Capítulo 3: Los Pokémon iniciales.

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Matt se encontraba de camino hacia el laboratorio del Prof. Oak, iba a recibir su primer Pokémon, había decidido iniciar su viaje.

Aún recordaba la reacción de su familia al escuchar la noticia. Pero jamás se espero una reacción tan alejada de lo que él pensaba, después de todo, la familia es lo más importante y eso no lo cambiaba nadie.

FLASH-BACK.

— He decidido convertirme en entrenador Pokémon— anunció.

Esperó paciente la reacción de cada miembro. Jake habló primero, pero con unas palabras que Matt no esperó.

— ¡YA ERA HORA!— gritó bastante emocionado, algo que su hermano no esperaba.— Ya me estaba preguntando cuándo ibas a iniciar, estaba claro que las enseñanzas del señor Ash iban a lograr esto— le confesó a su hermano.

— Secundo a Jake, Matt, !ya era hora!— dijo su primo Zeke.

Y así, los demás miembros empezaron a dar sus felicitaciones a Matt, por haberlo decidido solo. Eso demostraba su deseo de madurez. Ya que para sus 15 años, no era muy maduro que digamos.

— ¿No le molesta a nadie?— preguntó incrédulo, seguía sin creer esa reacción.

— En lo más mínimo, hijo— aseguró su madre.

Sus tíos y tías empezaron a aconsejarle unas cositas para el viaje, cosas no tan necesarias, ya que Matt ya sabía todo lo que le decían. Claro que repasarlas no venía mal.

FIN-DE-FLASH-BACK.

El creyó que su familia se opondria a su decisión, debido a los comportamientos algo infantiles de Matt. Pero incluso un chico como él, despreocupado e infantil, podría intentar mejorar su actitud. Ese viaje podría ser más peligroso de lo que aparentaba.

Pero iba a ser muy difícil que pierda su dependencia a la ayuda de su familia. Ni siquiera la ropa que tenía puesta la había preparado el.

Matt iba vestido con la ropa de viaje que le escogieron sus primos, la cual consistía en: Unas zapatillas deportivas para correr, negras con toques blancos; un pantalón jean (añadiendo que era bastante cómodo), de color azúl oscuro; una remera gris, con mangas blancas; y una sudadera roja.

Llegó al laboratorio algo nervioso, porque lo que estaba por hacer, solo lo había echo su prima mayor, Agnes, quien se encuentra en Johto con su familia.

Nadie quiso ser entrenador (o entrenadora), debido al miedo que tenía por independizarse muy pronto. A la gran mayoría de sus primos, salir a los 10 años a recorrer el mundo, no era algo que motivará mucho. Agnes inicio su viaje a los 16, por lo que ya sabía cuidarse sola. Y eso fue el mayor déficit para que cada miembro esperara, o tomara la decisión de no iniciar su viaje. El autocuidado. Todos eran muy (unos más que otros) dependientes de sus padres, no era algo que los avergonzara, pero iba a ser muy complicado perder esa costumbre.

Es un poco tonto, no estaremos toda la vida con nuestros padres— pensó Matt.

Matt llamó a la puerta esperando que alguien abra. Nadie respondió. Hizo lo mismo una vez más pero fue igual.
Entonces vió que, a un costado de la puerta, había un timbre, junto a una pantalla. Tocó el timbre y alguien por fin atendió.

— Hola, ¿quién es?— preguntó la persona de la pantalla.

Era un hombre anciano con el pelo castaño canoso. Vestía una bata blanca de laboratorio, sobre una camiseta de color rojo.

— Soy Matthew, Prof. Oak, vengo por mi primer Pokémon— anunció con entusiasmo, reconociendo al sujeto.

— ¡Ah!, Matt, muchacho, ya era hora— le dijo el Prof. «Es que todos van a decirme lo mismo» pensó Matt algo cansado parecía estar escuchando un disco rallado—, enseguida voy.

Pokémon Kanto: El inico. (CANCELADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora