Capítulo 24: Aragog

826 61 22
                                    

- Harry, ¿trajiste la capa?

Él asintió y los tres nos tapamos con ella. Al llegar, Ron tocó la puerta y Hagrid no salía. Por lo que comencé a tocar varias veces y se escucharon ruidos por dentro.

- ¿Quién es? 

Y Hagrid abrió la puerta con un arma en sus manos apuntandonos listo para disparar hasta que grité poniéndome las manos en la cara:

- ¡Somos nosotros! 

- ¡Ah! - suspiró y bajó el arma. 

- ¿Para qué es eso?

- ¿Esto? Nada, nada.

Entramos a la cabaña y Hagrid nos invitó a sentarnos. Fang se acurrucó a mi lado y lo acaricié bajo de las orejas. Siempre había querido tener un perro, pero mamá decía que daban mucho trabajo.

Hagrid tomó la jarra y el té en nuestras tazas rebalsó.

- Hagrid, ¿te encuentras bien? - le pregunté, limpiando la mesa. - Si quieres podemos ayudarte...

- No, no. Estoy bien.

- ¿Te has enterado lo de Hermione?

Hagrid asintió un poco dolido.

- Es terrible - negué con la cabeza y resistí las lágrimas. Hermione querría que continuemos con esta investigación.

De repente se oyeron golpes en la puerta. Ron agarró rápidamente la capa de invisibilidad y la pasa por encima de mí y de Harry. Era Dumbledore y Hagrid lo miró sorprendido.

- Buenas noches, Hagrid.

Y se le cayó la torta que tenía en las manos cuando apareció detrás de él, Cornelius Fudge, el ministro de magia. Antes de que pueda lanzar un grito, Ron me tapó la boca y dijo:

- Es el jefe de mi padre...

- ¿Quién es él?

- El ministro de magia, Harry.

Nos quedamos en silencio y tratamos de no movernos. Fudge era bajito, con arrugas, tenía una túnica azul oscuro y llevaba un sombrero de punta. Hagrid empezó a sudar y se sentó en una de las sillas.

- ¡Feo asunto, Hagrid! - exclamó Fudge mirando a los alrededores. - Cuatro ataques a nacidos de muggles, asi que el ministerio tiene que intervenir.

- Usted... Sabe que yo nunca haría eso... Señor...

- Ministro, - interrumpió Dumbledore con voz decidida. - tengo máxima confianza en Hagrid.

- Pero esto ya no puede darse en Hogwarts, es peligroso. Necesitamos saber quién es el culpable. Además, el pasado de Hagrid lo condena.

No, no. ¿Expulsar a Hagrid? No puede estar pasando esto. ¿Es el heredero de Slytherin? ¿Él liberó al monstruo? Ni siquiera habámos llegado a preguntarle.

- Sigo diciendo que expulsar a Hagrid no va a solucionar nada.

- Albus, estoy bajo presión - habló Fudge con voz ronca. - Si Hagrid no ha hecho nada, regresará. Pero necesito llevármelo para que vean que cumplo con mi deber.

Harry estaba pálido y Ron rojo como un tomate. Mis piernas temblaban y me las sujetaba mientras escuchaba.

- ¿A dónde? - saltó Hagrid. - ¿Azkabán?

No pudo responder. La puerta se volvió a abrir y entró Lucius Malfoy, perfecto, esto tiene que ser una broma. Con su larga cabellera rubia, se dirigió a Dumbledore con una sonrisa falsa.

Mackenzie y la cámara secreta | [MEH #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora