La Sombra

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Miré a Albus con los ojos como platos.
¿De verdad Harry, el famoso Harry Potter, era mi hermano?

-Siento habértelo soltado todo de repente. -Se disculpó Albus. -Pero creo que era necesario que lo supieras. Además, Kira, no es tu hermana, es una de mis ayudantes que te a estado cuidando estos últimos 14 años. Le ordené que te escondiera por si acaso, Voldemort, os buscaba. Pero como tus padres quisieron, ya estás en Hogwarts. -Añadió Albus.

Era demasiada información que tragar.

Era todo tan extraño.

Salí de aquella sala y bajé por las grandes escaleras de caracol.

Esperaba que Draco estuviera allí, pero no fue así.

Fui al Gran Comedor. Me sentía algo mareada y le daba vueltas a todo lo que Albus había dicho.

En el camino me crucé con Draco. Andaba cabizbajo y con paso acelerado.

Lo paré con mi mano.

-Draco, ¿Qué pasa? -Le pregunté cuando, una vez quieto, no me miraba a la cara.

-Sueltame, estorbo. -Dijo alzando la voz.

Me sorprendí de aquellas palabras. ¿Qué e hecho mal ahora?

-¿No ves que molestas? -Siguió diciendo, soltándose de mí.

-¿Que te pasa, Malfoy? ¿No éramos amigos? -Dije molesta.

-Nunca fui tu amigo, Ilie. -Dijo levantando la cabeza. - deshonras ser de sangre pura, ¿quien quisiera ser tu amigo? Me das asco.

Sentí como mis ojos empezaron a arder al igual que mis mejillas.

Los alumnos contemplaban la escena.

Yo solo sonreí y asentí.

Di media vuelta y mis lágrimas empezaron a derramarse, me había roto.

Los alumnos murmuraban, mientras Draco me miraba furioso y a la vez, arrepentido de haber dicho aquellas palabras.

Entré a la sala común de Slytherin y solo me senté en un sillón. Miraba al suelo. Tenía los ojos empapados, ardían. Sentía furia al igual que tristeza.

¿Qué podía esperar de un Malfoy?

Me sequé las lágrimas con las mangas de la túnica.
Cuando entró Harry a la sala.

Se sentó a mi lado y posó su mano sobre la mía. Con la otra acariciaba mi espalda. No decía nada. Aveces, solo necesitamos personas que se sienten a nuestro lado y nos haga compañía, nada más.
Sabía que había contemplado la escena donde Malfoy, me había humillado públicamente y, por lo que sentí bajo mi pecho, me había roto el corazón.

-No puedes estar aquí, Harry. -Dijo el prefecto de Slytherin cuando salió de una de las habitaciones y nos vió sentados en uno de los sillones.

Harry se levantó.

-Estaré bien, gracias por animarme. -Le dije a Harry.

Harry asintió.

Sus ojos desprendían lástima y puede que también, furia.

Harry se fue de la sala de Slytherin seguido por el prefecto.

Volví a quedarme sola en aquella verdosa habitación.

¿Porqué aquello dolía tanto?
Aquella pregunta rodaba por mi cabeza, una y otra vez.

Me levanté del sillón.

Me prometí, que por nada del mundo, volverían a hacerme daño.

Me sequé, otra vez, la lágrimas que se desprendían de mis ojos.

Me dirigía a las afueras de Hogwarts. Esta vez, solo quería correr y gritar.

Cuando llegué allí, una pregunta pasó por mi cabeza.

¿Que habrá en el bosque prohibido?

Sin pensarlo, me metí en el bosque. No tenía nada que perder.

Pasaba por oscuros árboles, qué, de vez en cuando, me arañaban las piernas. Las ramas de estos tapaban el cielo, y apenas la luz traspasaba por ellas.

Sabía que me había perdido pero aún así seguí adelante, sin miedo alguno.
¿Pero, que hacia allí?

El silencio inundaba el bosque, hasta que el grave gritó de un caballo, lo interrumpió.

Me dirigí hasta donde provenían esos gritos.
Tras haberlos seguido durante un buen tiempo, cesaron.

Seguí hacia delante.

Una sombra estaba junto a un caballo, que al mi parecer, parecía un unicornio. El ser se movía como si se alimentase de aquel unicornio. Aquella sombra se dió cuenta de mi presencia y se levantó. Se acercaba a mí, poco a poco.
La niebla era más densa y inundaba el suelo del bosque.
Se acercaba más y más a mí.

Yo retrocedía, pero un árbol me cortaba el camino.

-Ilie, Ilie, ¿Donde estas?
Varios alumnos gritaban mi nombre, buscándome.

La sombra se giró y al verlos, tras la niebla, desapareció.

Uno de los alumnos, me vió, aterrorizada, apoyada en el tronco de un árbol.

-¡Está aquí, está aquí! -Gritó aquel chico.

Un hombre, se hacía paso entre los alumnos, era Hagrid. Y a su lado, aquel chico de cabello platino, el culpable de que estuviéramos allí.

[Terminado] «StrangeSlytherin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora