Prólogo

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Había una vez una zorra que miró al príncipe vestido de gris y se arrepintió. Porque la princesa llegó al rescate y a la zorra mató.


Se rió de sus pensamientos internamente mientras miraba a Keyla Austen hacerle ojitos a su Elis. Suyo y solo suyo. A Keyla accidentalmente -lease en comillas- se le cayó su lapiz y como su chico era todo un caballero se lo devolvió, regalándole una ligera sonrisa en el proceso y viendo el escote de la camisa negra y ceñida de Keyla, que era justo lo que la inglesa quería.

No pudo evitar sentir náuseas cuando ambos empezaron a hablar tranquilamente luciendo muy cómodos. Pero, en fin ¿Que le importaba? No tenía derecho a molestarse, después de todo Elis no era nada suyo por más que quisiera.

Pero al diablo. Que él le siguiera el juego le molestaba de sobremanera. Mucho. Tanto que solo pensaba en cuento quería clavarle el lápiz -recientemente usado por el sacapuntas- a Keyla en todo su puto ojo.

¿Se podría sacar el ojo de una persona con un lápiz? Eso podría averiguarse

El director dio los anuncios del día advirtiéndoles al final que no anduvieran solos de noche. Últimamente los adultos cuidaban demasiado a los adolescentes lo que no era tan raro pero si tu fueras padre y en las últimas semanas hubieran habido algunas muertes harías lo mismo ¿no?

Y más si las muertes fueran solo a adolescentes

Y más si ni los policías hubieran sido capaces de resolver los asesinatos todavía

Esta persona que se reía internamente de sus pensamientos retorcidos, mirando a la distancia algo que no era suyo pero que pronto lo sería, ya sospechaba que Keyla Austen sería una de las siguientes víctimas. Era intuición.

Y al día siguiente cuando el director daba un discurso por la repentina muerte de Keyla y la mayoría de los estudiantes estuvieran vestidos de negro y llorando le dio palmaditas mentales a su intuición.

La historia de su mente se hizo realidad. Al igual que las otras. Y seguirían habiendo más historias y por consecuencia más muertes porque el mundo simplemente no se podría librar de todas la zorras. Y las zorras simplemente no podrían evitar sentirse atraídas por Elis. Y esta persona simplemente no podía dejar de amarlo y querer alejar a todas las chicas en su radar.

Elis sería suyo por toda la eternidad

El Asesino de las RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora