[Terminado] «StrangeSlytherin»

Un pequeño gran error.

Hagrid pasó por mi lado a toda prisa, parecía dirigirse al despacho de Dumbledore con la intención de contar lo ocurrido con el ser y el unicornio asesinado.

Me dirigía a mi dormitorio. Fue un día duro. No comí, después de todo aquello no tenía apetito.

Los alumnos murmuraban, como no.
Te criticaban y hasta algunos, te maldecían, sin la intención de ser discretos.

Quería volver con Kira a pesar de descubrir que no era mi hermana. Pero no importaba, solo quería a alguien que pudiese abrazar, me escuchase y dijese que todo iría bien.

Volví a sentarme en aquel verdoso sofá. Alguien abrió la puerta. Creí que era Harry, que volvería a sentarse junto a mí y me diría que todo iría bien. Era Draco, que al verme, paró en seco. Me miró y se acercó a mí.
No quería mirarle, después de todo lo que me dijo.
Al ver mi reacción, dió media vuelta.

-Lo siento. -Dijo susurrando mientras se alejaba del sofá.

Oír esas palabras, con tanto arrepentimiento, se me encogió el corazón.
Pero ya le di una oportunidad, no soy débil.
Lo vi alejarse, con decisión y sin mirar atrás.

***

-¡Calla, maldito desgraciado! -Dijo uno de los hombre al otro hombre, más pequeño que este.
Rodeaban un sillón ocupado por un diminuto hombre, que apenas se veía.

Eran los de el anterior sueño.
Supongo, que aquel diminuto hombre, era Voldemort.

El segundo hombre, después del grito de su compañero, agachó la cabeza y asintió.

Empezó a hablar Voldemort.

-Bien, como decía, la chica sabe de mi existencia, al igual que Dumbledore y los demás profesores.

-Señor, pero usted está muy débil todavía para la guerra. -Dijo el menor de los hombres.

-¿Quien a dicho algo de una guerra? -Dijo algo furioso después de ser interrumpido otra vez por aquel hombre.

El hombre se calló.

Voldemort giró la cabeza, lentamente.

-Otra vez estás ahí, Ilie. -Dijo Voldemort.

Uno de los hombres lo cogió en brazos y lo acerco a mi.

-Creo que estás lista para servirme.

Me asusté y retrocedi.

Voldemort agarró mi barbilla con sus diminutas manos huesudas y frías.

-No te asustes. Solo quiero proponerte algo.

Me miró fijamente a los ojos, como si pudiera ver algo atraves de ellos.

-Veo tristeza en tus ojos, al igual que furia y rencor. Te han hecho daño.

Voldemort apartó la mano de mi barbilla.

-y si... -hizo una pequeña pausa. Parecía cansado. - ¿Sirves para mí y a cambio te doy poder, grandeza, riqueza, venganza? todo lo que puedas imaginar.

Pensé un buen rato.

La verdad, no sabía muy bien que hacer. Tenía delante de mi al más grande y temido mago de todos los tiempos pidiendome que le sirviera.
No tenía nada que perder.
Me odiaban. Me odiaba todo el mundo. Que lo hicieran un poco más no cambiaría mucho.

Estreché la mano con aquel diminuto ser. No lo hice como con Malfoy. Lo hice de verdad. Serviría para el para siempre.
Un gran error. En el momento que su mano tocó la mía, puse en peligro a Harry, a Draco, a Dumbledore, a los alumnos, a los profesores, al mundo entero.

La humanidad colgaba de un hilo y dependía de una chica de 14 años. Que, ni siquiera ella misma, podía estabilizarse.