Sobre las tejas de Hogwarts

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Snape entró rápidamente a la habitación y se quedó paralizado al ver a Draco entre mis brazos, cubierto de sangre.

-¡Fuera, Potter! -Gritó Snape, mientras se acercaba a Draco.

Asentí y sin pensármelo mucho me dirigí a la salida, dejando a Draco con Snape.

-Espera - Dijo Snape antes de que saliera de la habitación. -No digas nada de lo que a pasado hoy, ¿de acuerdo?

Asentí, sin saber muy bien porqué Snape quería mantener en secreto lo sucedido con Harry y Draco.

Salí de la habitación y cerré la puerta.

-Estarás bien, Draco. -Dije susurrando en dirección a la puerta.

Me senté en el gran sillón verde de la sala común Slytherin y me llevé las manos a la cabeza.

-Porfavor Draco, espero que estés bien. Todo a sido mi culpa, todo a sido mi culpa, todo.. a.. - Dije en voz alta, sin la intención de hacerlo, hasta que me di cuenta y me callé. Por suerte, nadie se encontraba ahora mismo en aquella habitación.

Me fuí a mi cuarto, me tiré en la cama, cerré los ojos y me quedé dormida.

Al día siguiente, me propuse encontrar a Harry y que me digiera porqué lo hizo, la razón para intentar asesinar a Draco.

Primero pensé en ir al Gran Comedor y eso hice.

Cuando entré por las grandes puertas, pude ver a Harry sentado en la mesa Gryffindor, hablando como si nada hubiera pasado.

Me planté a su lado y me miró de reojo.

-Ilie... -Dijo tragando saliva.

Se levantó y con un gesto de mano me dijo que lo siguiera.

Entramos en los baños de las chicas, lo que me resultó un poco extraño e incómodo.

-Te quería hacer daño. -Dijo al instante de cerrar la puerta del baño. -Te iba a asesinar.

No respondí.

Se dió media vuelta hacia mi y se acercó.

-Voldemort le mandó asesinarte, también a mi y a Dumbledore. No podía dejar que te hiciera daño, ¿Lo entiendes, verdad?-Dijo posando una mano sobre mi hombro.

Observé su mano y se la aparté de inmediato.

-No,  claro que no. Te presentas de repente, me tiras al suelo e intentas matar a Draco. Sin quitar la importancia de que yo también soy mortífaga, ¿Porqué madaría un mortífago a matar a otro mortífago? -Dije bastante enfadada.

Harry se calló por un momento, cómo si buscara respuesta a aquella pregunta.

-Pero, Ilie, les oí. -Dijo intentanto convencerme.

-¿A quienes? -pregunté.

-Hablaban sobre que el deber de Draco era asesinarnos, les oí. Y cuando lo ví meterse junto a tí en esa habitación pensé lo peor. -Dijo Harry mientras agachaba un poco la cabeza.

-Solo estaba allí, porque quería enseñarme que el era un mortífago, su marca. -Dije.

El volvió a levantar la cabeza.

-Lo siento, soy un estúpido. -Dijo.

Me acerqué a el y le alboroté su cabello azabache.

-Si, si que lo eres. -Dije amablemente, mientras seguía revolviéndole el cabello.

El sonrió y yo le devolví la sonrisa.

Sin previo aviso me abrazó y volvió a pedirme disculpas.

Cuando salí del baño junto a Harry me tropecé con Snape, que pasaba por allí justo en ese momento.

Snape gruñó y me dedicó una cara de asco.

-Perdón, profesor Snape. -Me disculpé.

Harry se alejó de allí y me gritó:

-¡Ya nos verémos!

Mientras movía en alto su brazo en forma de despedida.

-Profesor, ¿Dónde está Draco?

-Está en la enfermería, intenté curarle, pero parace ser que no se recuperó del todo. -Respondió.

-Gracias, profesor. -Dije mientras me alejaba de el y empecé a correr hacia la enfermería.

Cuando entré, una de las enfermeras llevaba un gran cazo de comida hacia una camilla donde se podía apreciar un brillante cabello platino y fui hacia allí.

-Oh, señorita Walker, está usted aquí... -Dijo nerviosamente. -¿A qué se debe su visita? -Siguió diciendo mientras intentaba cortarme el paso.

-Vengo a ver Draco Malfoy. -Dije mientras intentaba llegar hasta el.

-Ah, usted sabe lo de Malfoy, Snape me dijo que no se lo contara a nadie, que nadie debía saber nada. -Dijo dándome el gran cazo. -Porfavor, si es tan amable, llévale esto al señorito Malfoy.

Asentí y me dirigí a la camilla dónde se situába Draco.

Dejé el gran cazo a un lado de una de las mesillas y observé a Draco, inconsciente, lleno de vendajes que le cubrían desde el pecho hasta las puntas de los dedos.

Acaricié su platino cabello, suavemente.

-Lo siento, Draco -Dije tristemente. -Harry pensó que intentarías matarme.

Y sin control, unas saladas lágrimas se desplazaban por mis rosadas mejillas.

Las limpié y me senté en una de las sillas que se situaban a los lados de la camilla.

Pasé todo el día rezando para que despertara.

Hasta que me quedé dormida, apoyada sobre brazo derecho.

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-¡No, Draco! ¿Porqué haces esto? Porfavor, no lo hagas...

En un atardecer, en los techos del gran castillo de Hogwarts, sobre las rebaladizas tejas, gritába rogándo que Draco no me matara.

Me apuntaba con su varita, lloraba y le temblaba el cuerpo.

Yo me situaba en el filo de uno de los tejados del castillo, a unos pasos de caer al vacío.

No le creía capaz de matarme, pero sabía en el fondo que lo haría por su familia, por si mismo.

Pronunció "Avada Kedabra" con difulcutad y de su varita salió un gran rayo verde que impactó sobre mi pecho.

Pude sentir que me quedaba sin habla, que me ardía todo el cuerpo, como perdía el equilibrio y caía desde los tejados, ante la mirada de Draco, la triste y arrepentída mirada de Draco.

Cerré los ojos justo antes de impactar en el suelo y no volví a sentir nada.

Sabía que pronunciaría esas palabras, lo sabía y me hacía la ciega.

Debería haberle caso a Harry.

Pero ahora, ya era demasiado tarde.

[Terminado] «StrangeSlytherin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora