Capullo

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Podía escucharlo como otras veces anteriores... la sirena de una ambulancia... podía escuchar algunas palabras que alentaban a aguantar un poco más, y poco a poco podía ver un resplandor apoderarse de su campo de visión, hasta quedar todo en un tono blanco.

Observo a gente pasar de un lado a otro... aquello parecía ser un hospital. Miro a su derecha.

-¿Papá?- susurro.

Adrián se encontraba sentado frente a una habitación, parecía angustiado e impaciente, enfermeras entraban y salían de aquella habitación pero no decían nada ¿Qué estaba pasando?

-Señor Agreste.- Como si de un resorte se tratase, el rubio salto de su lugar para acortar la distancia entre él y el doctor que salía de la habitación, su padre no necesito decir o preguntar algo, el doctor se adelantó.- Jamás había visto un caso como el de ahora.

-Puede explicarse ¿Qué quiere decir?

-En el estado en que se encuentra su esposa, lamento decirle que puede que alguno de los dos no sobreviva.- Adrián palideció por aquellas palabras, Emma sentía un dolor en el pecho ¿Qué estaba pasando? – Puede pasar a verle, pero por favor que su mujer no se altere.

¿Cuánto tiempo lleva desaparecida de su mundo? Realmente no solo sabía pero lo que si sabía era que eso ocurrió antes de que ella naciera. Una mano se posó sobre su hombro, al girarse sus orbes esmeralda se toparon con otros de dos diferentes tonalidades de verde.

-¿Plagg?- incluso su pregunta sonó extraña para ella... le conocía y al mismo tiempo le extrañaba conocerlo.

-Tikki posee la habilidad de traer recuerdos del pasado al presente, pero yo puedo ver lo que otros no ven.- dijo el pelinegro.- Sabia que pronto regresarías.

-¿Qué está pasando? Yo...

Algo parecido a una alarma se escuchó, un grupo de enfermeras entraron corriendo a la habitación sacando a Adrián de inmediato, El medico que anterior mente había hablado con el entro a toda velocidad. Emma camino rápidamente a la ventana de la habitación, la persiana fue cerrada y entonces ella se asombró, la persona frente al espejo no era... era ella pero al mismo tiempo no, todo había cambiado incluso su mirada. Su reflejo pareció cobrar vida propia.

-Todo estará bien.- Plagg coloco sus manos sobre los hombros de la rubia.- Te buscamos por mucho tiempo. Es un placer conocerte...Aiqing.

Su reflejo le sonrío, tras de ella apareció otra persona idéntica solo que su mirada era más dulce, demasiado ... se colocó a su lado para besarle la mejilla y desaparecer, Plagg retiro sus manos de sus hombros en aquel momento su respiración comenzó a fallarle, podía escuchar gritos dentro de la habitación, su cuerpo temblaba violentamente, era como si le arrebatasen el aire de golpe, sus piernas fallaron haciéndole caer, Plagg entonces se inclinó frente a ella tomándole tiernamente del mentón para mirarle a los ojos.

-Todo termino.- tras esas palabras su visión se tornó blanca, podía escuchar un llanto infantil, sentía el frio tocar su piel caliente apenas y podía distinguir algo entre las muchas luces de colores que formaban su visión, estaba asustada.

-¡Es una niña!- escucho que exclamaban.- ¡No está respirando!

Emma parecía removerse inquieta entre los brazos de Chat Noir, el peligro para ella había terminado cuando los kwami retiraron el akuma de su interior, a lo poco que logro entender fue que ellos tres implementaron una técnica parecida a la cual usaron cuando fueron sellados solo para extraer y destruir a aquella mariposa. Marinette entre sus manos sostenía el pequeño cuerpo agotado de Beeb, al igual que su portadora pero en diferencia estaba se encontraba sumida en un profundo sueño.

Dulce Como la MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora