12.

114 20 5
                                    


Actualidad

«Isabelle»

Toma las manos del chico entre las suyas entrelazando sus dedos en el proceso, le mira a los ojos y le besa la mejilla.

— Simon, se que te debo una explicación... una mejor al menos, pero gracias por venir y quedarte. — Comienzo a sentir las lágrimas en mis ojos nublándome la vista. — Perdóname, de verdad perdóname... lamento mucho haberte involucrado en esto, pero no sabía a quién recurrir... yo...

Besa mis manos dulcemente mientras dejo que el llanto salga.

— No me importa Isabelle, no me importa nada de esto, solo me importas tú... estamos juntos en esto. — Me toma de la barbilla obligándome a observarlo. — ¿Entiendes? Te amo.

Mi mirada choca con la él, cargada de sinceridad mientras la mía va más del miedo, pero en el momento en que lo veo, se que no me miente, ni siquiera por un momento. Se dice que el amor es ciego, que cuando uno ama demasiado puedes perder la noción de lo racional, tal vez eso es lo que pase con nosotros.

— Yo también te amo.

Besa suavemente mis labios y me acerca a él. Un abrazo corto, pero que me da suficiente valor para continuar.

— Salgamos de aquí. — Sentencio al fin separándome de él y tomando su mano.

El auto esta se encuentra unas cuadras adelante, no quería que nadie la viera cuando llego y ahora, ante la situación en la que se encuentran, se da un aplauso interno por haberlo hecho.

Una vez dentro arrancan y pasan por enfrente de la casa, parece tranquila y silenciosa como si nada hubiera pasado.

— ¿De quién es la fiesta? — Pregunta su novio rompiendo el denso silencio que les rodeaba.

— A la fiesta de generación; hace unas semanas recibí la invitación por parte de una ex amiga y ahora mismo decidí tomarla... es a unos 20 minutos de aquí. — Saca el teléfono de su bolso y de lo entrega. — Iremos a convivir un poco, conozco a unas cuantas personas que aun no me odian.

— ¿Estudiaste la universidad?

Su pregunta la toma por sorpresa y lo mira un poco extrañada, pero sin evitar la sonrisa en sus labios.

— Claro que estudié la universidad, no aprendí medicina forense y obtuve un diplomado en patología en las calles de Nueva York. — El tono sarcástico que utilizo me hace sentir yo de nuevo.

— Solo... creí que lo habías aprendido en otro lado. — Confiesa un tanto apenado.

— Que va... sería difícil colarme en una escena del crimen para ver cadáveres de forma diaria.

Ambos reímos ante lo extraño de nuestra conversación y por un momento me siento como si todo estuviera bien y nada hubiera pasado, como si solo estuviéramos camino a casa luego de un largo día para acurrucarnos en el sofá a ver Star Wars mientras bebemos cerveza y cenamos pizza. Pero no, nada de eso pasara.

Siguen su camino en silencio, el único sonido dentro del auto es la radio. Se detienen frente a un amplio terreno en donde se observa una bodega a lo lejos y un tumulto a los alrededores del lugar.

— Llegamos. — Dice mas para ella que para su novio.

— Dejemos el auto más adelante, solo por si las dudas.

Asiento y avanzo un poco más para estacionar el auto. Arreglo mi cabello en una coleta y retoco el maquillaje antes de bajar y tomar la mano de Simon. Caminamos al lugar y nos unimos a la multitud, avanzamos entre empujones y gritos hasta reconocer unas cuantas caras.

Lia: La chica adinerada, que siempre encontraba la forma de joderle la vida.

Holland: Su vieja amiga y la más querida, aquella que viajo con sus padres y jamás regreso.

Jordan: Su ex pareja y ex acosador, la clase de persona a la que las rupturas no le van bien.

Se acerca la de pelo rojo y toca su hombro para llamar su atención.

— ¿Isabelle Lightwood? — La mira sorprendida, pues esta segura que no la recuerda de aquel modo. — Wow... tanto tiempo sin verte, han pasado... años. ¿Qué fue de ti?

— Holl... — No puede evitar darle un abrazo, esa chica fue su salvavidas en la primera etapa de la universidad. — Paso demasiado tiempo, yo trabajo en el departamento de homicidios de la policía de Nueva York junto a mi hermano y la verdad es que me va bastante bien.

Eso era verdad, adoraba su trabajo y trabajar cerca de su familia, es algo que nunca cambiaria.

— Bueno... pues se ve que te va genial. Has cambiado un montón. — Le toma la mano y la hace girar para verla mejor. — ¿Cuánto llevas aquí?

— Tuve que cambiar para sobrevivir en la cadena alimenticia. — Ambas ríen. — Demasiado tiempo, pero entre toda esta gente no podía reconocer a nadie.

— Te creo... esto es una maldición, la verdad no extraño mucho las fiestas universitarias.

— Yo tampoco créeme. — No mentía, las odiaba... todo lo malo que le paso fue dentro de una fiesta que jamás podría borrar de su memoria.

— Vamos... que te veo muy sobria... anímate y así esto se hace menos pesado. — Comienza a saltar agitando su melena al ritmo de la música. — Vivamos de nuevo la época universitaria.

No, no quería hacerlo. Siente el pánico en su cuerpo y los recuerdos de aquella noche la invaden, aquellos que consideraba los peores hasta el momento. Pero no contesta lo que piensa.

— Tienes razón, iré por un trago, vuelvo de inmediato.

Deja a la peli roja en la pista de baile y se dirige a la barra con Simon siguiéndole de cerca. Se hace escuchar entre la música y la gente hasta llamar la atención de la persona encargada.

— Dos shots de tequila.

Los tragos llegan casi de inmediato y le pasa uno a su novio. Los toman de un solo trago, siente el liquido resbalarle por la garganta y sabe por experiencia que el primer trago siempre es el más complicado, luego de ese, los demás parecen un juego. Saca de su bolsa la cajetilla de cigarros y toma uno, lo acerca a su boca y lo enciende, dejando el humo inunde sus pulmones. En algún momento recuerda tratar de dejarlo, pero poco funciono y desde entonces vive con los cigarros cerca de ella.

— Bien... el plan es embriagarnos demasiado, como para olvidar nuestro propio nombre. Provocare una pelea contigo por alguna estupidez y entonces espero estar lo suficientemente consciente para llamar a Jace.

— Lo llamará quien esté más sobrio, tú debes tomar igual que yo... nadie creerá una pelea provocada por una borracha, tenemos que estar en las mismas condiciones.

Simon asiente y llama al chico de la barra, con quien conversa unos segundos más que yo.

De pronto una botella de tequila aparece frente a nosotros, le miro y sonrió... este chico sabe lo que hace, es como si estuviera un paso delante de mí, como si fuera capas de leer mis pensamientos y entiendo que es quien me complementa de maneras que incluso yo desconozco.

Sirve dos caballitos y chocamos el pequeño vaso.

— Te amo Isabelle Lightwood — Probablemente es el te amo mas sincero que le he escuchado.

— Te amo Simon Lewis. — Repito antes de tomar el líquido completo.

La fiesta empieza, me regresa a mis años de universidad, a las mil cosas que hice y que podrían salir a luz si se abriera una investigación en mi contra, a los secretos mas oscuros que puede tener, secretos que la dañarían como persona y como autoridad. Todo es de vida o muerte, no existe punto medio.

Es morir o sobrevivir y ella elige sobrevivir.

Can't Go BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora