Te quiero

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Ya había pasado un mes desde la OTFiesta. Aquella fue mágica, extraña, emocionante... a la vez. Vicente estaba allí, viendo el No puedo vivir sin ti, Cepeda se declaró delante de media España, Aitana sentía vergüenza y ternura a la vez...
Desde aquél día, Aitana se quedó en Barcelona, cortó definitivamente con Vicente y le suplicó que se alejara de su vida, Cepeda volvió a Madrid. Estaban a muchos kilómetros de distancia pero se sentían cerca. Las llamadas, los mensajes, las fotos, los comentarios en redes sociales... eran continuos.
Era jueves por la mañana y Cepeda estaba haciendo la maleta, ya que, iba a pasar unos días en Galicia. El siguiente concierto de la gira de OT era allí, así que, aprovecharía para pasar unos días para estar con su familia. De repente sonó su teléfono, un whatsapp del grupo que tenía con todos sus compañeros de la academia.
Aitana: Hola chicos💖
Aitana: Os quería pedir un favor, alguien puede llevarme el domingo a Galicia porfavor esque mi padre al final no puede porque tiene trabajo... y no se como ir.
Raoul: yo no puedo lo siento...😪
Luis no lo dudó ni dos segundos y contestó:
Cepeda: yo ahora estoy haciendo la maleta, de aquí una hora más o menos voy a ir a casa de mis padres y pasaré unos días allí, si quieres te puedes quedar con nosotros, no les importará🤘💙.
Aitana: Enserio Luis? No quiero molestar.
Cepeda: tu nunca molestas idiota🙈.
Ambos hicieron la maleta corriendo, y en menos de media hora, ya estaba de camino a Barcelona.
Cuando llegó a la puerta de su casa, estaba nervioso y cansado, pero cuando la vio salir, con su flequillo despeinado, su chaqueta vaquera, sus ojos color miel... estaba tan guapa, derrochaba felicidad. Cosme y Belén, los padres de Aitana, le agradecieron millones de veces aquél gesto tan bonito, eran personas muy agradecidas.
-Como estás Cepedi? -dijo mientras le acariciaba la pierna.
-Pues cansado hasta que has aparecido por la puerta... -contestó con una sonrisa pícara.
- Que tonto eres... -rió- una cosa... tu crees que le caeré bien a tus padres esque no sé si les causaré buena impresión... alomejor me ven...
-Aitana pero que dices -dijo Luis sin dejarla acabar la frase- cualquier persona que me haga feliz a mi, les hace feliz a ellos. Deja de preocuparte tanto pequeña, eres increíble.
Aitana no dijo nada, sólo lo miró con una sonrisa y le acarició el brazo, eso servía.
Llegaron a Galicia y ya era de noche. Aitana había dormido unas horas, era tan tierna cuando lo hacía...
-Aiti ya hemos llegado - le susurró mientras le acariciaba la cara.
-Ay Luis jajaja -dijo con la voz de recién levantada.
Descargaron las maletas y picaron a la puerta. Les recibieron con un fuerte abrazo que relajó a Aitana.
-María vendrá pasado mañana-dijo su madre- tenía bastante trabajo aún por hacer.
-Vale mamá, que ganas tengo de verla y de presentarle a Aiti.
-Chicos hoy podéis dormir separados por que María no está pero luego, Luis, o duermes con Aitana o duermes con María.  
-Yo creo que, si a Luis no le importa, podemos dormir juntos desde hoy y así no le tocamos la habitación a su hermana.
- Claro! por mi no hay problema -dijo dándole un pequeño abrazo, el cuál, su madre empezó a sospechar que había alguna cosa más. Ella, sólo sabía que Graciela había roto con su hijo por Aitana y que él la quería mucho pero no tenía más información.
Se instalaron en la habitación de Luis, la que, iba a ser su refugio durante unos días, se pusieron el pijama y bajaron a la planta de abajo a cenar. Aquella casa era muy grande, tenía 4 pisos y era muy acogedora. La habitación donde iban a dormir estaba en el tercer piso, la de los padres de Luis en el primero y la cocina en el segundo.
Encarna, la madre de Luis, había hecho pizzas para cenar. Cuando terminaron aquella cena llena de preguntas, por parte de su familia, sobre cómo les iba todo, subieron a dormir.
Les costó poco coger el sueño, estaban muy cansados.
-Buenas noches Luis, te quiero.
Cepeda respondió con un beso en la frente y una suave caricia que provocó un escalofrío en el pequeño cuerpo de Aitana.
Eran dos en el sitio de uno.


AITEDA, DESPUÉS DE LA ACADEMIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora