→ Desayuno

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La cena acabó de forma pacífica, como era usual

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La cena acabó de forma pacífica, como era usual. Mas antes de que cada hermano se fuera a su cuarto, Chess llamó la atención de todos al hacer una pregunta:

¿Dónde va a dormir Yuuichirou? No tenemos preparada ninguna habitación.

Marie iba a decir que ella arreglaría un cuarto, pero antes de poder hacerlo, el rubio la interrumpió. 

Yuu-chan dormirá conmigo en mi habitación.

La sonrisa emocionada que puso en su rostro había sido suficiente para que todos se quedaran pasmados. Para él, sería como una de esas pijamadas que había visto en películas y programas de televisión. Como nunca había tenido amigos de su edad, estaba muy emocionado por hacer esas cosas que, había visto, los niños hacían en las películas, con Yuu.

—Mañana iremos a comprarle ropa a Yuu-chan, nana —avisó, más como una orden que cualquier otra cosa, pero de igual manera ella asintió—. Yuu-chan y yo nos retiramos. Hasta mañana a todos.

Los presentes también se despidieron, y el ojiesmeralda, cohibido, hizo una leve reverencia antes de ser arrastrado, una vez más, por su nuevo dueño hacia la habitación. Mikaels sonreía tan ampliamente mientras lo guiaba y solo le soltó cuando hubieron llegado y debía preparar la cama. 

—N-No voy a dormir contigo —susurró avergonzado, llevando sus manos a su espalda y evitando verlo.

—¿Eh? ¿por qué? —preguntó acercándose a él y dejando la cobija en donde estaba—. ¿Te molesta hacerlo?

—No, yo... —suspiró—. No estoy acostumbrado a todo esto... Tu cama es demasiado grande y yo no...

—Por eso mismo dormirás conmigo, tú lo dijiste: la cama es enorme —rió estirando su mano para acariciar una de sus orejas, haciéndole sentir avergonzado—. Ahora, ven, ayúdame con las almohadas.

Yuu obedeció aún un poco sonrojado, y agarró las almohadas, escuchando de su nuevo dueño dónde debía ponerlas. Es que no mentía al decir que era una cama gigante, al menos para él lo era: tenía como diez almohadas, parecía ser una matrimonial y estaba tendida a la perfección con una cobija de color azul claro, así como los ojitos del rubio.

Nunca antes había dormido en una cama tan grande, ni siquiera cuando le habían adoptado antes... Suspiró. No quería seguir comparando esa horrible experiencia con esta nueva, pero cada que el rubio de lindos ojos hacía algo, él no podía evitar recordar algo del pasado.

—Ven, debemos lavarnos los dientes —dijo y lo jaló del antebrazo una vez más.

Él solo lo siguió, y entonces Mikaela cepilló sus dientes bajo su atenta mirada, ya que al no tener cepillo dental solo podía mirar.

—Mañana compraremos todo lo que vas a necesitar, así que por hoy, puedes usar mi cepillo, o simplemente solo enjuagarte la boca para dormir.

Yuu optó por la segunda opción, así que llenó su boca con agua y un poco pasta dental para hacer gárgaras y limpiar su boca después de cenar. Y por primera vez desde hacía mucho tiempo, se vio al espejo. Antes había mirado su reflejo en algún vidrio, pero esta vez pudo verse claramente.

Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora