terminaba con esa oración. "Háganlo bien o lo lamentarán". Yuugi ya estaba lamentando haber aceptado la entrevista.
Otra regla a la hora de cocinarle al jefe, era que debían probar frente a él todo lo que le sirvieron, sólo por sí alguno se tomó la valentía de envenenarlo.
No eran estúpidos, estaban bien protegidos.
Seguro había cámaras por todos lados, por más que no podían verlas, los sirvientes lo sabían. Estaban siendo vigilados.
Las duchas eran compartidas entre los trabajadores, estaban separados por genero; un baño para las mujeres y otro para los hombres. Era lo único en lo que se habían molestado.
Lo que ponía la piel de gallina, era preguntarse sí también había cámaras ahí. No lo iban a saber.
Un chico rubio se les acercaba mientras caminaban por el comedor, llevaba una venda en la mejilla y un ceño fruncido demasiado profundo. Su mirada era realmente perturbadora para Yuugi, quien ya se sentía afectado por todo lo que vivió desde que pisó la mansión. Bakura le dedicó una sonrisa nerviosa, y el chico de cabello tricolor no pudo evitar sentirse cada vez más pequeño. — ¿Tú eres el mellizo? — Preguntó el rubio con una voz ruda.
Yuugi tragó saliva, sintiendo el frío golpear todo su cuerpo. ¿Era un trabajador como él? ¿Alguien de "alto prestigio"? — Jounouchi-kun, no seas rudo con Yuugi-kun, por favor. — Pidió Bakura con amabilidad. No parecía tenerle miedo, ni mucho menos.
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Lamentos Eternos
Fiksi PenggemarYuugi y Atem se encuentran con la propuesta de ser sirvientes para la familia Kaiba. Encerrados en la explotación, Atem decide enfrentar a su jefe, Seto Kaiba. ¿Qué pasaría sí compartieran un enemigo en común? |AU Prideshipping| +18 | Violencia-Int...