Había una vez, un monstruo. A veces a ese monstruo lo llamaban amor, otras veces locura, otras salvación y otras destrucción. A mí ese monstruo me mordió y ahí pude descubrir que el amor en sí es una combinación de todos esos nombres entré sí. Así que sí, puedes llamarme monstruo porque estoy loca de amor, quiero ser tu destrucción y salvación, da igual como lo llames; al fin y al cabo es lo mismo ¿No?
A veces encontraba paz mirándolo, era una sensación cálida que viajaba por su cuerpo y hacía que quisiera más de esa sensación. Además de que mirarlo era como observar la belleza misma ¿Y a quién no le gusta lo hermoso? Tal vez la belleza en sí también obsesionaba a las personas.
Pero a veces, la mayor parte del tiempo, no quería solo mirar. Porque sabía a la perfección que era mejor tocar, poseer, someter y como la belleza no duraría para siempre había que aprovechar el tiempo. Solo era cuestión de tiempo para que aquella belleza fuera suya.
Y aunque todavía era algo confusa la razón, a veces las cosas más rotas eran las más hermosas.
Encontraba paz mirándolo sí pero encontraría mucho más si pudiera someterlo, romperlo, contaminarlo.
Si al final eso no lo volvía más hermoso no habría otra opción más que desecharlo.
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Muchas cosas cambiaron en poco tiempo.
La primera de ellas es que debido a la reciente víctima los oficiales trataban de hacer todo lo que estuviera en sus manos para evitar más muertes y por ello habían decidido implementar el toque de queda.
Nadie, absolutamente nadie podía salir a las calles después de las 9:00 de la noche. La policía estaría patrullando constantemente y si encontraban a una persona deambulando lo llevarían directo a la comisaria.
Luego fue el turno de Coraline de cambiar. Para cualquiera otra persona que no fuera yo o alguien cercano ni lo notaría pero la verdad es que se había vuelto más... Inestable.
Los muros que la rodeaban se habían destruido de una manera tan inesperada que a veces no sabía que hacer, ya no era la chica fuerte que antes se esmeraba tanto en actuar. En estos días la había visto llorar lo que no lloró en todos sus diecisiete años de vida y sinceramente era desgarrador porque eso significaba que la situación la estaba sobrepasando.
¿La reciente víctima? Había sido uno de sus ex novios. Y por si fuera poco el Asesino de las Rosas hasta había dejado un mensaje para ella en aquella muerte.
El chico había sido encontrado en el patio de su casa atado a un árbol, los brazos y cuello estaban atados con unas sogas verdes que daban la impresión de ser lianas por lo que el chico quedaba colgando. Su cuello estaba partido por lo que todo el estaba envuelto de su propia sangre y ni siquiera sé que le echaron encima que había un montón de cuervos en el árbol con el, uno de esos animales hasta le sacó un ojo. El mensaje para Coraline se encontraba en uno de los cuervos que tenía un pepelito enroscado en el pico como si esto fuera una parodia de Juego de Tronos.
«Al amarnos nos destruiste»
Y eso tuvo el efecto deseado. Culpa. Y créeme cuando te digo que la culpa es algo que jamás desearías que te golpeara. Eso lo hizo peor y cuando supo de la muerte de Fletcher West, lloró sin importarle que Jackson y yo estuviéramos ahí.
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El Asesino de las Rosas
RomanceEn el pueblo de Villa Olímpica han estado ocurriendo asesinatos. Más que todo a adolescentes. Más que todo a chicas. Y los incompetentes oficiales de policía ni siquiera han tenido indicios. Elis se cree capaz de descubrir quién es el director de l...