Locura

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¡Sigue, sigue, sigue! Baila al ritmo de mi canción pero te advierto que cuando llegue a la última balada ya no serás el mismo

Ese día salí de mi casa dispuesto a hacer aquello que llevaba evitando semanas. Después de que anoche fuera mi momento de epifanía le di vueltas a asuntillo por horas y horas.

Todavía no estaba preparado. Todavía dolía. Pero era hora de ponerme los huevos y enfrentarlo. Tantas vueltas le di que no conseguí dormir nada. Me tomé dos vasos de café cargado y ni siquiera son las 8 AM.

Cuando llegue a mi destino y solo me separaba un pasillo decidí que tenía que hacer aquello como cuando te quitas una bendita. Rápidamente para que el dolor sea menos. Pero al llegar el momento y estuve cara a cara ante una cara pasmada de sorpresa me paralizé por completo.

-¿Elis, estás bien?- me sentí incluso peor. Ella todavía se seguía preocupado por mi aunque fui un reverendo hijo de puta con ella.

Respire profundo y lo solté

-Lo siento- lo dije tan rápidamente que ella no escuchó, me preguntó que dije así que traté de nuevo pero esta vez que me saliera más natural -Lo... Lo s-si-ient-to- súper natural me salió, oíste.

Coraline hizo un atisbo de sonrisa

-Si lo había escuchado pero quería confirmar, tu sabes, por si acaso

-Solo quieres hacerme sufrir

-Rayos ¿Como descubriste mi plan?- aunque está bromeando sé que no se siente del todo bien con respecto a mí -¿En que te puedo ayudar?-

-Quiero que... Que las cosas sean como antes

-¿Antes cuando eras mi amigo o cuando Sanya estaba viva?-

Auch. Pero no te alteres ¿Porque te tienes que alterar?

-Cory...

-Solo mis amigos me llaman Cory

Reverenda mierda. Esto es tan difícil como pensé

-Escucha, sé que fui muy mierda contigo...

Me interrumpió el sonido de su risa amarga

-¿Muy mierda conmigo? Fuiste un reverendo hijo de...- ella cerró los ojos y respiró un poco tratando de calmarse. -Reverendo hijo de fruta. Pero ¿Sabes qué? No me importa, tu fuiste el que perdiste no yo. Yo solo descubrí quienes son mis verdaderos amigos-

Coraline era un encanto de persona pero solo con las que se lo merecían. Yo siempre había tenido las mejores partes de su personalidad. Coraline era una excelente amiga, jamás te dejaba morir; si veía que no pude hacer mi tarea por equis razón, ella me la pasaba; yo tenía su parte habladora y era digno de escuchar sus ocurrencias y hasta conocía su parte tierna que no es algo que todas las personas pudieran decir-Ni siquiera sus hermanos conocían su parte tierna- así que escucharla siendo tan distante como era con la mayoría me dolía. Ya había perdido a mi mejor amiga, no quería perder a la otra.

Antes siempre eramos Sanya y yo pero luego cuando teníamos alrededor de trece años llegó Coraline. Nunca habíamos notado a la niña pequeña y pecosa hasta que la profesora de literatura nos puso a todos juntos en un trabajo. Descubrimos que ella no tenía amigos, no se la pasaba con nadie y aparentemente estaba bien con eso pero Sanya y yo no así que decidimos adoptarla como solíamos bromear. Las amaba a las dos, mis mejores amigas pero últimamente no había sido muy amigo de Coraline.

El Asesino de las RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora