Dance for me

Capítulo XX

Lo había meditado lo suficiente durante varios días, y en el transcurso de aquel proceso todo tipo de ideas habían volado por mi mente manteniéndome sumamente abstraída de la realidad con mi atención en una sola meta, aclarar mis sentimientos. Había debatido conmigo misma cada posible desenlace más de una decena de veces con la mera intención de prever cualquier tipo de final indeseado que pudiera presentarse, como por ejemplo que alguien saliera herido. De esta forma creí que sería mucho más sencillo mantener el control frente a cualquier contingencia. 

De manera casi milagrosa esta vez el destino había jugado a mi favor ya que el hecho de que Tae se hubiera tomado algunos días fuera de la ciudad adelantando sus vacaciones habían sido de gran ayuda para aclarar este asuntos. Namjoon me había comentado, tras haberle hecho una interminable ronda de preguntas, que él le había pedido por adelantado unos días para viajar a Daegu y visitar a su familia. Tal vez él también necesitaba meditar y acomodar sus asuntos y que mejor que volver a los orígenes y el calor del hogar de uno para hacerlo. En lo más profundo de mi ser debía reconocer lo mucho que me regocijaba el hecho de saber que él se había ido solo ya que de esa forma se mantendría lejos de Hyuna al menos por un tiempo. 

Luego de aquel infortunado y despreciable encuentro con la rubia que lograba sacar a la luz mi lado más oscuro, no habíamos​ vuelto a cruzar palabra. Aunque moría de curiosidad por saber que sucedía entre Taehyung y ella preferia mantenerme alejada de la idea tóxica y auto-destructiva de averiguarlo. Eso era lo mejor, al menos por ahora, y para asegurarme de que ningún tipo de información no deseada llegara a mi accidentalmente recurrí a mi carta más valiosa, mi amiga y mano derecha, Jennie. Solo basto que le hiciera saber a su amiga todo lo que había sucedido últimamente y sus sospechas acerca de Hyuna y Tae para que estuviera apoyándola como siempre.  Tuvimos interminables charlas que nos habían desvelado más de una noche y luego de tanto debate lo que había obtenido de Jennie fueron múltiples opiniones acerca de todo... de lo desagradable e incompatible que era esa pareja que la atormentaba a cada segundo, de lo negadora que era por no querer reconocer los grandes sentimientos que tenía por Tae y por ende lo normal que era que sintiera celos al verlo con otra, lo ventajera y mentirosa que era Hyuna por haberse aproximado a ellas solamente para acercarse a Tae y finalmente lo extraño que le resultaba su actual pretendiente Yoongi. Sabía perfectamente que Jennie siempre había deseado verla junto a Taehyung, la sola idea de esa pareja le causaba más emoción y dicha a su amiga que cualquiera de los doramas románticos que seguía cada tarde por televisión; y el hecho de que apareciera un tercero, este nuevo y misterioso hombre con aspecto de príncipe encantador por algún razón no le cerraba del todo. 

A pesar de las advertencias y la rotunda negativa que planteaba Jennie frente al​ interés que Yoongi demostraba tener por mi, decidí hacer caso omiso a sus malas vibras y tome la decisión de seguir viéndolo, por alguna razón su persona me atraía y quería llegar a conocerlo aún más. No me parecía para nada peligroso ni contraproducente el despejarme por un momento de todas esas ideas que me atormentaban y dejarme encantar por él. Me sentía cómoda estando con él y disfrutaba su compañía, y podía afirmar el el sentimiento era mutuo, sin presumir claro está. Habían detalles y señales frente a mis ojos que daban cuenta de ello, el realmente buscaba acercarse a mi.  A lo largo de la semana de alguna forma y muy a pesar de su apretada agenda él se las había arreglado para pasar a buscarme por la Universidad después de mis clases ya sea para ir por un café, un trago o simplemente pasar un rato juntos. Se sentía agradable que alguien se esmerara así por mí.

 Esa noche en su apartamento había marcado un antes y un después tras aquel gran acercamiento y en cada nueva "cita" que teníamos era usual que hubiera más de un beso, roce o caricia de las dos partes. Todo fluía con naturalidad nada era totalmente planeado y se iba dando en el momento y eso lo hacía emocionante, así como también la diferencia de mundos en la que vivíamos. Tal vez eso era lo que generaba tal atracción.