→ Quince

2K 277 136
                                    

El transcurso de la casa al hospital estuvo marcado por los constantes suspiros preocupados de Mika y la respiración agitada de Yuu; por el retrovisor, las dos mujeres eran capaces casi hasta de palpar toda la tensión que tenía en su cuerpo el pobre rubio que se sentía impotente al no ser capaz de controlar ese tipo de situación.

Krul estaba un poco desconcertada, pues ciertamente, muy pocas veces había visto una preocupación tan excesiva en su hijo menor, hasta era capaz de contarlas con sus dedos de las manos: la vez que Chess rompió su muñeco y su nana lo cosió, la vez que Marie se cayó de las escaleras y la tuvieron una semana entera en el hospital y la vez que Lacus le dijo que si sus padres se iban de viaje a España, no iban a regresar nunca; quizá sentía un poco de envidia del vínculo tan profundo de los dos infantes, o quizá sí se estaba preocupando por el azabache y quiso enfocarse en otra cosa para no obviarlo tanto. Tal vez era lo segundo.

Al llegar al centro médico, la nana bajó al híbrido del auto y rápidamente entraron al lugar, los médicos, al ver a la famosa actriz Krul Tepes, se abalanzaron sobre ella a pedirle autógrafos y fotos, sin embargo, ella se negó tras decir que necesitaba atención para el pequeño que ya venía prácticamente inconsciente; sobra decir que no pasaron dos minutos cuando el moreno ya estaba dentro de la sala de urgencias siendo tratado.

El Geagles se sentó en una esquinita totalmente abatido mientras su madre, tras haber hecho atender a su pequeño amigo, complacía a sus fans; estaba muy triste, sentía como si fuera su culpa, aunque realmente no pensó que lo era, porque hay situaciones que no se pueden controlar y él era capaz de comprender eso, pero el sentimiento de que algo malo pudiese sucederle a Yuu le daba pánico, pues no quería perderlo por nada del mundo.

¿Estás bien, Mikaela? —le preguntó Marie al verlo con un semblante tan triste mientras se sentaba junto a él.

Nana, ¿tú crees que Yuu-chan va a estar bien? —murmuró con un hilito de voz.

A la mujer se le rompió el corazón al escucharlo de esa manera.

Cariño, no debes preocuparte tanto, seguro que sí está bien —animó ella.

Es que si yo lo hubiera llevado al veterinario y lo hubiera traído aquí para hacerle los chequeos normales, esto no hubiera pasado.

—Bueno, sí, pero en ese caso, también es mi culpa, porque yo debo cuidarte a ti y todo lo que es tuyo —sonrió dulcemente a la par que le daba palmaditas en la espalda.

El más bajo le sonrió también, aunque la última parte no le gustó mucho, porque su Yuu-chan no era un objeto, pero apreciaba que su nana lo consolara en un momento tan difícil.

[...]

¿Quién será ese híbrido que Krul-sama trajo? se escuchó fuera de la habitación de la clínica.

Posiblemente sea de su hijo, es decir, ¿qué haría una mujer adulta como ella con un híbrido de esa edad si ya tiene tres hijos? respondió otra voz.

Lentamente, Yuu abrió sus ojos desorientado mientras trataba de entender lo que decían las personas fuera e intentaba recordar lo sucedido para darle una explicación al porqué estaba en esa cama; pasó poco tiempo cuando sus dudas fueron contestadas, porque un hombre de bata blanca ingresó a la habitación y al verlo despierto, le sonrió con falsa amabilidad.

¿Cómo te sientes, Yuuichirou? inquirió él.

¿Dónde está Mika? —renegó el moreno ignorando la pregunta hecha; estaba nervioso y a la defensiva.

El médico meditó unos segundos y luego pareció recordar algo, con lo que volvió a sonreír de manera fingida.

Él está fuera con su madre, podrás verlo en unos minutos, solamente respóndeme a las preguntas que te haré y listo condicionó.

Yuu hizo mala cara, pero decidió creer en lo que decía el sujeto, así que contestó las dudas de este; posterior a ello, el doctor se fue, y pasados algunos minutos, la puerta se abrió de un azotón y apareció aquel rubio que adoraba.

¡Mika! —chilló el azabache intentando pararse, pero antes de hacerlo, el aludido lo frenó corriendo hasta él y abrazándolo fuertemente.

Me alegra que estés bien, Yuu-chan —susurró apretujándolo en sus brazos—. Me hiciste preocupar mucho.

Lo siento —rió el más bajo.

Nos preocupaste, Yuu dijo Krul parada en el marco de la puerta junto a Marie—. No te enfermes tan de repente, no me gusta ver a Mikaela triste.

Ante lo que parecía ser un regaño de la matriarca, el ojiesmeralda se sintió cohibido, pero asintió sutilmente, pues al final, no deseaba hacerla enojar y terminar teniendo un problema que acabara en su regreso al albergue o algo parecido.

Entonces, el hombre de bata blanca que Yuu había visto antes llamó a ambas mujeres, dejando a los dos niños solos, por lo que el rubio se sentó en la camilla junto a su híbrido, abrazándolo y acariciando suavemente su cabello y orejas a manera de mimo, porque de verdad se había preocupado, y el verlo ahora sano y salvo, lo dejaba respirar tranquilo.

No vuelvas a asustarme así, Yuu-chan —pidió el más alto en un susurro.

No sé si pueda prometerte eso, Mika —sinceró—. Pero tú prometeme que cuando suceda una cosa como esta de nuevo, vas a estar ahí para mí, justo como ahora.

El aludido rió débilmente y agarró de las mejillas al moreno para estamparle un besito en la frente que sonrojó a ambos.

Te lo prometo, Yuu-chan.

//♥//♥//♥//♥//

Me encanta ver la preocupación de Mika, como que me da mil años de vida xD

Espero les haya gustado mucho :3

Bye!

Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora