15._ Poniendo a prueba

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Akira Berglind

Respiro hondo, haciendo puños mis manos en contra de mi ropa con una desesperación creciente para evitarme dejar caer por la presión adormecedora que en mi cabeza amenaza. Trago grueso, quejándome en un sonido dejado a mi garganta mientras la misma duda se repite una y otra vez hasta que es soltada y dirigida a la mujer demonio que ha rasguñado mi rostro.

Ella comienza a reír en poco volumen a pesar de la sorpresa que sus ojos expresa.

— Lo mismo cuando conociste tu forma animal con un método más directo.

Cierro mis ojos, asintiendo lentamente al comprender absolutamente todo de mi malestar y de cómo aquella voz logró controlarme de forma tan sencilla luego de ordenarme que lo hiciera por cuenta propia...

— Ok —murmuro sin intención de dejarme escuchar—. No me toques —susurro, apartando la mano que a mí se acerca para sujetarme por el tambalear y trastabillar que me cubre al momento de levantarme de sobre la mesa donde caí sentada.

A pesar de mi vista de túnel y del dolor de cabeza que reclama por mantenerme sentada y tranquila, me aparto en lentos pasos de la mesa y de la pareja hasta que me obligo a detener bajo el marco de madera a pesar del enojo, la frustración y el mal sentir que me impulsan a alejarme de todos y de la mansión para no seguir demostrando ninguna clase de debilidad.

Suelto todo el aire inhalado en un exhalar largo y pesado.

Admito y reconozco mi mal actuar, sé que no hice bien en preguntar con ese tono y sé que hice mal con dejarme lleva por la hostilidad de mi abuelo y por la incomodidad que me provocó ver a Hunter con la medalla que representa el lado de mi abuelo Andrew. Sigo en desacuerdo con que él la lleve, no tengo un motivo específico, supongo es porque soy la única que no lo ve con la misma familiaridad de ellos a pesar de entender los puntos gritados a mi rostro.

No sé qué ha sucedido con mi familia y Hunter, pero han creado un lazo demasiado grueso y largo que me ha dejado perpleja en muchas ocasiones. Seguramente creció cuando me mantuve encerrada en mi habitación a causa de la debilidad creada por el veneno y se fortaleció hasta lo que es ahora mientras yo me mantuve atrapada en mi consciencia gracias al estado de recuperación donde entré.

Todo me hace sentir extraña, verlo en la mansión como algo más de lo que ha sido estos últimos años desde su muerte me hace sentir incómoda por no estar acostumbrada a eso mismo. Y ahora que el trato ha cambiado demasiado desde antes de la noche de la emboscada no he hecho más que quedarme siendo expectante por la extrañeza.

— Si tanto les molesta mi desconfianza, entonces no me den motivos para comenzar a hacerlo de ustedes tal y como hace un momento. Me acaban da dar razones suficientes.

Aplico más fuerza en donde mi mano se encuentra sujeta, desviando hacia allí todos los sentimientos que no quiero seguir mostrando.

— Dejarme sola... ¿Qué tan diferente podría ser eso ahora de cuando ustedes entraron en estado de recuperación? Si quieren irse de mi lado, adelante, yo no los estoy obligando a permanecer a mi lado, pero no me amenacen con eso como si buscaran manipularme.

¿Qué tan diferente sería? Nada cambiaría, al menos en mí. Esa vez caí por el simple hecho de pensar que no los tendría de nuevo a mi lado, porque no volvería a estar con ellos nunca más, pero si es de tenerlos conmigo sin ningún tipo de relación y con todos dejándome de lado..., yo tan solo volvería al mismo punto de aquel entonces.

Eso es lo que sucedería si ellos fuesen capaces de hacerlo. Las palabras no fueron dichas completamente por mi abuela sino por aquel lado oscuro y maldito que busca siempre la satisfacción propia en sucios juegos, pero sigue siendo una parte poco controlada de ella ligada a sus verdaderos pensamientos.

Secreto entre lazos: DominaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora