Capítulo XXIX

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TH:— ¿Tu primer día de trabajo y ya tenes un admirador?... nada mal amor — comentó mientras me subía al auto acomodándome en el asiento del copiloto, su vista se encontraba fija en la silueta de mi jefe, el cual se marchaba en dirección a lo que supuse sería su vehículo — ¿Quien es el susodicho? — volvió su vista hacia mi poniendo en marcha el auto.

TN:— ¿Un admirador, de donde sacas eso? ¿Acaso estás celoso Kim? — arquee una de mis cejas acomodando mi bolso sobre mis piernas y cerrando la puerta del auto.

TH:— No... la verdad que no, porque el que vuelve a casa con vos soy yo y no él — sonrió triunfante poniendo su diestra sobre mi hombro acariciándome suavemente.

TN:— Ajá... interesante lógica, me agrada — sonreí levemente tomando su mano y entrelacé nuestros dedos sin apartar la misma de la suya — gracias por venir a buscarme, sabes que no era necesario — acaricié con mi pulgar el dorso de su mano.

TH: — Es tu primer día, quería estar para vos... se que es importante — me guió un ojo con un tinte seductor mientras ponía primera y abandonábamos juntos el recinto. 

Por más que el rogó más de una vez quedarse conmigo esa noche para festejar solos mi primer día en la empresa mantuve una postura firme en pasar la noche sola. Tenía muchas cosas que procesar, repasar y aprender antes de siquiera cenar, ducharme y descansar. Por más que amara su cálida presencia sabía que iba a ser una gran tentación y distracción para mi a la cual no creía ser capaz de resistirme. 

Al cabo de algunas horas, una ducha y una pizza de por medio me encontraba recostada en la cama con algunos resúmenes de la universidad, si pretendía mantenerme como pasante en esa empresa, definitivamente no podía permitirme bajar mis calificaciones. Un párrafo, una hoja, dos... y eso fue lo último que pude procesar antes de sentir como mi celular me despertaba sonando con intensidad debajo de mi almohada. Aquel aparato junto a la luz que se filtraba por la ventana me daban a entender que me había quedado dormida en un fallido intento por mantenerme al día. Aparte las arrugadas hojas que yacían desparramadas por toda la cama y desperezándome con pesadumbre despegué mi cuerpo de las sabanas.

Teniendo en cuenta que hoy debía llegar al recinto por mis propios medios opté por un atuendo simple y por tan solo un café para llevar como desayuno del día. Mientras daba los últimos sorbos a mi poco elaborado desayuno en la parada del bus podía oír la voz de Taehyung en mi cabeza regañandome por saltarme la comida más importante del día, solté una tímida risa bajando la mirada entre la gente ya que no pretendía llamar la atención y al ver que el transporte se detenía frente a mi boté mi vaso de café en el cesto y rápidamente subí al bus.

A pesar de no ser mi primer día seguía sintiéndome algo intimidada entre tanta gente al ingresar a aquel inmenso edificio. Todo mundo parecía ir sumamente concentrado en su propia historia, como si todo aquello que los rodeara fuera simplemente parte de una escenografía. Era para mi realmente extraño y algo frívolo. Bajo ningún aspecto lógico podía comparar el club con mi actual trabajo pero en cierto aspecto debía aceptar que a pesar de todo lo malo, con el tiempo se había tornado en un lugar bastante agradable, exceptuando a Hyuna claro esta. Solté un suspiro tomando valor para arrancar mi día y con mi acreditación en mano me aventure a cruzar los molinetes de seguridad, pero al primer intento la luz verde no se encendió inhabilitando así mi acceso. Me sentí bastante tonta y avergonzada, realmente llevaba el cartel de novata en la frente y me delataba sola ya que todos al rededor parecían pasar sin siquiera observar donde apoyaban sus credenciales. Me acerqué nuevamente al molinete y antes de que siquiera pudiera volver a intentarlo una mano, que salió de la nada, tomó sin previo aviso mi pequeña tarjeta, la apoyo sobre el detector haciendo que la luz verde apareciera y el sonrojo de mis mejillas aminorara. Giré sobre mis talones con una amable sonrisa para así poder ver y agradecer a aquel alma generosa que ahora me extendía nuevamente mi tarjeta devolviéndomela.

Dance for meWhere stories live. Discover now