Sabía que te conocía, sabía que te quería. Oh yo sabía que mi alma gemela serías. Eras mi sueño hecho realidad, mi fantasía ¿Por qué parecía que nunca cuenta te darías?
Dejé de respirar, llevé mis manos a mi garganta. Traté de respirar pero no podía, traté de gritar pero tampoco pude. La vida se me escapaba de entre mis dedos. Estaba en el piso sobre mis rodillas tratando de aferrarme a lo que me quedaba de vida pero era inútil, lo sabía. Moriría.
El Asesino de las Rosas ganaría.
Pude respirar un poco y mi vista se aclaró, pero preferí que las sombras me hubieran consumido a tener que ver eso con mis propios ojos. Mi madre estaba en el suelo, una herida gigantesca sobre su pecho de la cual salía sangre sin parar, ella murmuraba cosas incoherentes.
Camino a cuatro patas hasta ella, como si fuera un perro o un recién nacido, por mi situación decidí que me quedaba mejor el sinónimo de perro moribundo.
-¿Mamá?- mi voz sonó rasposa, dolía hablar -Mamá ¿Que te hicieron? Mamá, no me dejes. Por favor.- ella me vio pero era como si no lo hiciera, su mirada estaba perdida y seguía murmurando cosas que no comprendía. Escuché un sollozo y vi que recostada contra la pared estaba Selene, lloraba sin control, en su mano sostenía una rosa blanca manchada de sangre.
-Sel, Sel. Mi niña- me acerqué también a ella cuanto pude, ahí vi lo que no había notado, un tubo metálico atravesaba su pecho, ella tosió y lo que salió fue sangre, y la rosa que sostenía quedó ennsu totalidad pintada de rojo. Emití un gemido lastimero. No, Selene no, mi Sel no.
-No me quiero morir Elis- susurró -No quiero ir al infierno-
-Tu eres un hermoso ángel, jamás irías al infierno.
-D-duele... duele m-mucho. ¿Seguirá doliendo?
Ahora lloraba con ella
-El dolor pasará, lo prometo
-Me prometiste que me cuidarías, que ese asesino no me tocaría. Rompiste tu promesa- recriminó, más lágrimas cayeron -La rompiste Elis-
-Lo siento Sel, en verdad lo siento
-Te odio por romper tu promesa
-Yo te amo
Fue cerrando los ojos lentamente, y luego nada. Vi otros extremo del cuarto oscuro y vi a Artemisa ya muerta, una rosa salía de su boca. Me acerqué de nuevo a mamá pero ella ya no estaba, solo era un cascarón vacío.
Lo siento. Lo siento.
Todo esto es mi culpa.
No hay nada peor que esto.
Pero de repente alguna puerta se abre y alguien entra, sostiene en sus manos una cadena oxidada que se enrosca alrededor del cuello de... De Coraline. Su cara está toda amoratada, de sus labios salía sangre y caminaba con dificultad. No, por favor no; quise decir pero no pude articular palabra. La persona que tenía a Coraline encadenada como un perro acercó una silla oculta en un rincón, su cara quedaba oculta entre las sombras.
-Todo es tu culpa- dijo con rabia -Tu familia está muerta por tu culpa, tus amigos. No queda nadie y todo porque no quisiste entender. ¡Tenías que estar conmigo! Por eso serás castigado, por eso estás pasando por esto, por ciego-
-Por favor- no estaba seguro de que me hubiera escuchado pero sus labios se curvaron en una sonrisa
-Lo siento, no hay otra manera. En este mismo momento tu amigo está a punto de pasar a mejor vida- justo en ese momento me llegó un grito espantoso, un grito de Jackson, suplicaba y gritaba hasta que de repente ya no había más que silencio -Ahora solo nos queda ella-
Coraline al fin me miró, sus ojos estaban irritados de tanto llorar y las lágrimas no paraban
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El Asesino de las Rosas
RomanceEn el pueblo de Villa Olímpica han estado ocurriendo asesinatos. Más que todo a adolescentes. Más que todo a chicas. Y los incompetentes oficiales de policía ni siquiera han tenido indicios. Elis se cree capaz de descubrir quién es el director de l...