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Actualidad

«Alec»

Puede llamarse como sea, pero en ocasiones la suerte se maneja de maneras curiosas y de la misma forma puede verse como algo subjetivo. Para mucha gente la suerte llega cuando la prueba de embarazo marca positivo, para otros cuando se logra vencer una enfermedad imposible, algunos más cuando sobreviven a un evento de alto impacto y existen una infinidad de ejemplos que nos llevarían a la misma conclusión: La suerte es una moneda de dos caras y cada persona la toma de la forma más conveniente.

En mi caso, no fue suerte encontrar a toda mi familia en una escena del crimen, estaba lejos de serlo. Jamás me imagine verme en una situación como esta, siempre creí que estaría del lado contrario del perímetro marcado con aquella familiar cinta amarilla, nunca en esta posición. Entonces... para mi fue suerte encontrar una forma de darnos más tiempo mientras buscábamos como librarnos de la situación que estábamos viviendo.

Veo a Magnus bajar con algunas cobijas abrazadas a su pecho, se acerca a mi y me las entrega, ninguno dice una sola palabra, le indica que se ponga los guantes que Isabelle y Jace encontraron, para evitar dejar más huellas de las que ya existían en el lugar. Extendemos las cobijas junto al cuerpo y con mucho cuidado lo colocamos sobre ellas; antes de cubrirlo y enrollarlo, lo miro una ultima vez. Había visto su rostro tantas veces que me era imposible no recordarlo saludando amigablemente con el portafolio en mano y el traje siempre arreglado.

— ¿Estas bien? — Me lo dice demasiado cerca, asegurándose de que nadie más pueda escucharnos.

Solo asiento, no quiero cruzar palabra con él, no aún.

Cubren el cuerpo de manera que sea imposible saber que es lo que llevan entre tantas mantas, Magnus toma las llaves de su bolsillo y con mucho cuidado le ve saliendo para acercar el carro y verificar que nadie les vea.

Regresa al cabo de unos minutos para ayudarlo a cargarlo hasta su auto que ya esta listo y con el maletero abierto y cubierto de bolsas negras.

— Bien pensado — Entre menos evidencia dejen, mejor será la situación.

Acomodan el cuerpo en el maletero y lo cierran antes de que alguien pueda ver la escena. Todos dentro limpian el piso como si su vida dependiera de ello, asegurándose de quitar cada mancha y tratando de ordenar cada cosa.

— ¿Cómo estás? — Detiene en seco a su esposo luego de cerrar la puerta de la casa, dejándolos en la penumbra del vestíbulo.

— Bueno... estoy mejor de lo que estaba cuando te llame — EL moreno no lo ve, es como si no quisiera hacerlo.

— Magnus... — Quisiera decirle algo que le ayudara, pero no tienen idea de como hacerlo.

— No lo se Alec, estoy muerto de miedo, pero no tengo tiempo de sentirlo. — Esta vez lo ve y en su mirada solo puede ver sinceridad.

— ¿Por esto te fuiste ayer? — No quería preguntar, pero la duda lo estaba carcomiendo.

— No... al menos no precisamente. — Se abraza con sus manos — Necesitaba aire luego de nuestra pelea y esto... simplemente paso, Cat me llamo y después de eso todo fue muy rápido.

La pelea... no es que la olvidara, era imposible hacerlo. Fue la peor que tenían hasta el momento y aun no sabía como arreglar todo lo que había dicho. Magnus salió llorando y solo me quede viendo como lo hacía, poco me intereso en ese momento a donde iba, lo único que veía era el vaso de whisky frente a mí.

— Lamento eso... — Trato de que sea sincero, pero una parte de mi no lo cree, aun así, prefiero que Magnus lo crea al verme a los ojos.

— No te disculpes... al menos no ahora. Tenemos otros problemas más grandes que los nuestros. — Estrecha mis brazos con sus manos y se aleja, mientras yo le sigo de cerca.

No estamos bien, por el contrario, esto se siente como la gota que derramo el vaso en nuestra vida personal y no se si esto se pueda reparar.

— Alec... — La voz de Clary es ronca, la voz de alguien que tiene mucho tiempo sin decir palabra. — ¿Qué hacemos con esto?

En la mano sostiene un mazo que parece pesarle más de lo que ella puede cargar, pequeñas gotas de sangre gotean del mismo para pasar a manchar el suelo. Su expresión es indescifrable, pero de inmediato se lo que Clarissa sostienen entre sus manos:

El arma homicida.

Can't Go BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora