→ Veintidós

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Después del baño, y cuando la piscina estuvo totalmente llena, Mika y Yuu bajaron con sus trajes de baño hasta el jardín; el moreno estuvo a punto de lanzarse sin más, pero su dueño lo detuvo, pues seguramente se ahogaría si no lo hacía con cuidado.

Entonces, pacientemente, el rubio se dispuso a explicarle cómo nadar a su híbrido, ayudándole a flotar y a entrar en la alberca tranquilamente antes de que se tirara por la emoción que sentía; el azabache estaba muy feliz, realmente le encantaba el agua, así que era como un pequeño paraíso dentro de otro más grande, que era estar con el de tez pálida.

La mañana se pasó volando al estarse diviertiendo tanto, y como era un aficionado al agua, el ojiesmeralda aprendió a nadar rápidamente, solo fue cuestión de algunas horas y ya el más alto lo veía nadar de un lado a otro en la piscina como si no lo necesitara; sin embargo, cuando menos pensaba, se le tiraba encima y lo envolvía en un abrazo hasta hundirlo con él.

Cuando fue la hora del almuerzo, Marie envió a Yuzuru a preparar la mesa que había en el jardín junto a la piscina para que sus dos niños comieran ahí, por lo que ella le hizo caso y acomodó todo; cuando estuvo listo, la nana los llamó a comer y se sentó con ellos para supervisar que todo estuviera en orden.

Mientras comían, Horn llegó hasta ellos y se sentó junto a la mayor, traía varias hojas de papel en una mano y en la otra traía un batido de moras.

—Nana, encontré buenas escuelas —avisó sorbiendo su batido—. Revisé opiniones y todas son buenas, algunas algo estrictas, pero su nivel académico es muy alto.

—¿Cuántas de ellas permiten híbridos? —inquirió la mujer mayor en voz baja.

—Diez, y no te preocupes, las diez son muy buenas —informó la rubia—. Aunque, de esas diez, siete tienen la política de que permiten a los híbridos, pero se deben quedar como en una guardería que hay en la misma institución o algo así.

Marie la miró un poco indecisa, y Horn se apresuró en hablar.

—Las otras tres permiten la libre circulación de los híbridos siempre y cuando no afecten a otros estudiantes, estén bien cuidados y sean educados —dijo la ojirubí—. Yuu podría estar todo el día, literalmente, con Mikaela.

—¿Cuándo podemos ir a ver esas escuelas? —preguntó Mika, sorprendiendo a ambas mujeres, pues estas pensaban que no las estaba oyendo.

—Podemos ir hoy mismo, o mañana, como quieras, simplemente que no pase de esta semana —le explicó su hermana mayor con una leve sonrisa.

El rubio miró a su híbrido comer sin prestarle atención a lo que decían ellas, así que suspiró pensando que quizá a él no le gustaría mucho irse de la piscina ese día.

—Iremos mañana en la mañana —sentenció el ojizafiro—. Nee-san, por favor ven con nosotros.

—Como pida, Mikaela-sama —se rió la rubia.

Marie se rió con ella, y el aludido también las siguió, al menos hasta que una fingida tos los interrumpió, haciendo que los cuatro miraran a Chess de pie junto a ellos; Yuu bajó las orejas de inmediato y Mika le tomó la mano suavemente por debajo de la mesa.

—Q-Quiero acompañarlos también —espetó la pelipúrpura viéndose nerviosa.

—¿Para qué? —reclamó el menor de los Geagles—. Tú solo quieres reírte de Yuu-chan, y no lo voy a permitir, nee-san.

—E-En realidad... —trató de decir mirando a su hermana mayor, la cual arqueó una ceja—. Quiero disculparme por lo que dije antes, Yuu no es una herramienta.

Todos los presentes se quedaron callados, y el ojizafiro miró a su híbrido esperando una reacción por su parte, pero no la hubo, así que lo interpretó como que estaba muy avergonzado o atemorizado para decir algo.

—Nee-san, puedes ir con nosotros, y creo que Yuu-chan acepta tu disculpa, pero nunca más vuelvas a decir que es una herramienta —le pidió Mika observándola determinado, con una expresión seria y sin rastro alguno de estar jugando—. No quiero que vuelva a llorar por culpa de algo que tú digas.

Las mujeres miraron sorprendidas la seguridad con la que hablaba aquel chiquillo de diez años, casi era como para reírse de lo tierno que se veía, pero ninguna lo hizo; en cambio, la ojirubí menor asintió con un poco de desdén y luego se sentó en la mesa con ellos, fue un poco incómodo al inicio, pero luego todo se normalizó.

Y el azabache volvió a comer notándose algo más animado.

[...]

Para sorpresa de las criadas y el chofer de la familia Gegles, la tarde se pasó en la piscina, viendo a los jóvenes hermanos junto a sus híbridos nadar entre risas; los tres empleados se sentían felices por ellos, pues hacía mucho tiempo que los cuatro no pasaban tiempo de calidad juntos.

Además, era una muestra de aceptación hacia el más joven de los híbridos, el cual no podía evitar sonreír pese a su nerviosismo por estar en medio de tanta gente mayor que inspiraba respeto; y Marie, ella no podía sentirse más emocionada de ver a sus niños tan felices.

Lo único que la afligía es que quizá a los padres de sus adorados nenes no les gustaría mucho la idea de que su hijo menor tuviera que salir y enfrentarse al mundo a tan temprana edad; solo rezaba porque lo comprendieran y no hicieran mucho drama.

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Chess puede ser buena :3

Espero les haya gustado

Bye!

Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora