Promesa Rota (Parte II)

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Cuando estuve lo suficientemente alejado vi con alivio que Misa no había cortado la llamada.

—¿Misa? Ya volví ¿Que pasa?

—¿Estás en la fiesta que dijiste no?

—Si ¿Por qué?

—¿Queda muy lejos de nuestra casa, verdad? ¿En la zona norte?

—Si... ¿Por qué? ¿Quieres venir? Porque podrías llegar a tiempo, a esta fiesta le falta mucho por acabarse

—¿Te recuerdas lo que te dije esta mañana?

—¿Qué de tantas cosas?

—¿Recuerdas...— su voz sonó irregular, como si estuviera conteniendo la respiración —que te dije que no todo los misterios deben ser resueltos?—

Sentí como mi cara palidecía. Ella moqueo un poco y ahí fue cuando confirmé que estaba llorando. Mierda. Ella sabía. No sabía cómo pero ella lo sabía.

—Misa yo...

—Sea en lo que sea que te metiste por favor salte Elis, por favor, no quiero que te pase nada. No quiero que te maten

—No estoy...

—¡No mientas!— chilló —Por favor, ahora no.— escuché un sonido de trasfondo, como si estuviera hablando con alguien —Escucha, Elis, quiere que te diga que «El tiempo se agota, viene el otoño y luego el invierno, viene una época fría. Ámame antes de invierno y seré tuyo toda la vida»—

—¿Misa? ¿Misa, de que estás hablando?— hasta para mis propios oídos soné angustiado. Mis ojos picaban y tenía un nudo en la garganta inmenso. Las palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza y aunque una parte de mi sabía lo que sucedía otra parte se negaba a creerlo

—Por favor, cuida a Sel y a mamá

—Misa...

—No le guardes rencor a papá toda la vida. El rencor es algo horrible y peligroso que te transforma en otra persona y quiero que siempre seas un niño bueno

—Misa yo...

—Y más importante cuida de ti.— ella soltó un sollozo que me quebró —No tienes idea de cuanto te llegué a odiar en algún momento, eres tan insufrible pero...—

—Artemisa. Artemisa dime dónde estás, por favor— supliqué

—Pero eres un buen hermano... Aunque no cumplas tus promesas

—Arte...— y la llamada se cortó. —No, no, no, no— marqué de nuevo su número y me mandó al buzón. Maldije —No, no, no, por favor, Dios, no—

—Si yo fuera tú— dijo la voz de Halsey Quinn a mis espaldas —Me cuidaría muy bien las espaldas y sería un poco más inteligente— no dije nada, no podía. Ella se acercó y dejó algo en mi bolsillo para volver a dirigirse a su casa.

—¿Elis?— fue la voz de Coraline que me hizo voltearme, la seguían Jackson y ... Mi hermana. Selene —Mira a quién nos encontramos. Se escapó de la fiesta en la que la había dejado tu mamá para venir a la “fiesta de ligas mayores” como lo llamó ella

—No te enojes por favor, solo quería ver como eran estas fiestas de chicos mayores— me suplicó Sel

—¿Que te dijo Halsey? Vi que te metió algo a bolsillo ¿Qué era?

El Asesino de las RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora