Capítulo 7: Sentimientos y acercamientos

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La segunda semana de clases dió comienzo a mis queridas clases con Severus Snape. Sí, estaba nerviosa, muy nerviosa. No sabía cómo podía saber sobre la magia de un elemental, pero se supone que debía confiar en Snape y en las palabras de Dumbledore que me aseguraban que todo esto iba a ayudarme.

- Mackenzie, concéntrate - me ordenaba Snape mientras colocaba rocas en las palmas de mis manos. - No tienes que temerle a nada, sólo concéntrate en tus poderes.

Lo que me estaba pasando era que mi cabello, las puntas, tiraban chispas.

- ¡Edevane! - me retó. - ¡Vas a terminar incendiando mi despacho!

- No es mi intención, profesor. Es que... Esta vez, me está costando demasiado.

- Mira, tu poder es el más complicado de controlar - y con eso, me asusté más. - El fuego debe correr por tus venas, debes sentirlo. Y así...

Cerré los ojos e hice lo que él me indicó. Concentré toda mi atención en las rocas en mis manos y lo sentí, sentí el fuego en mí. Cuando los abrí, observé que lo estaba logrando. Llamas salían de mis palmas y calentaban las rocas. Estoy segura que mis ojos se habían iluminado y vi, no sabía si una sonrisa completa, pero algo que se extendió en los labios de Snape.

- Está muy bien... - me dijo y suspiré con un poco de orgullo. - Ahora, trata de que tu cabello no arda mucho. Y tus manos, tampoco. Deben estar intactas, es decir hay fuego ahí pero no te tiene que herir.

Asentí mirándolo fijamente. Y sí, tenía razón, mi cabello se tornó naranja, amarillo y hasta incluso en rojo en las puntas. 

- Terminamos por hoy - dijo una hora más tarde y me alcanzó una poción.

- ¿Y esto? - le cuestioné.

- Es por si te sientes mareada o por tu cabello cuando cambia. Intenta beberlo solo en ocasiones necesarias.

- Bien...

Nos quedamos un momento en silencio sin saber qué decir.

- Pues beberé un poco ahora que no quiero parecer un fénix - dije y me llevé la pequeña botella a los labios.

Observé como los colores desaparecían de mi cabello para volver a ser como antes.

- Hasta... Hasta luego - me despedí y Snape no emitió palabra alguna.

Dejé su despacho lo más rápido que pude y me dirigí a la torre de Ravenclaw ya que quería ir a hablar con mi prima Hope. Al parecer, tenía que adivinar un acertijo para poder pasar. Con razón no soy Ravenclaw. De repente, la puerta se abrió e intenté entrar, pero nuevamente se cerró en mi cara.

- Oh, lo lamento - me dijo alguien tomando mi mano. - ¿Te hice mucho daño?

Me levanté del piso y pude ver que quién me ayudó fue la niña rubia con rulos, Luna Lovegood. La miré acariciando mi frente y dije:

- Estoy bien. ¿Cómo van tus días en Hogwarts?

- ¿Me conoces? - preguntó un poco desconectada. - Soy Luna, Luna Lovegood. Ravenclaw me recibió muy bien. Creo que tú eres la prima de Hope, ¿no es cierto? ¿Mackenzie?

- Sí, Mackenzie Edevane - le estreché mi mano y ella la tomó. - Gryffindor. Por eso no soy lo suficientemente inteligente para adivinar lo que es para ti un simple acertijo.

Ella rió tiernamente.

- ¿Estás buscando a Hope? La puedo llamar. Por cierto, es muy buena amiga, está muy feliz. Creo que no se esperaba quedar en Ravenclaw.

- Sí, no se lo esperaba pero ví lo contenta que fue a su mesa contigo - sonreí. - Si puedes llamarla, me serviría de mucho. Necesito hablar con ella.

Mackenzie y la cámara secreta | [MEH #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora