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4 meses antes

«Alec»

Llama por segunda ocasión a la puerta mientras Magnus da un vistazo rápido por las ventanas para mirar dentro. Es una casa grande, de esas que se ven en las películas donde los protagonistas son personas adineradas, tiene una fachada gris combinada con blanco, dando un toque minimalista, el jardín es verde y las rosas que adornan el lugar lucen impecables.

— ¿Nadie? — Se acerca a mí, pero no deja de pasar sus ojos por tofos los lugares posibles.

— No, me parece raro. — Me dirijo a la ventana para observar el interior de la casa, las cortinas están abiertas por lo que nada me impide una vista impecable. — Por lo general esta gente paga para que alguien abra su puerta.

— Tal vez debamos dejarlo y volver otro día. Dudo que alguien atienda. — Comienza a caminar al auto sin esperar mi respuesta.

— Si... puede ser.

Me alejo de la casa y estoy por bajar las escaleras de la entrada, cuando el sonido de la puerta al abrirse me interrumpe.

— Disculpen, es una casa grande y en ocasiones no basta con el primer llamado.

La voz pertenece a una chica de cabello castaño claro y ojos café, lleva poco maquillaje y las pecas se le notan desde esa distancia. Lleva tan solo una playera que le cubre los muslos en donde lleva tatuado un manojo de flores negras y un escote pronunciado.

Le sonríe y regresa a ella con Magnus pisándole los talones.

— Soy el detective Lightwood, estamos aquí por el caso de su hermano, buscamos hacer unas cuantas preguntas. — Se crea un silencio, seguido de una tensión palpable.

— Creía que era suficiente con las que se me hicieron en la estación... — Les mira un tanto confundida, pasando su mirada de Magnus a él en la espera de una respuesta. — Quiero decir... dijeron que era todo.

— El caso paso a manos de los federales, específicamente a la unidad de homicidios y al ser el nuevo detective en el caso, puedo realizar la entrevista de nuevo. — Su expresión lleva una mezcla de sorpresa y miedo. — Pero no debe preocuparse, es solo para aclarar algunos detalles.

— De acuerdo... — Mira dentro de la casa y tras un largo suspiro accede. — Pasen.

Caminan dentro de la casa y no puede evitar ver el lugar que los rodea, es una casa lo suficientemente grande como para que al menos 20 personas vivan en ella. Desde la ventana pudo notar unas cuantas cosas, pero no todos los detalles y la riqueza que representaba, todo era minimalista y se encontraba perfectamente ordenado. Las paredes de color gris permitían la entrada de luz suficiente, contaban con amplios ventanales, muchos de ellos sin cortinas o protección y las grandes escaleras de cristal destacaban por su forma de caracol.

— Síganme. — La voz de la joven lo distrae y le sigue los pasos, apenas nota que Magnus se queda un poco atrás.

— ¿Les puedo ofrecer algo? — Es amable y al menos eso es un punto a su favor, si es que olvidamos la primera impresión.

— Estamos bien, gracias. — La voz de Magnus resulta un tanto áspera y agresiva.

— Bien... denme un momento iré a ponerme algo mas — Señala lo que lleva puesto con las manos. — Y en seguida vuelvo ¿necesitaran que mi hermano este aquí? Para llamarlo de ser así.

— Llámelo. — Contesto sin mas preámbulos.

Asiente y va escaleras arriba. Los minutos transcurren de forma lente, por lo que aprovecho para observar más de cerca el lugar hasta toparme con una fotografía que roba mi atención... en ella se muestra tres chicos:

Can't Go BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora