8._ Tres amigos y un abrazo

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Gastón Aldrich

Sin más que hacer, los tres ya estamos siendo llevados a rastras por el mismo camino que tomamos para llegar aquí, tomados del brazo por el hombre quien de alguna manera puede con nosotros.

Yo ya lo dije, hay alguien dentro de esa habitación y quiero saber quién es, pues según lo que nos han dicho, aquí no hay nadie de la familia, pero esa habitación está fría tal y como siempre cuando Akira se encuentra allí. Nos están mintiendo en la cara, y como si no fuese eso suficiente, sería la primera vez que nos mandan a sacar de la mansión de esta manera, porque las otras veces que hemos venido aquí sin previo aviso y a la final con ellos acabándose por enterar, siempre nos permiten quedarnos para esperarlos.

— Asim, ¿qué está pasando aquí? ¿Dónde está Akira? —dice entre dientes la castaña.

¿¡Lo conoces, Victoria!? Estás preguntando directamente por ella, por lo que este hombre de aquí debe tener alguna conexión con ella... ¿Novio? ¿Amigo? ¿Qué tanto nos ha estado ocultando Akira por todo este tiempo? Porque ya me di cuenta de que no se trata de un empleado.

— Lo siento, Victoria. Tengo que cumplir éstas órdenes.

Lo miro de reojo antes de cerrar mis ojos, respirando hondo para soltarme de su agarre y empujarlo, haciendo que tropiece con Matías y Victoria y por lo tanto caiga al suelo con ellos dos casi cayéndole encima; no voy a seguir permitiendo esto de parte de ellos, no se supone que esto debería estar sucediendo. Corro de vuelta a la puerta sin darme tiempo para perder, escuchando como el pelinegro grita mi nombre y un reclamo viene de parte de este tipo.

Giro el pomo de la puerta y entro rápidamente, deseando que esto haya sucedido minutos antes cuando ese sujeto no se había aparecido. Exclamo con sorpresa y miedo al ver un rostro conocido girando hacia mí con efusividad hasta que rápidamente se acerca, desapareciendo de mi vista; rápidamente siento como mis rodillas son golpeadas desde detrás y mi hombro es sujetado para ser tumbado en el suelo, pero nada hay detrás de mí, la sensación que sentí cerca de mí desaparece de pronto, justo cuando Matías llega aquí.

Me levanto cuidadosamente, respirando agitadamente, asimilando este extraño, veloz e inesperado suceso, sintiendo como mi corazón golpea fuertemente en mi pecho por el repentino nerviosismo y miedo que siento.

— Gastón... —me llama mi novio en un hilo de voz, quizás incapaz de adentrarse a esta habitación por encontrarse temblando y viendo un lugar inespecífico con gran fijeza, seguramente por haber visto lo mismo que yo.

No voy a su encuentro, y mucho menos al de Victoria quien con leve con preocupación se acerca a su lado, al reconocer el tan conocido perfil de Akira sobre la cama de la habitación. Ignoro el gesto sonoro de Victoria quizás al verla también.

Me acerco a ella, escéptico a lo que se encuentra frente a mí..., paseando mi mirada sobre su cuerpo de pies a cabeza, sintiendo como mis ojos se cristalizan por tantos sentimientos mezclados, al sentir como estoy viendo algo de otro mundo, algo que no tiene ninguna explicación lógica y mucho menos científica, ni siquiera una que pueda ser considerada como real

¿Qué estoy viendo? ¿Qué es esto? ¿Por qué está así y por qué se ve de esa manera?

Sujeto firmemente mis manos sin poder despegar mi vista del rostro de amiga al verlo absolutamente pálido con tan solo diversas líneas moradas dándole un ligero color. Sigo sin poder despegar mi vista de su cabello por este encontrarse absolutamente blanco tal y como el de su abuela, y mucho menos puedo despegar mi vista al ver las alas contrastantes que se encuentran bajo su espalda. Sigo sin poder despegar mí vista de ella al no poder entender cómo es que se encuentra así y por qué tiene eso, y mucho menos al no entender las sombras que es su ropa.

Secreto entre lazos: DominaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora