→ Presentación

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Al entrar al comedor, Yuu pudo contemplar, con todos los nervios del mundo sacudiendo su joven cuerpo, a los padres del rubio

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Al entrar al comedor, Yuu pudo contemplar, con todos los nervios del mundo sacudiendo su joven cuerpo, a los padres del rubio. Eran imponentes, tanto la madre, como el padre.

Cuando los ojos de los progenitores se clavaron en su persona, dio respingo asustado e incómodo por el silencio. Nuevamente, sus pies se habían quedado fundidos al suelo, así que Mikaela tuvo que jalarle  y le susurró un: "todo va a estar bien".

—Hola, mamá, papá —saludó el Geagles menor caminando hacia sus asientos—. ¿Cómo les fue en su viaje?

—Excelente —mencionó Krul sin dejar de ver al pequeño híbrido. Hubo un silencio tenso.

Um, entonces, mamá, papá, él es Yuuichirou —los presentó sintiendo su panza revolotear—. Yuu-chan, ellos son mis padres, Urd Geagles y Krul Tepes.

E-Es un placer conocerlos —susurró el moreno haciendo una reverencia.

Los dos progenitores estudiaron con la mirada cada aspecto del moreno, desde el color de su cabello bien peinado, hasta la ropa que llevaba, obteniendo como resultado que su hijo lo había bañado y vestido adecuadamente. Asintiendo levemente después de unos segundos de inspección, Mikaela suspiró por lo bajo y procedió a sentarse con Yuu a la mesa tras recibir el permiso silencioso de sus padres.

Los hermanos Geagles no hablaban, siendo sinceros, todos en la casa le tenían cierto temor a los dos adultos, no porque fueran malos, sino por su carácter y porque, de hecho, casi no los conocían, pues nunca estaban en casa.

Marie sirvió la comida con ayuda de las dos criadas, y cuando pasó junto al azabache más bajo, le acarició las orejas suavemente a modo de consuelo para calmarlo. Entonces llegó la etapa más difícil de la cena: los modales en la mesa. Era algo que podría parecer estúpido, pero eso era un aspecto sumamente importante para Krul y para Urd, ya que implicaba que supiera comportarse.

Pero como el ojiesmeralda solamente llevaba escasos días en la casa y poco había aprendido sobre cómo portarse, tuvo que pedirle a su dueño ayuda para cortar la carne y no comer el trozo entero, que recordó, no debía hacer.

Mika, ¿me ayudas? —inquirió el moreno en un susurro, pues los nervios no querían irse.

Claro —sonrió el ojizafiro jalando un poco el plato sin hacer que rechinara y cortando en pequeños pedazos la carne con facilidad—. Ten.

G-Gracias —murmuró intentando sonreír.

—Y, Mikaela, ¿qué clase de híbrido es? —preguntó Urd cortando la pequeña charla de los niños.

—De lobo, ¿verdad, nana? —dijo el rubio menor, a lo que Marie afirmó.

¿Tiene tu edad? —cuestionó esta vez Krul.

Es un año menor.

—¿Quién compró esa ropa? —señaló la pelirrosa.

Nana me acompañó y yo la elegí, ¿no es linda? Le queda muy bien —elogió mirándolo, y los mofletes de Yuu se tiñeron de rosa.

—¿Ya le diste un baño antipulgas? —gruñó el rubio mayor.

N-No tengo pulgas... —contestó bajito el azabache menor. Su respuesta fue inesperada, por lo que sorprendió al patriarca.

Yuu-chan está limpio —aseguró el ojizafiro abrazando a su amigo por los hombros para hacerle sentir más seguro.

—¿Ya hiciste arreglar una habitación para él? —cuestionó esta vez la matriarca.

—Dormiremos juntos —suspiró Mika—. Me están asustando con tantas preguntas, por favor, si Yuu-chan no va a hacer nada malo.

Aún inseguros, los progenitores regresaron a comer, y el silencio volvió a reinar. El ambiente era ciertamente incómodo, pero era poco lo que se podía hacer para cambiar eso. Y se mantuvo así hasta el momento del postre, cuando finalmente Mikaela hizo la gran pregunta:

—¿Yuu-chan va a quedarse o no? —dijo comiendo un poco de helado.

Urd y Krul se miraron entre sí, un híbrido más en la casa no era problema en la parte económica, sino que podría convertirse en una distracción para su hijo, o en una mala influencia y ellos no querían eso; además, quien sabe de donde provenía, qué mañas tenía y con qué estaba infectado, ¡eran muchos riesgos!

—Antes de que digan algo, escúchenme, por favor —se adelantó el rubio menor—. Prometo que voy a cuidar muy bien de él, no dejaré que haga cosas malas ni que me distraiga, prometo que iremos juntos al veterinario cuando haga falta y le enseñaré a portarse bien, así que, ¿pueden dejarme estar con él? Solo hemos estado juntos unos pocos días, pero estoy seguro de que quiero que Yuu-chan se quede conmigo por siempre.

Urd miró a su esposa, con semejante discurso de su hijo menor él no iba a negarse; pese a que su cara seria no lo demostrara, él era muy blando cuando se trataba de sus niños. No obstante, la del problema era Krul, ella suspiró rindiéndose.

—Marie te debe supervisar todo el tiempo —condicionó.

Lo haré, Krul-sama —afirmó la nana inmediatamente.

—Entonces, Yuu se queda.

Una amplia sonrisa apareció en la carita de Mikaela, un gesto que se contagió a Yuu, el cual se abalanzó a abrazar a su dueño en un impulso mientras movía la cola sin poder contener la emoción. Por un momento el ojizafiro se sorprendió, pero le acarició con una mano la cabeza y con la otra lo estrujó contra su pecho.

Krul y Urd vieron esto con escepticismo, igual que sus hijos y el otro híbrido, ya que no era precisamente un comportamiento adecuado a la situación. Sin embargo, no dijeron nada.

¿Ves, Yuu-chan? Te dije que todo estaría bien —rió el rubio menor sin soltar al híbrido.

Algunas lágrimas se escaparon de los ojos del azabache, unas lágrimas que no pudo controlar y terminaron volviéndose un llanto, uno que lo llevó a mojar sin querer la camisa de su dueño y a preocuparlo. Sus lágrimas no se detuvieron hasta que terminó hipando en el pecho del Geagles menor, que tuvo que cargarlo a caballo para retirarse.

La paz y la felicidad tan grandes que habían en el interior de Yuu valían todos esos años de soledad y rechazo que tuvo que vivir solo; y las caricias suaves y gentiles en su cabello y orejas valían cada segundo del nerviosismo que tuvo que experimentar.

La paz y la felicidad tan grandes que habían en el interior de Yuu valían todos esos años de soledad y rechazo que tuvo que vivir solo; y las caricias suaves y gentiles en su cabello y orejas valían cada segundo del nerviosismo que tuvo que experi...

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Espero les haya gustado

Bye!

08/01/19

Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora