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Actualidad

«Magnus»

Sube al auto de manera apresurada, tratando de parecer lo más normal que se permite sabiendo que falla. Alec le sigue segundos después y se apresura a encender el auto. Dentro todos siguen en lo suyo, Isabelle insistió en venir con nosotros, pero Alexander se lo negó y le pedio que se encargara de que esa cuartada fuera perfecta, le beso la frente y la dejo en pasillo oscuro.

Avanzamos por la calle iluminada únicamente con unas pocas luces, las luces de las casas están apagadas dando a entender que todos duermen. ¿Qué pasara en aquellas casas? ¿Se encontrarán de viaje? ¿Habrá discusiones? ¿Serán parejas o familias? ¿Alguien llorara antes de ir a dormir? Sea lo que sea esta seguro de que ninguna de esas personas limpia la sangre del piso de la casa y salen en un auto con un cuerpo en el maletero.

— ¿Qué haremos con él? — Se atreve a romper el silencio que inunda el espacio entre ellos dos.

— Enterrarlo

Mantiene su vista al frente, sin expresión alguna.

— Podrían encontrarlo si hacemos eso.

Ríe un poco ante el comentario, pero ni siquiera me mira, los cabellos le resbalan por la cara haciendo que luzca como un desesperado.

— Es la mejor opción que tenemos, no podemos quemarlo porqué atraeríamos demasiado la atención, es muy arriesgado tirarlo en la costa... tarde o temprano será arrastrado por la marea hacía la orilla. — Respira y aprieta sus manos al volante en señal de nerviosismo. — La mejor opción es enterrarlo, es menos probable que lo encuentren.

Asiento, no quiero darle la contraria o podría explotar en ese momento y además concuerdo en que no existe otra forma más viable.

— ¿En donde lo haremos? — Acomodo mi cuerpo al asiento y trueno mis dedos.

— Saldremos de la ciudad, lo más lejos que se pueda de nosotros, pero sin dejar demasiadas pistas.

— ¿A dónde iremos Alec? — Mi nerviosismo aumenta, no dudo de Alec, pero todos estamos demasiado tensos.

— A Sullivan, justo en donde encontraron a Katherine.

Me quedo helado, es un lugar en el que ya hemos estado, donde nos conocen y tenemos relación.

— Alec... la gente en ese lugar nos conoce, todos fueron al juicio, si alguien nos ve, las cosas pueden empeorar.

Por primera vez me mira y no se como interpretar su mirada, es una que no reconozco, una a la cual no se reaccionar.

— Esto no puede empeorar mas Magnus. — No tengo nada que decir, fue una buena jugada, así que solo espero a que siga. — Si alguien nos ve, no seremos presa fácil, aun cuando estuvimos en el juicio, la gente a penas nos miró, para ellos solo fuimos los policías de Nueva York, nada más. Seremos cuidadosos, nos desharemos del cuerpo y el arma homicida y pasaremos tiempo en el lugar como si fuéramos tras una pista.

— Nuestra cuartada. — Susurro más para mí que para él.

— Exactamente, nosotros no podemos ir a la fiesta como los demás, estamos demasiado lejos y levantaría más sospechas si aparecemos de la nada.

— Entonces... diremos que seguimos una pista de un nuevo caso y perdimos la noción del tiempo, por lo que decidimos pasar la noche en Sullivan.

— Es una buena idea.

No huno más que silencio el resto del camino, no hasta que llegamos al lugar con las luces apagas y guiándonos solo con la iluminación de la carretera, llegamos a la orilla del bosque... Alexander detienen el auto en el sendero y la música en el fondo es el sonido de nuestra respiración.

— Debemos caminar un tramo más con el cuerpo y entonces buscaremos un lugar para enterrarlo. — Suspira y me mira. — Yo llevo el cuerpo, tu encárgate del mazo y las palas.

— Bien... — No se que más decir, por primera vez se me acaban las palabras.

Ambos miramos al frente pero no nos movemos, es como si esperáramos a estallar en risas para decir que todo es una broma, arrancar el carro e irnos a casa. Pero no. No es así.

— Podemos hacerlo, no tenemos opción. —Parece que lo dice más para él. Como una especie de mantra que lleva repitiendo en su cabeza una y otra vez.

— No, no podemos Alexander, pero tenemos que hacerlo. Ya no tenemos opciones. — Ya no queda nada de la alegría que caracterizaba mi voz, ahora es seria y apagada.

— Entonces hagámoslo. — Ambos salimos del auto sin mirarnos si quiera.

Algo curioso sucede cuando una persona encuentra motivación en la otra, es como una especie de magia que los hace imparables cuando están juntos, los hace hacer cosas que jamás imaginarían hacer con nadie más que no sea esa persona sin importar que las cosas sean buenas o malas. El amar tanto a una persona es como un arma de doble filo, por mas que alejes el cuchillo de tu cuello siempre estará ese hilo invisible que lo acerque más a ti. El amor que Alexander siente por mi está haciendo que el filo del cuchillo se incruste en su garganta, provocando un orificio profundo al igual que mi lado del cuchillo se entierra cada vez más y más... ahora no solo estamos atados por amor, también lo estamos por un asesinato.

Ninguno de los dos podía saber que dábamos un paso en falso.

Porque si Alec, las cosas se pueden poner aún peor.

Can't Go BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora