Capítulo 22

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—¿Me escuchaste? —sí había registrado las palabras de Cedric. En un principio con atención, luego se volvieron un murmullo lejano y amortiguado, y ahora, cuando su significado se asentaba, una furia lenta e implacable se iba apoderando de mí. ¿Cómo se atrevía el muy descarado? —¿Kylen?

—No entiendo exactamente qué es lo que quieres —dije tratando de contener mi indignación.

—Ya te lo dije —me miró como si yo fuese lento de entendimiento. —Tienes que mantenerte alejado de Bastian Laforêt y de su hija hasta que tengamos más información.

—¿Tengamos?

—Sí, tú y yo. Voy a investigar un poco más en su pasado, voy a emplear...

—No hay nosotros en este asunto —lo interrumpí y me miró como si no me comprendiera, lo que no hizo sino incrementar más mi furia. —No te quiero hurgando en la vida de Bastian y Andrea. Déjalos tranquilos. No son tu problema.

—Kylen, entiende que —suspiró como un padre frustrado que está haciendo su mejor esfuerzo por no perder la paciencia con su hijo rebelde. —Siempre es necesario saber de quiénes estamos rodeados, conocer sus intenciones.

—¿Y eso te ha servido de mucho en el pasado? ¿Hablamos del mismo tipo de información que buscaste sobre Danny cuando fue a Londres? ¿Piensas robar también el portátil de Bastian para escudriñar en su disco duro?

—Yo no robé el portátil de Danny. Era mío.

—Dime una cosa, Cedric —lo interrumpí nuevamente porque esos pequeños detalles logísticos no cambiaban nada. —¿De qué sirvió toda esa investigación sobre Danny? —no le di tiempo a responderme. —Casi arruinaste las cosas con el amor de tu vida por esa maldita manía de querer ser un puto agente de la CIA. Tu paranoia te ha hecho más mal que bien. Entiende de una vez que las relaciones entre las personas no son un negocio en el que es necesario averiguar antecedentes y calcular riesgos.

—¿Por qué actúas de esta manera?

—¿Por qué sigues metiéndote en mi vida?

—¡Porque soy tu amigo! ¡Porque no quiero que la gente te joda!

—¿En serio? —me reí. —Eso no te incluye, ¿verdad? Te recuerdo que tuve un momento de debilidad con Danny y en lo que te enteraste importó poco la amistad, los años juntos, y fuiste tú quien intentó joderme, sin pedir explicaciones, sin intentar ni una de tus famosas investigaciones. No, simplemente me botaste a la calle, dejaste mis pertenencias en un basurero, casi hiciste que perdiera mi trabajo y, a pesar de todo eso, nunca me quejé. Pagué el precio y como penitencia por mi terrible traición me exilié en París lejos de mis amigos, solo. ¿Qué más quieres de mí?

—Bruder, olvidemos eso...

—¿Puedes tú olvidarlo, Cedric? ¿Me permitirás olvidarlo en algún momento?

—¡Estoy tratando de hacerte un favor! —gritó.

Debía reconocer que, normalmente, Cedric Vaughn perdiendo los estribos era una visión aterradora, pero ya no más. La perspectiva sobre una persona puede cambiar cuando la has visto en su punto más bajo, con resaca y sin bañar, autodestruyéndose por amor. Cedric Vaughn seguía siendo mi amigo más querido, pero ya no era ese dios perfecto y sin fallas. Además, no iba a permitir que intentara dañar a Bastian o Andrea.

—Todo lo que dices es absurdo —dije con una sonrisa despreocupada. —Si Bastian es una extorsionador de hombres ricos, estoy a salvo. ¿Tienes idea de lo que gana un bailarín? En este punto, con la información que me has entregado como soporte, todo parece indicar que soy el más beneficiado, pues él tiene más dinero que yo. ¿No deberías investigarme a mí?

El 'Chico Malo' del Ballet (Gay) [Terminada] #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora