19._ Movimientos al cambio seguro

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Akira Berglind

Valiéndome poco sus esfuerzos inútiles, lo tomo del cabello para acorralarlo contra la pared sin darle escapatoria alguna, acabado con sus zonas de salida con la ayuda de mi cuerpo; nuevamente hace un brusco movimiento, casi zafándose de mi agarre de no ser por mi rápida reacción de clavarle la rodilla en el interior del muslo, justo en esa parte sensible al dolor y la presión. Afianzo mucho más mi agarre, sacándole unas cuantas quejas que entran y salen de mi oído como si nada, y antes de que me haga derramar el contenido y me vea bajo la obligación de recrearlo, tiro de su cabeza hasta hacerle golpear con fuerza para así desorientarlo por unos segundos, los suficientes como para cambiar mi mano de su cabello a sus mejillas con tal de hacerle separarlo los labios y darle de beber el oscuro contenido multicolor.

Golpea mi mano en un momento de descuido propio, haciéndome tirar el contenedor de vidrio que no tarda en resonar su sonido contra las paredes de este pequeño lugar, dando claro indicio de como se ha hecho añicos.

Cubro sus labios con gran fuerza así como impido su respirar al hacer lo mismo con su nariz, capaz de permanecer en esta posición el tiempo suficiente hasta que se vea obligado a tragar para poder recobrar la respiración.

— No te soltaré hasta que tragues —murmuro con pesadez, bajándolo poco a poco hasta tenerlo sentado en el suelo y conmigo de rodillas frente a él por simple comodidad.

Dos, tres, diez y quince minutos pasan hasta que escucho su garganta pasar el contenido en un grueso trago lleno de desagrado. Le suelto de inmediato sin apartarme, manteniéndome a la espera de una reacción inmediata tal y como ha sucedido con las anteriores pruebas que han sido revertidas para evitar mezclas con las nuevas.

Toma una honda respiración con sus ojos rabiosos sobre mí, queriendo decir palabras que al final no logran escapar de su boca por el desconcierto de tal sustancia recorriendo su cuerpo en forma de un hechizo completamente puro en naturaleza. Su mirada fría y enojada se transforma en una repleta de suavidad, confusión y sumisión disfrazada de debilidad, dándole forma frente a mí el resultado tan esperado por nosotros siete y por el extra ajeno a mis actos y a mis formas de movimiento.

— ¿Quién soy yo? —Pregunto una vez más, dirigiéndome hacia el estante más cercano— ¿Cuál es tu deber?

— Berglind, Diosa líder —dice seguro de sus palabras, mirando hacia donde seguramente percibe mis ojos—. Ser su fiel servidor del infierno.

Sonrío, extasiada por el orgullo propio y demasiado alegre por finalmente acabar la parte más importante de mis planes y con lo cual podré acabar con el estrés de unir y unir puntos que no conectaban a ningún lado.

¡Si así es el resultado en su pura expresión, no me imagino la perfección misma cuando todo esté sobre escena! ¡Es simplemente asombroso! No busco sumisión absoluta, ni mucho menos redención total, eso son solo los resultado de esta prueba; lo que yo quiero es aceptación y sentimiento de pertenencia y deber, de reconocimiento a mí poder y a mi posición para así evitar personas volviéndose en mi contra como la última vez.

— ¡Muy bien! —Exclamo como si me dirigiese a un niño pequeño— Toma esto, te mereces un premio —entrego con total falsedad dirigida hacia mí, la copa repleta de mi sangre, la cual recibe con el mayor gusto de todos.

Es inevitable, por mucho que no me quieran allí por haber generado cambio, no es algo que vaya a concederles ver. Nunca hubo objeciones con los anteriores, solo aceptación y sumisión, ¿por qué conmigo no si ya estoy completamente de pie sobre ellos? No me parece, pero tendrán que aguantárselas porque no voy a dar oportunidades de redención a aquellos en mi contra.

Secreto entre lazos: DominaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora